Era cuestión de tiempo para que los enemigos del crecimiento empresarial y
quienes buscan venganza personal contra este grupo se unieran.
Su campaña no tiene que ver con la coartada de la supuesta "concentración", a
raíz de la reciente asociación con Epensa ni con la defensa del derecho de
información. Dos artículos del ex embajador político humalista en Buenos Aires
Nicolás Lynch, de las canteras del Partido Comunista Revolucionario (PCR), lo
demuestran. Datan del 2009 y del 2013, cuando Epensa no estaba en el tapete.
En "Ley de medios argentina: una victoria democrática", Lynch escribe: "No es
casual que, así como en Argentina se opone el oligopolio del Grupo Clarín, aquí
se oponga, a cualquier legislación de este tipo, el también oligopólico Grupo El
Comercio. Ello se refleja a nivel continental donde la batuta opositora la lleva
la Sociedad Interamericana de Prensa, un sindicato de dueños de medios".
Antes, en el 2009, cuando el Senado argentino aprobó esa ley, Lynch decía en
"La República" que "una ley similar urge en el Perú. Hay necesidad de superar el
secuestro mediático al que nos tienen sometidos", sin explicar en qué consistía
tal "secuestro".
Recordamos que Nicolás Lynch fue cesado como embajador político del humalismo
al conocerse (por los medios, claro) que había recibido al Movadef, brazo
político del sanguinario Sendero Luminoso, en nuestra embajada en Buenos Aires.
Como un espectro del pasado ha aparecido su compañero de travesías
ideológicas Manuel Dammert, quien saltó a la luz en 1980 como diputado por el
Partido Comunista Revolucionario (PCR), para impulsar una ley estilo argentina.
Se suman las voces de quienes gestaron sus fortunas con cargos durante la
corrupta dictadura militar de Velasco, así como las de periodistas interventores
de los medios, esos sí "secuestrados" por la dictadura militar en 1974.
La campaña contra este grupo se gesta desde antes del montaje de la falsa
"concentración", cosa materialmente imposible por la cantidad de medios
existentes, y cuya figura no aparece en nuestras últimas constituciones (1979 y
2003).
En junio de 1906, el anarquista Manuel González Prada escribió un artículo
para esclarecer temas ideológicos y advertía: "Entre socialistas y libertarios
pueden ocurrir marchas convergentes o acciones en común para un objeto
inmediato".
Solo a la luz de esa frase se entiende que periodistas difusores del
liberalismo como doctrina se alíen con viejos periodistas velasquistas y medios
quebrados para abrir la puerta a la intervención del gobierno en la prensa.
La inexistente "concentración" no es el punto. Lo importante es saber si el
presidente Ollanta Humala se arrancó la camisa de fuerza de la hoja de ruta y
ahora nos guía al despeñadero de la gran transformación, o lo que es lo mismo:
la vuelta a los años setenta.
El Comercio, 11 de enero de 2014
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