Toda acción genera una reacción, todo acto indebido un castigo y todo derecho conlleva una responsabilidad con la sociedad en la que se vive y una obligación con el Estado que lo protege; esto vale también para el derecho a la libre expresión.
El ejercicio periodístico es apenas la lógica extensión de la libertad de expresión, es decir del derecho a decir, a opinar, a informar. Abominable es abusar de ella para desinformar, ocultar la verdad, subordinarla a intereses particulares y amedrentar para erigirse como poder de facto.
En las Jornadas Empresariales de Medios de Comunicación (Buenos Aires, 1985) el entonces co-director del diario “El Comercio”, Alejandro Miró Quesada Garland (1915-2011) dijo: “si los periodistas exigimos amplia libertad estamos obligados a ofrecer honestidad e independencia, pues así como el periodismo libre es vital para la democracia, la independencia es esencial para el periodismo libre”.
En ese espíritu, el 8 de febrero último solicité al señor José García Miró, actual presidente del directorio de “El Comercio”, interceder ante los accionistas de Graña y Montero (GyM) que lo son del medio, se abstengan de nombrar representantes en la próxima junta. GyM, lamentablemente, está inmersa en la corrupción de sus pares brasileros: sobornos, lavado de activos y sobrecostos, entre otros. Jorge Baratta, exrepresentante de Odebrecht, ha confesado que los consorciados sabían de los sobornos y que aportaban para ellos, entre otras cosas.
Un desubicado bloguero dijo que mi pedido -de higiene empresarial y period`sitica- intenta cambiar la correlación de fuerzas al interior del directorio. Esto como si pudiera legitimarse una ‘mayoría’ (si acaso) a la que le resulta irrelevante el daño moral y económico causado a nuestro país por el consorcio Odebrecht-GyM, y la colisión con los intereses de nuestra empresa mediática.
Junto al logo de “El Comercio” hoy se lee “independencia y veracidad”, cosas que no se reflejan ya en sus páginas. Antes el lema fue Orden, Libertad y Saber, una trilogía que Alejandro Miró Quesada Garland explicó en las jornadas bonaerenses mencionadas: “Libertad, para informar y opinar sin traba alguna. Independencia, para que la opinión expresada sea la del propio periódico y no de terceros. Honestidad: para usar esa libertad y esta independencia en la búsqueda de la verdad y de acuerdo con un profundo sentido de responsabilidad. Sólo así podrá el periodismo cumplir, honrosamente, su noble y difícil misión”.
“El Comercio” vive un momento crítico podría convertirse en cómplice de delitos que rebasan al tribunal de la opinión pública para convertirse en un complejo asunto legal de competencia de la justicia. Aquí no hay “mayoría” que valga; hay decencia o no. Así de simple.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 25 de febrero de 2017
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