Una sociedad bien nutrida es la piedra angular del progreso, ¿lo entiende y
quiere el actual gobierno humalista? Si nos guiamos por los discursos, diríamos
que sí, pero si miramos a nuestro alrededor es un hecho que las cosas van de mal
en peor: la anemia, por ejemplo, ha aumentado de 30,7% a 32,9% en preescolares.
La anemia, como sabemos, impacta negativamente en el estado de ánimo, en la
capacidad de aprendizaje y en el vigor para emprender actividades deportivas y
sociales. Un niño o una niña con anemia crónica será un adulto con menos
oportunidades para salir adelante.
En medio de este panorama resuena un nombre: Qali Warma (niño vigoroso, en
quechua), lo que debiera ser el más importante y eficiente programa social del
Perú. Su pomposo lanzamiento fue el indicio de la frivolidad que rodeaba al
Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE).
A pocas semanas de su implementación, acumulaba más de un centenar de
denuncias, y ahora no pasa un día sin que salgan a la luz nuevas intoxicaciones,
al punto que Qali Warma es llamado por la población Coli Warma, aludiendo a las
bacterias 'E. coli'.
El programa nació mal. Su intención era enterrar al Pronaa, el Programa
Nacional de Alimentación, creado por Alberto Fujimori y que, más allá de las
venganzas contra el ex presidente, continuó durante los gobiernos de Paniagua,
Toledo y García.
El Pronaa tuvo un trágico final por la misma incompetencia que se ve hoy en
Qali Warma: 3 niños murieron envenenados en Cajamarca en el 2011, en este
gobierno, durante la gestión de la ministra de la Mujer, Aída 'Mocha' García
Naranjo, (quien tras el episodio fue premiada nombrándosele embajadora en
Uruguay).
Qali Warma se recreó, sobre la base del Pronaa, con la asesoría de chefs de
la Asociación Peruana de Gastronomía, Apega, y no con la del Colegio de
Nutricionistas del Perú ni el Ministerio de Educación ni el de Salud. Se
priorizó el sabor por encima del saber. Mala receta.
La lucha contra la desnutrición infantil es un imperativo moral. No bastan
las sonrisas, los discursos, los cambios de nombre ni las buenas intenciones de
la carismática primera dama, Nadine Heredia.
El presidente Ollanta Humala comanda un país donde este asunto es grave,
crónico y persistente (según los estándares internacionales, 30% de la población
menor de 5 años sufre desnutrición).
El año pasado la primera dama propuso crear una nueva lógica centrada en que
"comer peruano es comer rico, es comer sano". Pues, bien, eso será en algún caro
restaurante, porque para millones de escolares comer Qali Warma es exponerse a
una intoxicación.
Y lo peor de todo... nadie se hace responsable. ¿Anemia moral?
El Comercio, 05 de octubre de 2013
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