En todo hay una excepción. Ernesto Sábato, por ejemplo, no califica para el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”. Porque vaya que este argentino universal ha abarcado bastante y destacado en todo lo que se propuso, y en lo que no. Físico y matemático, dejó las ciencias para abrazar la literatura creando una compleja obra, de profunda preocupación por el hombre y su tiempo. Ensayista, articulista, poeta pensador, investigador del tango, pintor, lúcido político que abandonó la izquierda y apostó por la libertad, defensor de los derechos humanos. Tranquilo en el ámbito familiar y personal, desligado de escándalos y excesos. Un hombre bueno y decente. Esquivo, detrás de sus proverbiales anteojos de lunas negras, con fama de cascarrabias y corrosivo sentido del humor. Este admirable creador y pensador latinoamericano cumple 100 años, el 24 de junio.
Aquí nuestro homenaje a quien nos enseñó que solo “hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”.
Aquí nuestro homenaje a quien nos enseñó que solo “hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”.
El dominical, 20 de febrero de 2011
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