Parece que una buena parte de políticos y funcionarios creen que poder
se escribe con 'j', porque lo ejercen así. Perturban nuestras vidas con sus
arrebatos, intrigas, dimes y diretes y sus interminables acusaciones. Hay que
ser bien, pero bien pelmazos o masoquistas, para aceptar financiar a este grupo
que humilla nuestra inteligencia y maltrata con su incompetencia.
Una mirada al panorama nacional demuestra que nuestros impuestos dañan
al país financiando, en parte, los sueldos de los responsables de la
descomposición del Estado y causantes de nuestras angustias, como el cuarto
paquetazo reactivador. Tal medida fue analizada ayer en nuestro editorial:
"Un pasito pa'delante, un pasito pa'trás", donde se puso de relieve
las contradicciones de un paquete que muy probablemente no logrará reactivar
nuestra alicaída economía.
La nueva medida supuestamente rebaja ciertos impuestos, en realidad
debieron anularlos todos porque cuando la subespecie política (con algún cargo)
y el resto de autoridades actúan, confirman la inmoralidad de pagar impuestos
en el Perú.
Ningún peruano decente debe ser obligado a aportar para que pueda
remunerarse a esa mayoría de congresistas, ministros y demás funcionarios
incompetentes, con propuestas casi colegiales, afanes de figuración e
irresponsables como adolescentes. Y qué decir de esa muchedumbre de alcaldes y
presidentes regionales, corruptos y hasta asesinos, amén de una sarta de
cuestionados asesores. No hay paquete que nos libre de todos esos
traba-inversión.
Nuestros impuestos dañan al país, financiando, en parte, los sueldos de los responsables de la descomposición del Estado.
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Estos días se pretende convencernos de que todos los males del Perú se
derivan de Martín Belaunde Lossio, un simple chivo expiatorio como cualquier
otro que haya servido a la pareja presidencial, en tiempos pre hoja de ruta que
prefieren olvidar.
Mientras tanto el congresista Daniel Abugattás insiste en dividir a los
peruanos y tildar de corruptos a los partidos de oposición, que representan a
más de la mitad del Perú, y esto como si su partido -o lo que queda de él-
fuera un transparente cristal.
En el laberinto generado por estos que tanto nos 'poden' (con 'j'), la
procuradora Vilcatoma grabó a su jefe, el ministro de Justicia Daniel Figallo
pidiéndole información sobre el caso del tal Belaunde Lossio, y todo esto en
una reunión a la que acudió el asesor presidencial abogado Roy Gates.
Obviamente el ministro cesó a Vilcatoma, y hubo una marcha de indignados.
Una comisión congresal investigará al ex íntimo amigo de los Humala, es
decir a Belaunde Lossio. La encabeza Marisol Pérez Tello, del PPC, (partido
aliado del gobierno) y muy cercana al luz la padre del ministro Figallo. En
esta historia falta mencionar que Lourdes Flores Nano, lideresa del PPC, y el
asesor presidencial Roy Gates comparten un cliente y "narco presunto"
que se hace llamar César Cataño.
Mucha distracción en un momento al que al gobierno le toca debería
aclarar, más bien, si el dinero de la campaña presidencial del 2006 fue de
origen chavista; ese dinero que, según se dice, Juan Carlos Rivera Ydrogo
'Chocherín' llevaba a los medios en maletines para comprar espacios
publicitarios, en efectivo.
Mientras tanto no nos 'podan', nadie quiere pagar por este circo freak.
Martha Meier M.Q.
Editora Central
El Comercio, 13 de diciembre de 2014
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