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sábado, noviembre 02, 2013

Aprender debe ser un placer

La educación debe priorizarse en la agenda pública y tratarse en todos los espacios posibles, pues de ella depende el bienestar de un país. Su mayor problema deriva de ser el eterno centro de debates ideológico-políticos, cuando más bien urge demoler esos viejos paradigmas y a la luz de la neurociencia repensar metodologías para que el aprendizaje sea una aventura inolvidable.
La reunión del Círculo de Montevideo en Lima, organizada por la USIL y el ex vicepresidente Raúl Diez Canseco Terry, congregó a personajes de talla mundial, como el empresario Carlos Slim o el ex presidente chileno Ricardo Lagos, entre otros, abocados a gestar la gran revolución de las aulas. La cita llamó la atención sobre un campo estrechamente vinculado con el desarrollo, la estabilidad democrática, la inclusión social y el crecimiento económico sostenible. De hecho, solo la educación garantiza la viabilidad de un país y lamentablemente el Perú ostenta el vergonzoso galardón de ocupar los últimos lugares en las pruebas PISA. ¿Culpables? La politiquería, el alejamiento de la empresa privada del educar (asunto que está revirtiéndose) y la paupérrima formación de los maestros.
En estas líneas no queremos caer en lugares comunes: universalización de la oferta educativa; sistemas integrados de educación técnico-profesional; relación rendimiento-nutrición, sino intentar repensar la educación. Esta, sin duda, debe adecuarse a la incertidumbre de un mundo que cambia tecnológicamente a pasos agigantados, y en el que día a día se requieren nuevas habilidades y destrezas para abrirse paso en el competitivo mercado laboral, lo que requiere alinear el currículo a las necesidades de los estudiantes y del mercado. Todo esto deberá enfocarse en los últimos hallazgos de la neurociencia. Solo así se podrá entrenar a los alumnos a pensar creativamente y a poder trasladar ese pensamiento y los conocimientos adquiridos al mundo real para la toma de decisiones acertadas. El éxito dependerá del estado de ánimo del alumno (si está contento aprende mejor), y de las emociones (conductoras de la memoria). Las metodologías y recursos de enseñanza son claves, así como un entorno placentero. La neurociencia traza el camino del aprendizaje efectivo, divertido e inolvidable. 

El Comercio, 15 de julio de 2013

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