sábado, diciembre 22, 2012

Lynch y su tango rojo

Nicolás Lynch -embajador político del Perú en Buenos Aires- aceptó en entrevista radial de marzo haberse reunido con manifestantes del Movadef en la sede de nuestra embajada, porque es "la casa de los peruanos". Pues bien, resulta que los peruanos del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) son el brazo político de Sendero Luminoso, varios son ex convictos terroristas, consideran presos políticos al genocida Abimael Guzmán y su banda asesina y adoctrinan -en la ideología del odio- a jóvenes universitarios. Tales extremistas seguramente evocaron épicos recuerdos en Lynch, si nos guiamos por lo que relata en esa entrevista con radio Master: que desde los 14 años organizaba manifestaciones políticas. "A eso me he dedicado, tengo 57 años, son más de cuarenta años", confesó el precoz agitador callejero. ¿Algún otro trabajo conocido? Sí, opinólogo en los años ochenta de "Marka", un panfleto comunista en formato de diario. También fue ministro de Educación del toledismo y durante su gestión, es cierto, logró mantener tranquilo al gremio de maestros del Sutep. No debe haber sido complicado, pues sus principales dirigentes son de Patria Roja, el partido que incubó a Lynch, es decir sus correligionarios.


Conocido cariñosamente por sus amigas y amigos como 'Coche Bomba' (vaya usted a saber por qué), Lynch intentó bailar un tango rojo con el ex ministro de Justicia, y hoy titular de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Diego García Sayán. Este pretendió defenderlo diciendo que quizá el embajador no estaba informado de quiénes eran: "Ocurre muchas veces, a veces te encuentran y se toman una foto contigo y no tienes cómo saber quién es", dijo el ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), en sus épocas universitarias y, más recientemente, ministro de Valentín Paniagua y de Alejandro Toledo.

La desatinada entrevista radial de Lynch se conoció cuando el canciller Rafael Roncagliolo -quien ya lo llamó para que dé explicaciones- deploraba que miembros del Movadef fueran recibidos por interlocutores en la Argentina. Se refería a las Madres de la Plaza de Mayo y al gelatinoso e incoherente Adolfo Pérez Esquivel, inexplicablemente premio Nobel de la Paz, a quien ese decentísimo símbolo de valentía y bondad que fue el disidente cubano Oswaldo Payá Sardiñas le dijo que ofendía "la dignidad de los cubanos", al calificar de injusta la resolución de la ONU reconociendo violaciones de los derechos humanos en Cuba. Fue en su artículo "Hemiplejia moral y comunismo salvaje", un título que le cae muy bien al encuentro de Lynch con el grupo de Movadef. Por su hemiplejia moral deberían destituir -como piden políticos de diversas tiendas- a quien abrió las puertas de nuestra embajada a prosenderistas, insultando a todos los peruanos de bien.




El Comercio, 03 de noviembre de 2012



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