Alexander Payne ha sido nominado al Óscar y otros premios con cinco de la seis
películas que conforman su filmografía. "Nebraska", su última obra, podría
valerle la estatuilla como mejor director.
Además de talentoso guionista y director, Alexander Payne (Nebraska, 1961) es
un apasionado del cine, un cinéfilo impenitente con una vasta cultura sobre este
arte. Está convencido de que el hombre requiere del arte como un espejo y que el
cine es el espejo más fiel que se ha inventado para darnos todas las respuestas.
Veremos cómo le va a Payne esta noche con "Nebraska", su último trabajo,
nominado a seis Óscar (uno de ellos a mejor director), una atípica comedia, en
la que desmenuza vidas y paisajes en busca del pasado. "Nebraska" es una obra
personalísima, elegante y delicada en la que conviven la comedia y el drama (un
sello característico de Payne).
Viaje iniciático
"Nebraska", filmada en blanco y negro, narra la relación de un padre con su
hijo. Se inscribe en el género de la 'road movie' o "película de carretera", en
la que el argumento se desarrolla a lo largo de un viaje. Las raíces del género
se encuentran en la tradición literaria del viaje iniciático cuyo origen nos
remontan a la
Odisea, de Homero.
La 'road movie' no es ajena a Payne. En el año 2002 presentó "El señor
Schmidt", con Jack Nicholson, un simbólico viaje hacia la hija, nominada a dos
Óscar y ganadora de dos Globos de Oro. La multipremiada "Entre Copas" (2004),
nominada a cinco Óscar y ganadora de uno, un Globo de Oro y un Bafta, es la
historia de unos amigos cuarentones que encuentran sus respuestas, también, en
un viaje, en este caso a los viñedos californianos.
En "Nebraska" la relación de un padre con su hijo se narra en un largo viaje
por carretera, con la excusa de cobrar un inexistente premio de un millón de
dólares. Juntos recorren los más de mil kilómetros que separan Montana de
Nebraska.
Nominada a seis Óscar, entre ellos también el de mejor película, la obra se
centra en las relaciones humanas y el paso del tiempo.
Alexander Payne no busca grandes éxitos de taquilla, sin embargo, los logra.
Solo quiere seguir haciendo cine, a paso lento (en catorce años solo ha filmado
6 películas, nada para los estándares hollywoodenses).
La familia
Payne usa como eje las relaciones humanas y familiares. Así lo hizo también
en "Los descendientes", con George Clooney y Hawái como escenario.
La película arranca con Clooney diciendo "Mis amigos piensan que como vivo en
Hawái, estoy en un paraíso. Piensan que todo el día bebemos mai-tais, agitamos
las caderas y surfeamos. ¿Están locos? ¿Piensan que somos inmunes a la vida?
¿Cómo creen que nuestras familias están menos jodidas o que nuestras penas son
menos dolorosas?".
"Los descendientes" tuvo nominaciones a varios premios y se hizo de dos Óscar
y dos Globos de Oro, entre otros.
El sueño
Payne era un joven estudiante de historia y literatura en Stanford, cuando
las imágenes de "Los Siete Samurai", del magistral japonés Akira Kurosawa, lo
dejaron absorto y convencido de que lo suyo era el cine. Sabía que perseguir su
sueño no sería fácil. Primero debía terminar su carrera y después enfrentarse a
la realidad de ser hijo de inmigrantes griegos (su verdadero apellido es
Papadopoulos, el cual fue cambiado por su padre al llegar a América), que no
necesariamente veían el cine como la mejor opción de carrera.
Terminó la universidad, con cursos de literatura en español en la Universidad
de Salamanca, España, y sin chistar se inscribió en la escuela de cine de la
UCLA (Universidad de California en Los Ángeles). El resto ya es historia.
Camino al éxito
En 1999 su nombre empezó a sonar cuando "Election", su segundo trabajo, fue
nominado a un Óscar en la categoría de mejor adaptación de un guión. Era una
comedia protagonizada por Mathew Broderick y una aún poco conocida Reese
Whiterspoon.
El novel director Alexander Payne sacó a la luz su talento y peculiar modo de
satirizar a la sociedad norteamericana, convirtiendo a la comedia en un viaje a
la conciencia, con la misma "textura sutil" de la vida real.
Desde entonces esa es la única búsqueda de quien puede ser considerado el más
brillante director de su generación. Un verdadero rey Midas, pues guión que toca
para filmar lo convierte en película nominada al oro de algún premio. Esta
podría ser su noche, es su tercera nominación a mejor director y como dicen, a
la tercera va la vencida.
"Nebraska" es una obra personalísima, elegante y delicada en la que conviven
la comedia y el drama .
El Dominical, 02 de marzo 2014
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