sábado, diciembre 22, 2012

Cine de cantautor

LEONARDO FAVIO, NACIDO COMO FUAD JURY, ES UN CANTAUTOR ARGENTINO AMPLIAMENTE RECONOCIDO POR SUS BALADAS ROMÁNTICAS. MUERTO EL PASADO LUNES, DEJA TRAS DE SÍ UN LEGADO COMO DIRECTOR DE CINE CON OBRAS POÉTICAS Y VANGUARDISTAS INSERTADAS YA EN LO MÁS INTERESANTE DE LA FILMOGRAFÍA LATINOAMERICANA

Esta es la historia de un niño solo, de un pequeño cuya infancia fue dura y compleja. Ya adulto y con la suerte acompañándolo, comentó, en una entrevista, que en su tierra de Luján de Cuyo no tenía casi qué comer, que en las Navidades aparecía un camión que regalaba pan dulce y que en ese camión repartidor de tibia dulzura decía "Fundación Eva Perón". Fue entonces que empezó a convertirse en peronista y siempre lo sería.
Su padre era de origen sirio y abandonó a la familia, él lo repudió adoptando el apellido de su mamá. Las circunstancias lo convirtieron en un pequeño rebelde, un precoz pendenciero que terminó recluido en un reformatorio por robos menores. Su paso por allí y por internados-orfelinatos lo marcaron. Amanecía con el colchón empapado, pues no podía evitar orinarse durante la noche. Los niños, siempre crueles, lo señalaban burlándose: "Zorrino", le decían, por apestoso. A Fuad Jury -así se llamaba el niño- el ambiente hostil le fortaleció el espíritu y le enseñó a soñar, a volar por encima de su realidad, de su pobreza. Pedía limosna en las estaciones de tren y trabajó a cambio de que le enseñaran a tocar la guitarra. Su sensibilidad fue aflorando poquito a poco. No lo intuía, pero el arte le bullía en la sangre hasta llegar a convertirlo en Leonardo Favio (1938-2012), el argentino que con su voz y sus letras cautivó a una Latinoamérica que descubrió, por él, la poética de la balada romántica.

LA GRAN MIRADA
Leonardo Favio fue mucho más que un cantante y compositor; de hecho, es uno de los más interesantes y taquilleros directores de cine de su país, arte que aprendió de su mentor y maestro Leopoldo Torre Nilsson, quien le dio oportunidad como actor en varias de sus obras, convirtiéndolo en un artista muy popular.
Leonardo Favio llegaría a la música, campo en el que también descolló, luego de dirigir tres películas.
Su aporte a la cinematografía latinoamericana, particularmente la argentina, es fundamental y ampliamente reconocido. En el año 2000, cien críticos, historiadores e investigadores de cine respondieron una encuesta del Museo Nacional de Cine Argentino. ¿Cuáles son los 100 mejores filmes del cine sonoro argentino? les preguntaron y 75% respondió: "Crónica de un niño solo", la película que Leonardo Favio estrenó en 1965, inspirada en sus propias vivencias infantiles. Por esa película fue comparado con François Truffaut, pero más bien podría decirse que lo superó. "Crónica de un niño solo" alcanzó rápido éxito y se convirtió en una película de culto que sigue subyugando a la crítica por su propuesta estética y su búsqueda expresiva.
"Crónica..." se caracteriza por la cámara subjetiva y en mano, colocada a la altura de los ojos de un chiquillo para que veamos el mundo violento del orfelinato desde abajo, desde donde mira un niño. Para verle la cara a un adulto hay que levantar la cabeza, porque, si no, solo veremos su cinturón o su bragueta. Esta ópera prima de Favio conforma una trilogía con "Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más" (1966) y "El dependiente" (1969).

ARTE SALVADOR
Leonardo Favio engrandeció el cine argentino y, al mismo tiempo -como el mismo repetía-, este arte lo salvó de la delincuencia, y es que en la pantalla volcaba toda su creatividad, sus demonios, sus miedos y recuerdos que lo atormentaban. Fue, además, la herramienta que lo acercó a lo popular, a lo marginal, al mundo del que escapó pero que mantiene en sus garras de miseria a millones de seres humanos. Para algunos, esta sensibilidad con la cultura popular argentina no nace de su declarada militancia peronista (que le valió el exilio), sino de su herencia árabe que lo acerca a la religiosidad con "Nazareno Cruz y el lobo", en que aparece un diablo cansado de serlo. En esa película, la música clásica y la popular crean una atmósfera particular y poética. Profundo y polémico, estaba convencido de que "uno tiene que hacer las cosas y dejarlas volar. No hay que quedarse pegado. Eso te empequeñece".
¿Cuáles son los 100 mejores filmes del cine sonoro argentino? El 75% respondió: "Crónica de un niño solo", de Leonardo Favio.




El Dominical, 11 de noviembre de 2012


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