El presidente Pedro Pablo Kuczynski debe dejar de oír a su entorno que lo aísla y lo desconecta de la realidad, y buscar el consejo de su único hijo varón, el psicólogo, escritor y filósofo John-Michael Kuczynski.
En un podcast vía su página de Facebook, Kuczynski hijo reflexiona sobre la “necrosis institucional”, es decir la vida y muerte de las instituciones, y anota cuándo estas son saludables y florecen, y cuándo empiezan a decaer.
El hijo del presidente menciona que las instituciones están vivas cuando son abiertas, se comunican con el exterior y responden a las fuerzas externas. Su análisis se centra en las universidades y la disciplina de la filosofía, pero bien puede aplicarse a los partidos políticos, a las instituciones democráticas, a las empresas y al propio gobierno de su papá.
“Cuando la respuesta de las instituciones es cerrarse en sí mismas, se estancan, bucean con la nariz tapada al “oblivion” de la burocracia”, o lo que es lo mismo: pasan a un estado de “no-existencia”…¡existiendo! Algo de eso empieza a ocurrirle al actual gobierno, como le ha pasado ya a algunas instituciones fundamentales de nuestra democracia.
Lejos de agarrar al toro por las astas, aceptar la vigencia de una mayoría parlamentaria representativa de la voluntad popular, transformar la energía opositora en una fuerza creadora y convocante, PPK se mira al ombligo rodeándose de quienes le dicen que todo está bien, mientras el castillo de naipes empieza a derrumbarse. Ya pues, la culpa de todo no la tiene la bancada fujimorista; si el gobierno no avanza es porque se la pasa disparándose a los pies.
PPK tiene que aceptar sus errores y dejar el “juguemos a la ronda entre pepekausas”, porque de otro modo el país no despegará. No se gobierna usando a los medios para difundir la narrativa del “obstruccionismo” y contarnos la historia del brillante economista que puede convertir al Perú en Disneylandia, o algo parecido, pero no puede por culpa de unos pichiruchentos congresistas.
El hombre y sus ministros se desgastan en los medios que les son afines y pretenden señalar una meta cuando las masas hace rato llegaron a otra.
PPK debe gobernar en la cancha (no la del Golf de San Isidro), avanzar al grito y a la sonrisa, actuar después del discurso y conversar más con su hijo John-Michael, para no dejarnos como única herencia más “necrosis institucional” de la que ya padecemos.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 01 de julio de 2017
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