Los modos en que Internet viene moldeando nuestro estilo de vida son innumerables. Ha cambiado nuestra forma de contactarnos con los amigos –adiós cartas, bienvenido el chat–, de hacer negocios, de comprar y vender, de exponer el talento, de olvidarnos de las fronteras y algunas veces de olvidarnos de una cosa que se llama vida y consiste, justamente, en tener experiencias reales y no virtuales. Pero dejando de lado los aspectos negativos, Internet, como ninguna otra herramienta de comunicación, ha logrado encoger el planeta de manera inusitada. Un simple clic y nuestro mensaje llegará en cuestión de segundos (si no menos) a cualquier lugar interconectado, sea Iquitos o las islas Malvinas. A un clic también está una gran cantidad de datos: el acceso a archivos históricos, a museos que quizá nunca visitaremos, a la cartelera cultural de cualquier país, los síntomas de toda enfermedad, la posibilidad de ver fotografías y videos de lugares remotos en los que jamás pondremos pie. Internet es, sin duda, “la” revolución.
MMMQ
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El Dominical, 15 de mayo de 2011
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