CONTRA EL ABORTO
Si el genial italiano Pier Paolo Pasolini (1922-1975) no hubiera sido
brutalmente asesinado la noche del 2 de noviembre de 1975, hoy respaldaría la
Marcha por la Vida. Con todo lo provocador, promiscuo, ateo, comunista,
anticlerical y homosexual que fue, el poeta, escritor y cineasta consideró que
la defensa de la vida y su sacralidad estaban por encima de cualquier otro
principio democrático.
"Escandalizar es un derecho, como ser escandalizados es un placer", dijo en
su última entrevista. Hoy escandalizaría a la progresía del pensamiento único
por oponerse a la legalización del aborto, como lo hizo en varios de sus
"Escritos corsarios", la columna de opinión que publicó en "Corriere della
Sera", de 1973 a 1975.
"Estoy en contra del aborto" (19 de enero, 1975) tituló una de sus notas:
"Estoy traumatizado por la legalización del aborto -escribió- porque la
considero una legalización del homicidio. En los sueños, y en el comportamiento
cotidiano [...] vivo mi vida prenatal, mi feliz inmersión en las aguas maternas:
sé que allí yo ya existía. Me limito a decir esto porque [...] la vida es
sagrada, es obvio: es un principio más fuerte todavía que cualquier principio de
la democracia".
En otros artículos Pasolini sostuvo: "Me repugna ver destruido el orden
principal de la vida". Dijo que "los extremistas a ultranza del aborto [...]
hablan como refiriéndose a una tragedia femenina, en la que la mujer
[embarazada] está sola con su terrible problema, como si en ese momento el mundo
la hubiera abandonado". Y se preguntaba: "¿Se puede tranquilamente pasar por
encima de un caso de conciencia personal con relación a la decisión de hacer
venir o no al mundo a alguien que quiere decididamente venir?".
La Marcha por la Vida convoca a pensar en los millones de niños y niñas por
nacer, y en el respeto a la vida en todas sus etapas; respeto que no pasa por la
fe.
Pier Paolo Pasolini no ha sido el único ateo en repudiar el aborto. En enero
de este año, Isabel Gómez de la "izquierda independentista antisistema catalana"
calificó al aborto como "violencia patriarcal ejercida por mujeres" y "el gran
fracaso del feminismo y de nuestra sociedad". Afirmó que "en la lucha por los
derechos de los que no tienen derechos ni voz hay que tomar partido por el más
débil, y en un embarazo este es el feto". Aclaró que su discurso nace del
"feminismo y el ateísmo militantes, y la lucha por los derechos de los niños".
Quienes pretenden descalificar a católicos y cristianos por su desacuerdo con
la promoción del aborto carecen de reflexión ideológica y ocultan que hasta los
grandes rabinos de Israel, Yona Metzger y Shlomo Amar, sostienen que la muerte
inducida de niños no nacidos es un asesinato.
Los críticos de la Marcha por la Vida esgrimen ahora el efectista argumento
de "aborto para las embarazadas por violación", olvidándose repentinamente de la
píldora del día siguiente que tanto promovieron.
Escandalicemos como Pasolini al decir: "Estoy contra el aborto".
El Comercio, 22 de marzo de 2014
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