La historia de la Lima de principios del siglo veintiuno (es decir ahora)
está marcada por la particular "interpretación" de la realidad de la alcaldesa
Susana Villarán de la Puente y sus asalariados seguidores.
Si cualquier parroquiano hiciera la milésima parte de lo que esa señora,
sería vituperado y señalado por los refundadores de "Lima para todos". ¿Para
todos ellos será?
La alcaldesa y cinco regidores de su "partido" han incurrido en algo más que
un grave conflicto de intereses, obviamente negado por ellos.
Entre el 2011 y el 2012 estos representantes de la rojería comodona,
accedieron a préstamos - de S/.15 mil a S/.25 mil- de la Caja Metropolitana. La
concha de abanico bien podría ser su sello.
La transparente alcaldesa violó el artículo 63 de la Ley Orgánica de
Municipalidades que prohíbe a los "servidores, empleados y funcionarios
municipales" contratar obras o servicios públicos municipales. Igual ella y los
suyos se favorecieron con dinero de la municipalidad.
La entrañable abogada Susel Paredes Piqué, escudera de Villarán y a la sazón
gerenta de Fiscalización y Control del municipio capitalino, afirma: "Toda norma
tiene una interpretación. [...] El conflicto de intereses es debatible".
Y pensar que tantos militares montesinistas terminaron presos por aprovechar
sus posiciones y acceder a préstamos de la Caja de Pensiones Militar Policial.
Pobres angelitos, les faltó la reinterpretación concho-caviar del conflicto de
intereses, aunque igual estaban fregados por una cuestión de género.
La novedosa interpretación "posmoderna" manda al cadalso a los varones, pero
no a las mujeres. No importa que Villarán haya aprovechado su posición para
hacerse del irregular préstamo, porque "las mujeres son mejores pagadoras que
los hombres", dice la fiscalizadora Paredes Piqué.
Este episodio es una concha de abanico más en la gestión de la señora
Villarán. Ni bien asumió el cargo saltaron a la luz omisiones en su declaración
jurada. "Me olvidé de que las tenía", dijo, cuando se encontró que no había
declarado que era propietaria de locales comerciales en El Suche (que fue antes
su casa paterna) y que era copropietaria de una casa en la playa Arica. No se
ahondó más en el tema así que nunca se supo si también "olvidaba" anualmente
pagar sus impuestos por aquellas propiedades.
Algo no se le puede negar a la alcaldesa: se ha ganado a punche sus
apelativos de 'Lady Vaga' y 'Caperucita Floja'. Inolvidables fueron sus palabras
diciendo que necesitaba vacaciones tras salvarse por un pelo de la revocación.
Prometió que no contrataría a ninguno de los 20 regidores revocados, pero ya
varios de ellos están en planilla. Aseguró que no iría a la reelección y ahora
sí se lanzará (al vacío, porque más del 80% de los limeños no votará por ella).
Dice no estar en campaña electoral sino más bien difundiendo sus obras, como el
Sisol es decir el nuevo nombre que le puso a los Hospitales de la Solidaridad,
creados por Castañeda, su antecesor.
¿Villarán es olvidadiza, vive en constante negación, come demasiado arroz con
concha o cree que los vecinos de la capital somos idiotas?
Grave denuncia
Cuestionados créditos a autoridades edilicias
- La alcaldesa Susana Villarán, el teniente alcalde Hernán Núñez, la concejal
Mónica Erazo y los revocados Inés Rodríguez, Marco Zevallos -actual gerente del
Ambiente- y Prefecto Ramírez, hoy asesor de Pro Transporte, recurrieron a
préstamos irregulares de la Caja Municipal.
Origen etimológico
Un adjetivo para referirse al descaro
- Conchudo, según ilustra la doctora Martha Hildebrandt, es un adjetivo
originado en la palabra concha, que también da origen al sustantivo abstracto
'conchudez'. Su uso se basa en el espesor de la concha y sirve para referirse a
"descarado, caradura".
El Comercio, 05 de marzo de 2014
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