SÁBADO 30 DE abril DEL 2016
La “narrativa” política es engañosa como toda ficción, y es perversamente útil para destruir al adversario cuando es imposible convertir en “héroe” al candidato que se busca llegue al poder.
En el 2001 Alejandro Toledo ganó la presidencia gracias al relato del “cholo, sano y sagrado” cuya misión era “rescatar” a la democracia. ¿Rescatarla de quién, si se vivía el gobierno de transición de Valentín Paniagua, y su entonces contrincante Alan García era un demócrata?
En la narrativa política no importa la verdad, bastan un héroe, un villano y una víctima; y mientras más perverso el villano mejor la película diría el célebre Alfred Hitchcock. La misión del héroe en todo relato es salvar a la víctima. Pregunto: ¿de qué nos salvó Toledo? ¿Hubiese sido muy distinta la historia si en 2001 ganaba el expresidente García? Probablemente no porque ambos defendían el modelo económico consagrado en la Constitución de 1993, sí la de Fujimori, la del perfecto villano para todas las narrativas políticas posteriores al 2000.
El “ballotage” enfrenta a los candidatos Keiko Fujimori y Kuczynski, ambos defienden el mismo modelo con diferentes matices. Keiko hace suyo el desarrollo sostenible y el emprendedurismo popular: dice no a los transgénicos, también que priorizará el agua para consumo humano y la agricultura, y ayer selló un acuerdo con los mineros artesanales para formalizarlos y que trabajen cumpliendo estándares ambientales. Mientras PPK se apoya más en las grandes extractivas: su posición a favor de proyectos como Tía María y la idea de que sus vicepresidentes sean facilitadores frente a las comunidades, marcan ese camino.
Keiko y PPK no son villanos. La democracia no está en riesgo. ¿Qué villano intentan crear la izquierda caviar, oenegés y lobistas para aupar a PPK, y garantizarse embajadas, ministerios y consultorías? Su cuco se llama ahora “la mayoría congresal de Fuerza Popular”. En ese escenario el héroe (PPK) debe salvar a los peruanos de una mayoría que existe porque el electorado democráticamente así lo quiso al votar por los congresistas de Fuerza Popular (K) y por tal partido.
Vale recordar que en el segundo belaundismo -cuando PPK fue ministro-, Acción Popular se alió con el PPC tras las elecciones para garantizarse la mayoría absoluta en el Senado que no conquistó en las urnas. Don Fernando Belaunde Terry construyó esa alianza en nombre de la gobernabilidad.
Así los pepekausas tendrán que inventarse otro “cuco” para su relato.
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