San Martín se rasga las vestiduras por las pintas a un monumento (acto deplorable desde todo punto de vista) pero... ¿qué dice de lo desencadenado por Gregorio Santos, presidente regional de Cajamarca, y su intransigencia antiminera? Que se recuerde, ambos se reunieron a comienzos de año en un acto oficial del Poder Judicial y San Martín le pidió que invirtiera más en carreteras. No se le ha escuchado expresarse sobre las protestas antimineras, sobre la infiltración ideológica en ellas y menos sobre la cuestionable participación, en la protesta del jueves, de conspicuas autoridades, representantes de la Izquierda Holgazana y Mendaz, IHM.
Los muchachos, sin duda, deberán recibir su buena reprimenda, por atentar contra el ornato y más aun por ser tan cándidos como para dejarse arrastrar por las agendas de quienes, como sea, quieren recobrar vigencia política. Lo que hace San Martín, ahora, es solo tratar de tapar el sol con el dedo izquierdo. Lo censurable, lo vergonzoso e indignante es el papel jugado por la zurda criolla. Esa zurda parásita que sobrevive atornillada en el Congreso, en los gremios y en las oenegés. Son expertos en nada, opinantes de todo y enemigos de la unión y armonía entre peruanos. Nada dice San Martín de la presencia en la plaza -con discursos incendiarios- de los parlamentarios Rosa Mavila, Javier Diez Canseco, Jorge Rimarachín y la regidora de Lima Marisa Glave. Ellos son los verdaderos vándalos que desorientan a jóvenes buenos, como Adrián, que solo intentan que empresa y progreso no sean sinónimos de destrucción sino de desarrollo sostenible y paz.
El Comercio, 14 de julio de 2012
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