sábado, noviembre 02, 2013

Del nombre del río Rímac y otras (des) gracias

En "La raíz india de Lima" el historiador y diplomático Raúl Porras Barrenechea (Perú, 1897-1960) menciona al río que impone su nombre a la capital, el Rímac.En nota publicada hace varias décadas en nuestro Diario, Porras cita al padre Bernabé Cobo cuando dice: "Rímac es participio y significa el que habla, nombre que conviene al río por el ruido que hace con su raudal". Porras Barrenechea nos cuenta entonces que "rimani significa en quechua hablar, pero no sencillamente hablar, sino hablar de cierta manera. El habla natural o lenguaje se dice simi, y runa simi es el lenguaje del hombre. Pero rimani y sus derivados tienen un significado especial, como rimapayani, que significa 'hablar mucho, con presteza', o rimacarini, 'hablar disparates', o rimacuni, 'murmurar' y rima-chipuni, cierta forma de celestinaje. Con lo que el nombre de Rímac encarnaría el destino parlero y murmurador de Lima, la tendencia a la hablilla y a la cháchara y también al ático placer de la conversación".
No hay que ser un iluminado para entender que era una sutil crítica a uno de los principales deportes capitalinos, la chismografía, porque el otro es el culto exagerado a la buena mesa, como bien lo hizo notar el pensador, poeta y periodista Manuel González Prada (1844-1918) en"Los ventrales".
González Prada fue en una etapa de su vida periodista de El Comercio para terminar convertido en padre del anarquismo. Ya en su época dijo:"Lo que en Lima hacen ahora es comer", para añadir que "los almuerzos suceden a los almuerzos, los lunches a los lunches, las comidas a las comidas, las cenas a las cenas. Se engulle sólidos y se bebe líquidos a punto que bajo el lema de Vida Social o Notas Sociales, los diarios serios han abierto una sección especialmente consagrada a contarnos dónde funcionan con mayor actividad las cucharas, los tenedores y las copas [...]los anfitriones mismos se cuidan de llevar el dato al periódico [...] convencidos de ejercer una de las más altas funciones sociales al comerse un pavo y destapar una botella de champagne".
Ácido, amargado, quizá por las desgracias que le deparó la vida, pero lúcido como pocos sentenció: "Comer se ha vuelto sinónimo de gobernar: a los presidentes se les exige, más que buena sustancia gris en el cerebro, jugos poderosos en el aparato digestivo". Así las cosas vemos que en la Lima del siglo XXI se le rinde culto al chef y se olvida al investigador, al científico, se desprecia al pensador y se aclama al "opinólogo", que de paso sea "gourmet", experto en vinos y cuya lengua o pluma viperina sirva para destruir en vez de instruir, para alabar solo al cófrade de odios. ¿O no?
Y pese a todo, el propio Alexander von Humboldt, bastante crítico de nuestra ciudad, comentó en carta del 18 de enero de 1803 a su amigo Ignacio Checa, gobernador de Jaén: "Si bien Lima es el último lugar en América, donde nadie quisiera vivir, sin embargo no podría dejar yo de pasar aquí una temporada agradable".
Aunque abunden los chismosos y tragaldabas, Lima es, ciertamente, un lugar agradable quizá porque, como dice el experto en márketing Rolando Arellano: "Es una ciudad que por fin integra al Perú".
Lima la única
Principales íconos de nuestra ciudad
- El 66% de los limeños no se mudaría a otra ciudad, así tuviera la oportunidad, según una pasada encuesta elaborada por este Diario. El 82% de los limeños, de todos los estratos sociales, considera el cebiche su plato preferido, y el 45%, el Circuito Mágico del Agua como el lugar que más le atrae.
Temas urgentes
Grandes problemas sin solución a la vista
- La inseguridad (73%), la congestión vehicular (53%), la venta de drogas (48%) y el desordenado sistema de transporte público (26%) son los principales problemas según los limeños. 

El Comercio, 12 de junio de 2012

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