MEDIO AMBIENTE Y CULTURA
La minería formal y ordenada resulta más segura para el ambiente natural. Bien enfocada, al finalizar las operaciones de la mina, el hábitat alterado puede inclusive recuperar su estado original. La empresa española Endesa exhibe un extraordinario ejemplo en As Pontes, Galicia. Allí, una mina de carbón en proceso de cierre ha mejorado el hábitat donde operó por décadas (como informamos hace algunos meses en esta misma página).
En As Pontes, hoy se ven especies que se creían extinguidas desde antes del inicio de las operaciones. El lugar es, hoy, un importante refugio de vida silvestre. Todo bien en términos ecológicos, sin duda. Y esto puede lograrse también en el Perú. Aquí, sin embargo, como en otros lugares de nuestra América, hay un tema sensible que va más allá de la conservación ambiental: la arqueología.
El investigador chileno Patricio Bustamante considera la minería la principal amenaza para el arte rupestre, pese a las normas de protección de sitios arqueológicos. En nuestro país, donde se albergan importantes restos, este es un tema que debe considerarse. Como los ecosistemas, los restos arqueológicos deben ser respetados por la minería moderna.
El arqueólogo chileno Patricio Bustamante denuncia, desde el 2004, la destrucción del yacimiento arqueológico de El Mauro, un antiguo complejo de 148 sitios arqueológicos de origen inca, molle y diaguita, que una minera convirtió en una cancha de relave. No se logró realizar un estudio completo de este yacimiento de 3.000 años de antigüedad, borrándose parte de la historia precolombina chilena. Bustamante dice que "claro que puedes llevar un petroglifo a un museo, pero perderá su significado que se relaciona con el entorno, el paisaje y el cielo que no puedes llevar al museo".
¿Cómo está afectando realmente la minería a los restos arqueológicos en nuestro país? ¿Tienen las empresas estándares culturales para evitar la pérdida de nuestro legado histórico y de las culturas vivas? Natura y cultura van de la mano, algo que la actividad minera tiene también que comprender.
El Comercio, 02 de octubre de 2012
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