El doctor Yong Zhao, uno de los mayores investigadores mundiales de la educación ha escrito: “Es absolutamente impactante y vergonzoso ver a algunas personas, por lo demás racionales y bien educadas, creer que tres puntuaciones de las pruebas de PISA muestran la calidad de sus sistemas educativos, la eficacia de su profesorado, la capacidad de su estudiantes, y la futura prosperidad de la sociedad”.
Siguiendo el razonamiento del Dr. Zhao resulta cómico usar los resultados de la última prueba PISA para intentar defender al ministro de Educación Jaime Saavedra; primero porque buena parte de los investigadores -al igual que Zhao- consideran la prueba una herramienta inútil; y segundo porque aunque no lo fuese los resultados son una verdadera humillación. De hecho, el Perú quedó en el puesto 64, de 70; 46.7% de estudiantes figuran entre los que obtuvieron los peores resultados y apenas 0.6% alcanzó los más altos niveles en la evaluación. ¿Qué defienden, quiénes se desgarran por Saavedra, seguir figurando en los últimos lugares?
Ayer Alfredo Barnechea dijo no entender por qué se sobrevaloraba tanto la gestión de Saavedra ya que “no estamos hablando de una transformación. No ha ocurrido en el Perú lo que ocurrió en Finlandia, que se transformó la educación completamente”. No le falta razón al ex candidato presidencial por Acción Popular pues por domde se le mire la educación peruana está mal.
Congratularse por una supuesta leve mejora (menos del 4%) en las calificaciones, con respecto a la prueba del 2012, es la inequívoca señal que el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski es el de los “Partisanos de la Mediocridad”, y por eso y muchas cosas más, bien podemos decir que es el de “La Gran Continuación” del humalismo. Amén claro está de que el interpelado Saavedra es un ministro heredado del régimen anterior que trabajó codo a codo con la investigada Nadine Heredia, como tantos otros funcionarios del actual gobierno.
El pensador italo-argentino José Ingenieros sostiene en su libro “El hombre mediocre” que “Un ideal colectivo es la coincidencia de muchos individuos en un mismo afán de perfección”. En el Perú hay múltiples gentes con distintos afanes, pero el de alcanzar la perfección y la excelencia no es uno de esos afanes. Saavedra y sus aúlicos encarnan la vocación por el fracaso, la tentación del conformismo, la estupidez del eso de que “lo importante es competir y no ganar”.
Y volviendo a la prueba PISA, tan abanicada por los ppkausas como algo de valía no está demás recordar que más de ochenta expertos internacionales concuerdan en que PISA distrae la atención de los objetivos educativos principales como el desarrollo físico, moral, cívico o artístico, reduciendo peligrosamente nuestra imaginación colectiva de lo que debería ser la educación. Valgan verdades, Saavedra debería irse a su casa o a su burocrático escritorio del Banco Mundial. El asunto es simple, que el ministro inepto y choche de Nadine se vaya, a donde prefiera pero que se vaya, censurado o no, que se vaya que se vaya.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 10 de diciembre de 2016
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