En el 2005 el periodista Robert Louv acuñó el término 'trastorno por déficit de
naturaleza'.
El 'best seller' "El último niño de los bosques", del periodista
norteamericano Robert Louv, publicada en el 2005 -y ampliada en el 2008-
revolucionó la educación ambiental, generó el gran movimiento del siglo XXI para
la reunión niños-naturaleza y acuñó un término para la psicología: 'trastorno
por déficit de naturaleza'. Ya el asunto es aceptado por buena parte de la
comunidad científica y, de hecho, la mayoría de la humanidad lo padece.
Encerrados
Las ciudades crecen desenfrenadamente, arrasan las áreas verdes, los espacios
para el juego y encuentro con amigos. La inseguridad campea, y todos nos
sentimos más seguros si la familia está junta y protegida entre cuatro paredes.
¿Qué hacen los chicos? Enchufarse a la tele, a la computadora o a la consola de
"juegos". Adiós parques y amigos del barrio. Cuidado con cruzar la calle o
montar bici, porque abundan agresivos choferes y hay que tener buena suerte para
no ser atropellado. Pocas familias tienen una casa con jardín. Así, los niños
viven encerrados, cumpliendo estrictos horarios que los llevan de un sitio
cerrado a otro. ¿Cómo serán de adultos? ¿De dónde saldrán los Darwin, los Von
Humboldt o Cousteau, las Rachel Carson o Jane Goodall, es decir los grandes
investigadores de la historia natural?
Y este alejamiento del verde genera estrés y más.
Enfermedad
Muchos psicólogos afirman que los cuatro principales males infantiles de este
milenio pueden entenderse mejor a la luz del "déficit de naturaleza": altos
índices de obesidad; hiperactividad, problemas de atención y hasta depresión;
falta de vitamina D por escasa exposición al sol; y problemas respiratorios
derivados de la contaminación de espacios cerrados.
Radio de acción
Louv explica que un niño de hoy recorre la novena parte del espacio que
exploraba diariamente un pequeño de los años 70.
La revista "Scientific American" sostiene que "acres de evidencia" demuestran
la urgencia de reconectar a los pequeños con el aire libre. Los niños "verdes"
son más creativos, alegres, dóciles, calmados, dominan mejor sus emociones y
pensamiento crítico, son más ágiles y coordinados. Y la naturaleza los ayuda a
llenar cualquier vacío emocional o espiritual.
Salud mental
Niños y adultos se benefician de la comunión con el verdor. Los estudios
muestran cómo la salud mental mejora con el aire libre, con paseos, ejercicios,
el cultivo de una huerta o el cuidado del jardín. El especialista Paul Farmer
considera que la "ecoterapia" es el mejor remedio contra la depresión y "una
parte importante del futuro de la salud mental".
Necesitamos criar y educar a "niños del bosque" y volver a ser uno de ellos.
¿Qué hacer? Por lo pronto respirar profundo y no dejar de admirarnos con esa
solitaria mariposa que aletea, cruzando una avenida llena de autos y humos.
Contárselo a los más chicos y llevarlos de la mano a vivir la gran aventura de
descubrir la naturaleza, en cualquier parque, y luego más allá.
Déficit de naturaleza
Potente Premisa
Para el conservacionista Mike Weilbacher, el trastorno por déficit de
naturaleza es una poderosa premisa. El término acuñado por Richard Louv, "el
último niño de los bosques", que Weilbacher resume como el relato documentado de
"un momento de desarrollo sin precedentes, los niños del siglo XXI crecen
desconectados del mundo natural; una desconexión con numerosas consecuencias. El
libro, fruto de una investigación urdida a partir de una amplia gama de
disciplinas -educación, psicología, medicina, sociología-, con entrevistas a
profesores y a padres, a niños y a expertos en niños, ha calado rápidamente en
educadores y naturalistas, y ha tocado la fibra sensible de la cultura popular".
Más de cinco millones de estadounidenses, libro en mano, lideraron la coalición
No Child Left Inside (Que Ningún Niño se Quede Dentro) para que su gobierno
promulgara en el 2010 una ley de educación ambiental, con énfasis en el
acercamiento de los niños al entorno natural y el aprendizaje al aire libre.
70% Glaciares tropicales - La gran mayoría de glaciares tropicales del
planeta se ubica en territorio peruano. Son importantes reservas de agua dulce
que están desapareciendo aceleradamente.
Depredación cubana- El diario oficialista cubano "Juventud rebelde" reconoció
que en el 2013 se duplicó la pesca y caza ilegal de especies marinas en peligro
(manatí, o vaca marina, y tortugas, entre otros). En total fueron 2.959 casos.
El Comercio, 21 de enero de 2014
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