Indecopi entregó cerca de mil s a comunidades nativas de Loreto. La selva sur recibirá pronto lo suyo.
Por estas tierras las instituciones hacen cosas buenas. Es cierto que uno de nuestros deportes nacionales es que las instituciones nos pongan de mal humor por su inoperancia y que con eso justifiquemos ese afán de solo verles los defectos y a regañadientes celebrar sus logros. Bueno, aquí celebraremos un importante logro con una sonrisa. Hay cosas hechas desde las instancias del Gobierno que deben alegrarnos. Hablemos hoy del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi), que eficientemente está preservando los conocimientos de las poblaciones amazónicas y el uso que le dan a la biodiversidad. El Perú es hoy uno de los pioneros en protección de conocimientos tradicionales. Decenas de comunidades indígenas -boras, ocainas, quechuas, shipibos, asháninkas, aguarunas- ya han recibido s del Indecopi por sus conocimientos colectivos. Es un derecho de estas poblaciones y una forma de insertarlas en el mercado. Recordemos que las comunidades rurales, indígenas y campesinas no cuentan con herramientas legales ni una voz comercial (lo que el pensador Hernando de Soto llama el Perú preindustrial) que les permita negociar de igual a igual para concretar negocios justos con base en los usos de la biodiversidad de sus territorios.
Consentir
Cada vez que compramos alguna tableta, ungüento, jarabe, hay un 50% de probabilidades de que sus ingredientes procedan de alguna especie silvestre vegetal, principalmente amazónica. Según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el valor de las plantas medicinales del Sur industrializadas por las farmacéuticas del Norte es de unos 32.000 millones de dólares anuales. Al proteger formalmente los conocimientos tradicionales y colectivos, las comunidades tienen la garantía que los terceros (industrias, exportadoras, empresarios, ONG, entre otros) solo podrán usar sus recursos útiles previamente con autorización de la propia comunidad, a la que deberán brindarle beneficios económicos, al tiempo de que se combate la biopiratería. El valor para los laboratorios del conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas es enorme. Ya a principios de los noventa, E.O. Wilson (experto en biodiversidad de Harvard) afirmaba: "Los productos naturales han sido llamados los gigantes durmientes de la industria farmacéutica. Una de cada diez especies de plantas contienen compuestos con alguna actividad anticancerosa". A las industrias les costaría millones y largos años de investigación descubrirlas.
La buena ley
En agosto del 2002 se promulgó la Ley 27811, que estableció un particular régimen de propiedad intelectual para los conocimientos colectivos indígenas, vinculados a los recursos biológicos, cosa que el Indecopi ejecuta. Desde el 2010, la Dirección de Invenciones y Nuevas Tecnologías de esa entidad coordina con el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), de Iquitos, para recuperar conocimientos. En Loreto, las comunidades de Brillo Nuevo y Nuevo Perú (boras), y Nueva Esperanza (ocainas), ya registraron más de 120 especies vegetales amazónicas y sus múltiples usos.
Los especialistas de Indecopi no están sentados tras un escritorio ni sumergidos en libros o documentos, sino visitando las comunidades nativas. Van por río, atraviesan la selva, conviven con los pobladores para conocer de cerca sus costumbres y carencias. En este trajín identifican, revaloran y registran conocimientos ancestrales para protegerlos y que sean la base del desarrollo armónico y bienestar de las comunidades y de nuestro país.
CONOCIMIENTOS TRADICIONALES
Se llama conocimientos tradicionales a aquellos que poseen los pueblos indígenas, afroamericanos y comunidades locales.
Han sido transmitidos de generación en generación, de manera oral y desarrollados al margen del sistema de educación formal.
Tienen una doble característica dentro de las culturas indígenas: su antigüedad y, al mismo tiempo, su vigencia.
Son conocimientos dinámicos en constante proceso de adaptación e innovación que dependen de las interacciones de los pueblos indígenas con otras realidades y necesidades.
El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) los restringe a "conocimientos, innovaciones y prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida que interesan para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica".
FILOSOFíA ANCESTRAL
El despertar
Gerardo Reichel Dolmatoff (1912-1994), antropólogo y arqueólogo colombo-austríaco, arribó a América en 1939 huyendo del nazismo. Su trabajo es reconocido como uno de los pilares de la etnobotánica y la defensa de la diversidad cultural y natural de nuestro continente. Trabajó más de medio siglo con comunidades indígenas del Amazonas y la Sierra Nevada de Santa Marta ( Colombia) y alguna vez contó: "Encontré un mundo de una filosofía tan coherente, de una moral tan elevada, una organización social y política de gran complejidad, un manejo acertado del medio ambiente con base en conocimientos bien fundados. En efecto, vi que las culturas indígenas ofrecían opciones insospechadas; que ofrecían estrategias de desarrollo cultural que simplemente no podemos ignorar, porque contienen soluciones válidas y aplicables a una variedad de problemas humanos".
El Comercio, 13 de noviembre de 2012 (Página de Ecología)
1 comentario:
Felicitaciones. Excelente artículo. Abogamos por el Desarrollo sustentable y sostenible de nuestras comunidades y la defensa del medio ambiente.
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