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lunes, diciembre 30, 2013

¿En la COP de Lima ocurrirá el milagro?

Los que están más cerca de la naturaleza ya lo sienten. Quienes requieren del equilibrio ambiental para su oficio o sus negocios -léase pequeños y grandes agricultores, pescadores artesanales e industriales, productores de miel, entre otros- ya han visto sus ingresos afectados. Los científicos miden día a día el avance del peligroso fenómeno del cambio climático.
A estas alturas es generalizada la convicción de que "el clima está loco" no es más una simple frase sino la descripción de lo que ocurre. Sí, el clima está loco por las locuras perpetradas por la humanidad contra el ambiente del que depende. Tan peligrosamente loco está el clima por culpa del hombre, que el asunto se debate internacionalmente (a la par debería debatirse la vocación ecosuicida de la humanidad).
El próximo año, Lima será sede de la COP 20, es decir la Conferencia de las Partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Los expertos creen que esta Cumbre de Lima (en diciembre del 2014) puede ser la última carta para alcanzar el consenso mundial requerido para lograr un necesario tratado climático vinculante, que reemplace al Protocolo de Kioto. El asunto no es fácil, unos 20 mil representantes de 194 naciones deberán ponerse de acuerdo para que el tema quede ya "oleado y sacramentado" de cara a la COP 21, de París 2015.
El "efecto invernadero" natural -por la presencia de ciertos gases en la atmósfera- mantiene el clima en rangos que posibilitan la vida sobre la Tierra. Estos gases se han elevado por: la quema de combustibles fósiles, deforestación, emisiones de gases procedentes de las industrias, transporte y ganadería (de hecho las flatulencias de las vacas son responsables de alrededor del 18% de emisiones gases invernadero (gef), un porcentaje mayor al de automóviles, aviones y demás formas de transporte, combinados).
La profundización del "efecto invernadero" ha derivado en el cambio climático o calentamiento global, con potenciales efectos negativos, en la agricultura, los ecosistemas terrestres y marinos, en la disponibilidad de agua y otros que afectan la economía global y la vida y salud de las personas (ya se han detectado brotes de enfermedades tropicales en partes altas de los Andes, por la presencia de insectos vectores propios de otras zonas).
A más de dos décadas del inicio del debate global sobre el cambio climático "ha quedado científicamente demostrado, sin duda alguna, la interferencia antropógena", ha escrito Manuel Pulgar-Vidal, el ministro "preferido" de esta columnista.
No estaría demás una conferencia paralela de ecopsicología. Ya decía Theodore Roszak, del Instituto de la Universidad de California, en Hayward, que era "locura" infligir daños irreversibles a la biósfera.
Ya es hora de tratar como enfermos mentales a los grandes destructores del ambiente. Y esperar que en la COP de Lima ocurra un milagro.

El Comercio, 28 de setiembre de 2013

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