César Vilca Vega fue asesinado por las huestes criminales de Sendero Luminoso en la selva del Cusco. Fue durante la operación de liberación de los 36 rehenes que estaban en manos de los terroristas. Este suboficial de la policía estuvo desaparecido durante más de dos semanas. Nada se sabría de él de no ser por don Dionisio, su padre, un hombre ejemplar y valiente quien llegó hasta el poblado de Kiteni y, sin mayor apoyo ni ayuda de las fuerzas del orden, recorrió el enmarañado paraje guiado por dos indígenas machiguengas hasta dar con el cuerpo de su hijo.
César fue uno de esos valerosos jóvenes peruanos dispuestos a entregar la vida por la defensa de la paz interna, el Estado de derecho y la seguridad de sus compatriotas, es decir la nuestra. Hoy es un mártir más de la lucha sin cuartel que libran las fuerzas del orden contra el terrorismo. El drama vivido por don Dionisio ha sido capitalizado por los enemigos del régimen del presidente Ollanta Humala, y la Izquierda Holgazana y Mendaz, IHM, con el oportunismo que la caracteriza, pretende apoderarse de la figura del héroe para continuar desprestigiando a las fuerzas del orden.
¿Dejarán los jardineros fieles del terrorismo que el presidente Ollanta Humala libre al Perú de esa cizaña? Por lo pronto los autoproclamados "garantes de la democracia" ya andan lanzándole clavos, y supuestos aliados de su gobierno aparecen, una y otra vez, apoyando las revueltas de ecologistas sandía -verdes por fuera, rojos por dentro- que pretenden ahuyentar la inversión extranjera. Su propia gente atiza el fuego de los conflictos sociales. Ahora, usando la tragedia de la familia Vilca, integrantes y ex miembros del ollantismo apuntan a desestabilizar al gobierno y traerse abajo a un Gabinete.
Hace dos décadas el Estado Peruano derrotó al terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA. Desde entonces esa Izquierda Holgazana y Mendaz, IHM, ha torcido la historia del Perú y devaluado los derechos humanos. Por demasiado tiempo se ha permitido a los miembros de esa IHM calificar de genocidas a los valientes uniformados que arriesgaron y entregaron sus vidas por salvar al país -como lo hizo ahora César Vilca Vega- y victimizar a los carniceros terroristas. Que no vengan, pues, ahora a llorar sobre el féretro del joven héroe. César es víctima tanto del terrorismo cuanto de la agenda marxista supranacional de esos conocidos personajes que enarbolan el pensamiento único, de esa seudocasta político-intelectual que usa la fachada de ONG y los espacios académicos para debilitar la moral de las Fuerzas Armadas, al punto de que hoy muchos de sus integrantes no se atreven a disparar contra el enemigo para evitar ser vilipendiados, encarcelados o procesados en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No permitamos que se use el drama del héroe César Vilca Vega. ¡Basta ya!
El Comercio, 05 de mayo de 2012 (Pag. A33)
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