Hasta hace algunos años era común ver a las gitanas pasear por las calles de
Lima, ataviadas con largas y vaporosas faldas, pañuelos y collares coloridos. Se
acercaban a los transeúntes y les ofrecían revelarles su futuro a cambio de unas
cuantas monedas, ya fuera echándoles las cartas o leyendo las líneas de las
manos. Muchos preferían cruzar a la acera contraria cuando las veían: estas
exóticas mujeres eran víctimas de toda clase de prejuicios.
Se decía que eran carteristas, embaucadoras y secuestradoras de niños. De
hecho "te van a llevar las gitanas" era el segundo recurso más usados -después
del "cuco"- para asustar a niñas y niños cuando no obedecían. Y lo invocaban
tanto los padres y abuelos, las nanas, lo que evidencia que los prejuicios eran
intergeneracionales y estaban enraizados en las diversas clases sociales.
Tras quince años de investigación y acercamiento a esta etnia, el historiador
Carlos Pardo-Figueroa Thays ha publicado "Gitanos de Lima", un libro que nos
permite conocer la historia, tradiciones, vida y costumbres de estos enigmáticos
personajes, vistos aún con recelo, aquí y en otros países. Recordemos que la
semana pasada el presidente de Francia, François Hollande, dio pase al retorno
de una niña gitana, a condición de que lo hiciera sin sus padres. Esto despertó
fuertes críticas de diversos sectores y se recordó la persecución y exterminio
que sufrieron a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (al menos
medio millón fueron ejecutados). Pardo-Figueroa recuerda que la historia gitana
está marcada por la explotación, esclavización y marginación.
Es una cultura de la que poco sabemos, pese a que se asentó en el Perú desde
el S. XVI. Ya desde entonces se dieron normas para evitar que siguieran llegando
al virreinato. El proyecto de conquista de la corona española dependía,
fundamentalmente, de su alianza con la Iglesia y la difusión de una sola y
unificadora fe, el catolicismo, en el territorio americano. Los gitanos, por sus
propias creencias y oficios de adivinadores y curanderos eran vistos como
obstáculo para la tarea evangelizadora.
El historiador Pardo-Figueroa ha dicho que el tema de la inmigración gitana
al Perú ha sido escasamente tratado. "Hay muchas publicaciones sobre chinos,
japoneses, italianos, alemanes...pero ha habido poco interés en los gitanos". Su
interés por publicar se despertó al toparse con un recorte periodístico de 1952
sobre un proyecto para expulsar gitanos del país y por vivir en La Victoria,
donde se concentran los pocos que hoy habitan en la capital.
El libro es una mirada que nos permite comprender mejor a este conjunto de
grupos étnicos organizados en torno a la autoridad masculina, que comparten un
idioma y hábitos migratorios, que tienen un gran orgullo racial y gran
conciencia de sus linajes que conservan a través de matrimonios dentro de sus
mismos clanes.
Para Carlos Pardo-Figueroa, se los puede definir "como una nación, un grupo
étnico transnacional y multinacional, porque en su tránsito han recogido
características de los lugares que los acogen".
Orígenes
La lengua que va mutando con el tiempo
- Los estudios lingüísticos determinan que proceden de la India. El romanés o
romaní es el idioma más hablado por ellos y tiene claros vínculos con el actual
hindi. Aquí en el Perú, ya con el castellano aprendido, una gran mayoría se
dedicó al comercio de autos usados.
Presencias
Las distinciones dentro del grupo étnico
- Según el libro de Carlos Pardo-Figueroa, los gitanos se distinguen en tres
subgrupos: los rom -procedentes de Europa Oriental, y al que pertenecen la
mayoría de los ya peruanos-, los ludar -asentados en el norte del país- y los
calé.
El Comercio, 30 de octubre de 2013
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