Cuando se descubrió el secreto, Ellen Ternan tenía 26 años. Era la amante de Dickens y los estudiosos están seguros de que fue ella quien le inspiró "Grandes esperanzas", su más sofisticada novela
El buen Charles no lo sabía, pero en apenas cinco años estaría muerto. Mientras tanto vivía una grande y secreta historia de amor que un evento desafortunado sacó a la luz: el tren en que viajaba con la joven Ellen Ternan y la madre de esta se descarriló. El accidente tuvo un saldo de diez muertos y más de 50 heridos, seis vagones cayeron al río y uno más quedó colgando de un puente. Dickens hizo las veces de héroe, ayudando a los moribundos y heridos, consignaron los diarios de la época.
Dickens escribió un relato inspirado en la catástrofe y habló con cada periodista que se acercó al lugar y con las autoridades policiales para que ocultasen la identidad de sus acompañantes, pero el secreto desató habladurías.
EGOCENTRICO
Por entonces, Dickens era ya un exitoso y conocido escritor, pasaba los cincuenta años, tenía diez hijos y casi tres décadas de casado con Catherine Thompson Hogarth. Ella era hija del editor George Hogarth, quien lo impulsó a escribir crónicas de sociedad, y le publicó una serie en esa línea bajo el seudónimo de Boz, ayudándolo a abrirse un espacio como escritor. Nada de esto frenó al narrador al involucrarse con la tal Ellen desde que es ta tuvo 18 años (Nelly la llamaba él). Ella era una aspirante a actriz, y para muchos calculadora
Dickens, veámoslo así, fue el primer escritor global, una suerte de estrella pop viviendo en plena época victoriana. La llegada de sus novelas a Estados Unidos, por ejemplo, ocasionaba aglomeraciones tumultuosas en los puertos y hasta accidentes.
DOLOR DE MUJER
Para Catherine, la esposa y madre de los diez hijos del escritor, el accidente del tren le confirmó uno de sus grandes temores: su marido le era desleal, infiel, tal como ella lo presentía desde hacía mucho. La historia parecía arrancada de las páginas de una novela de mal gusto. Su relación se había deteriorado prontamente, pues Catherine se la pasaba embarazada y luego con depresiones posparto
Conforme Dickens consolidaba su fama, se hacía cada vez más insoportable y rudo, insultándola constantemente en presencia de sus hijos, invitados o empleados. Algunos de sus biógrafos lo consideran un moralista, mentiroso, infiel, mujeriego, que sin modestia se refería a sí mismo como 'El Inimitable'.
LA BUENA ESPOSA
Con un cinismo que muchos de sus detractores y críticos aún hoy siglos después siguen cuestionando, una semana después del accidente del tren, Dickens y su amante protagonizaron una obra teatral que trataba, ni más ni menos, de un viejo que se enamoraba perdidamente de su joven alumna. Catherine, su esposa fiel, la que había estado a su lado en las malas y en las buenas, no soportó tanta deslealtad. Kitty, una de sus hijas, escribió sobre la relación del escritor y la actriz: "Este 'affaire' nos trajo a todos todo lo que era peor y más débil en él. No le interesaba qué le pasara a ninguno de nosotros. Nada podía sobrepasar la miseria e infelicidad de nuestro hogar". Catherine incluso fue obligada por Dickens a visitar a la amante. Una serie de eventos desafortunados habían mellado ya su alegría y autoestima
Un día recibió un hermoso brazalete de oro enviado por su esposo, iba acompañado por una romántica nota dirigida a...¡Nelly: la otra! El joyero se equivocó. El matrimonio terminó hecho trizas y un muy desubicado Dickens, lejos de aceptar sus errores, siguió tratando de ocultar su romance: era un escándalo inconveniente para su fama y era imposible pensar en divorciarse.
El escritor descubierto prohibió a sus hijos tener contacto alguno con su madre. Catherine, herida, solitaria y traicionada buscó refugio en el alcohol. En 1879, en su lecho de muerte, le dio a uno de sus hijos las cartas que le había escrito Dickens durante su noviazgo para llevarlas al Museo Británico y "que todo el mundo sepa que una vez me quiso".
El Dominical, 25 de marzo 2012
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