La fotosíntesis de las algas marinas produce más del 70% del oxígeno
planetario, recicla el aire y hace de los océanos grandes sumideros de gases de
efecto invernadero.
El mar de Grau es uno de los más ricos del planeta tanto en peces como
demás fauna marina, pero principalmente de flora. Y he allí su vital
importancia. En las 200 millas del Pacífico peruano se encuentran las mayores
zonas de afloramiento de fitoplancton del planeta (una de ellas frente a
Paracas, Ica) y el segundo mayor banco de algas del mundo (frente al balneario
de Ancón, Lima).
Así, la fotosíntesis que ocurre en este mar vivo y poblado de una buena
diversidad de algas y microalgas verdes es responsable de oxigenar al planeta y
de reciclar el aire, en mayor proporción que nuestra Amazonía, a través de la
fotosíntesis.
En el marco de la cumbre por el clima, la COP 20, la función de los
mares no estará ausente, pero en ese tema habría que enfatizar la necesaria
conservación del mar peruano y la creación de nuevas áreas protegidas marinas,
como la propuesta por la Fundación Inkaterra y su incansable promotor José
Koechlin von Stein, para la franja costera del norte hasta el Banco de Máncora.
Los océanos tienen la capacidad de acumular mucho más carbono que la
atmósfera y los ecosistemas terrestres juntos, en una proporción 16 veces mayor
a la contenida naturalmente en la biósfera. Los estudios señalan que
actualmente capturan y almacenan una cantidad de CO2 igual a la mitad de las
emisiones anuales del transporte mundial. Pero tal como el agua superficial de
los océanos contribuye en la lucha contra el cambio climático, sufre ya las consecuencias.
Y es que "están cambiando rápidamente, las aguas superficiales
calentándose, el nivel del mar incrementándose en forma acelerada, y se están
acidificando comprometiendo muchos ecosistemas", según alertó, en el 2006,
un informe del Comité Consultivo Alemán de Cambio Climático. Esto
fundamentalmente por el incremento de uno de los más peligrosos gases de efecto
invernadero, el dióxido de carbono o CO2, resultado de la quema de combustibles
fósiles (petróleo y todos sus derivados).
Los océanos tienen la capacidad de acumular mucho más carbono que la atmósfera y los ecosistemas terrestres juntos. |
Calentamiento, desoxigenación y acidificación son los grandes problemas
actuales de los mares debido al exceso de CO2 que absorben, lo que ya empieza a
comprometer las pesquerías de las que depende buena parte de la alimentación
global y las actividades artesanales e industriales vinculadas a ellas. Si algo
es urgente para el Perú, es profundizar los estudios oceánicos y los efectos de
la contaminación sobre el mar de Grau, para delinear sobre una base científica
las políticas necesarias y las medidas de mitigación y protección adecuadas. Lo
demás es demagogia e improvisación (para variar).
Más carbono
Los océanos tienen la capacidad de acumular mucho más carbono que la
atmósfera y los ecosistemas terrestres juntos.
CARBONO
Un elemento indispensable para la vida
El carbono es imprescindible para la vida, ya que está presente en todas
las formas de vida conocidas. Este se incorpora en las plantas como forma de
CO2 proveniente de la atmósfera o el agua, transformándolo a través de la
fotosíntesis en compuestos energéticos como los azúcares.
Esa forma de carbono, el CO2, es uno de los principales gases de efecto
invernadero, GEI, y reconocido desde el siglo como uno de los de principal
impacto sobre la temperatura y, por tanto, hoy se entiende que responsable del
cambio climático y del calentamiento por causa humana.
A corto plazo, el ciclo del carbono es complejo e involucra un sistema
de intercambio entre la atmósfera, los océanos, la flora, la fauna, los suelos
y microorganismos. A largo plazo, sin embargo, en un proceso de millones de
años hay un intercambio de este entre la atmósfera y el océano profundo, los
sedimentos, las rocas, y volcanes.
Hoy la mano del hombre con las emisiones de sus actividades ha generado
un desbalance en el ciclo de este elemento de la vida.
Martha Meier MQ.
Editora Central
El Comercio, 02 de diciembre de 2012 (Página de Ecología)
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