El ‘presidente’ venezolano Nicolás Maduró se quitó la máscara democrática y anuló la Asamblea Nacional, es decir el Poder Legislativo controlado por la mayoría opositora; esas labores han pasado al oficialista Poder Judicial.
¿Qué rol juegan los medios en todo esto? El economista, analista político y escritor venezolano Moisés Naim, da algunas pistas (http://efectonaim.net/nicolas-maduro-el-democrata/): “Maduro sabe que controla los medios de comunicación que llegan a las grandes mayorías […] la televisión (pública y privada) apenas menciona a la oposición -salvo para denunciarla- mientras que el oficialismo es omnipresente y sus iniciativas reciben calurosos halagos”. Tener los medios a favor ayuda en las batallas cotidianas, pero no en el desenlace final menos aún cuando el pueblo pasa hambre y mueren los niños por falta de medicinas mientras se ve a las autoridades rodeadas de lujo. Maduro será la víctima del odio de clases que Chávez y él sembraron en el alma venezolana.
El régimen está carcomido por sus propios vicios y desaciertos: mega-corrupción; autoritarismo; desinformación; medios de comunicación censurados y/o amansados; creación de milicias lideradas por maleantes; persecución, cárcel y hasta asesinatos contra los líderes opositores; vínculos con el narcotráfico; creciente inseguridad y una neo-clase dirigente (los boli-burgueses) saqueadora de su propio país, hasta pauperizarlo.
El golpe contra la Asamblea Nacional ha sido condenado por las fuerzas democráticas continentales. En Estados Unidos los senadores de origen cubano, Marco Rubio (republicano, como el presidente Trump) y Robert Menéndez (demócrata) firmaron un comunicado conjunto diciendo: “La democracia venezolana llevaba cojeando años, pero la decisión de cerrar el cuerpo legislativo del país confirma nuestros peores temores: Maduro es un dictador trastornado que ha desmantelado la democracia en su país sistemáticamente”.
En febrero Donald Trump se reunió con Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López, aparecieron sonrientes en una foto en la que el presidente Trump mostraba el pulgar en alto, en un tuiter pidió la liberación de López y luego dijo “Venezuela no está sola”, o lo que es lo mismo: Maduro está solo. Sus amigos del ala roja del derrotado partido demócrata, es decir Hillary Clinton y los ex presidentes Obama y Jimmy Carter mirarán desde hoy hacia otro lado, como hacia otro lado miraron los demócratas cuando el gobierno del republicano George W. Bush, en 1989, ordenó a las tropas invadir Panamá para terminar con la dictadura del general Manuel Antonio Noriega. Claro que eso comenzó con la declaración del Estado de Guerra de Panamá contra Estados Unidos, algo que solo se le antojaría a un “dictador trastornado”, y Maduro lo es. Esto es solo cuestión de tiempo.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 01 de abril de 2017
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