El presidente Pedro Pablo Kuczynski es olvidadizo;errático y elabora excusas para no enfrentar los temas incómodos. Es preferible creer esto antes de algo nada bonito: que su palabra es leve, que pesa menos que la pluma de un colibrí y que no es sinónimo de promesa.
Hace apenas unos días el congresista, General (r) Edwin Donayre, representante de Alianza por el Progreso –grupo político que lo ayudó a llegar a la presidencia- sacó a luz el incumplimiento de la palabra de PPK, recordando que en campaña se comprometió a reivindicar los derechos pensionarios de los militares y policías que enfrentaron al terrorismo. Esto, porque el presidente calificó al Congreso de “irresponsable” al presentar un proyecto de ley en ese sentido. Según Donayre “esas expresiones…reflejan su incompetencia para administrar con justicia un país.
No es la primera vez que PPK dice y se desdice. Los peruanos debemos comprender que es un inversionista y no un político, menos aún un estadista. Sus ministros -a excepción de Jorge Nieto- carecen de formación y efectiva militancia política y serían mejores como directores de una empresa o una voluntariosa oenegé. Como hombre de negocios, PPK ve el beneficio para su empresa (gobierno) y la de aquellos socios (agrupaciones políticas) con las que llegó a un entendimiento pese a intereses encontrados (ergo, Verónika Mendoza y camaradas). Esa es la razón por la que impulsa más la agenda roja que la del ‘establishment anti-fujimorista’ que lo llevó al poder.
Mencionar el apellido Fujimori nos lleva a las mayores incoherencias de Kuczynski. En 2011, como candidato acuñista, dijo: “pienso que él [Fujimori] ha estado preso ya un buen rato y que podría, dada su edad, terminar su sentencia en su casa. Ahora, en menos de un mes ha tenido varias versiones: “lo estamos evaluando; no puedo ir contra la ley; no evalúo indultarlo” y así.
Al empresario Kuczynski le puede salir caro jugar con la esperanza de la mayoría: más de 60% de la población según diversas encuestadoras aspira a ver al ingeniero Fujimori libre. Mientras tanto, la señora Keiko Fujimori -lideresa de Fuerza Popular- con mayoría absoluta en el Congreso, ha honrado su palabra electoral de no usar la vía política para liberar a su papá, y ha planteado un Habeas Corpus para su excarcelación.
Todo lo demás es cortina de humo para distraernos de un gobierno más mediocre que el de Ollanta Humala, lo que de por sí es de antología.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 13 de mayo de 2017
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