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miércoles, febrero 29, 2012

Lima es una responsabilidad compartida



LA REVOCACIÓN NO ES SOLUCIÓN

"Pero ¿qué cosa era Lima? ¿Esa playa interminable, sembrada de pescado y pájaros muertos? ¿Esa espantosa humedad que todo lo pudría y lo llenaba de polilla? ¿Esos pobres hermanos suyos cubiertos de arena, de harapos y de piojos?", escribió el genial Jorge Eduardo Eielson (1924 -2006) en su novela-collage "Primera muerte de María". Es su lúgubre visión de una supuesta Lima del futuro. Perturba lo mucho que se parece a la realidad de los millones de hombres, mujeres, niñas y niños que sobreviven en el cinturón de pobreza que rodea esta urbe de contrastes y compleja problemática. Y aquí no faltan vecinos que le exigen a la alcaldesa Susana Villarán resolver de la noche a la mañana.

De esta ciudad desbordada por la migración y donde por eso mismo el Perú entero está representado se ha dicho de todo. Con "horrible" la descalificó Salazar Bondy; Martín Adán en su Casa de Cartón le dijo "Lima, la sucia Lima, caballista, comercial, deportiva, nacionalista tan seria..."; y Herman Melville en "Moby Dick" nos habla de "...la imposible Lima, la ciudad más triste y extraña que se pueda imaginar...".

El último miércoles 18 de enero la capital del Perú -hostil y caótica- celebró 477 años de fundación española y por decreto de alcaldía, y moción del Congreso, ya se reconoce su condición de milenaria: 4.000 años de continuidad histórica -y por tanto espiritual-, de presencia constante y creciente. En nueve años el país celebrará el bicentenario de la independencia. ¿Cómo estará la capital? ¿Estará siquiera?

Las grandes ciudades, con sus gigantescas aglomeraciones de personas, son un moderno fenómeno bastante antiecológico. La metrópoli es hoy sinónimo de congestión vehicular, contaminación, violencia, falta de áreas verdes, pérdida de áreas de cultivo, insalubridad, alto costo de servicios, perturbaciones en las relaciones sociales e intrafamiliares, alienación, tribus urbanas que proliferan tratando de buscar un sentido de pertenencia en un espacio inmenso, poblado por desconocidos y donde prima la incomunicación.

El hábitat de la gente no puede seguir el camino que lleva a la degradación de la calidad de vida. No puede seguir siendo el "monstruo que consume diariamente cientos de miles de toneladas de agua, oxígeno, alimentos y materias primas, mientras que en el mismo lapso expele de su organismo la correspondiente cantidad de residuos, basuras, y sustancias contaminadas", como anotaba el notable chileno Godofredo Stutzin allá por los años setenta.

Hoy las riendas del 'monstruo' las tiene una mujer, la primera que llega a ese cargo elegida por voto popular y cuyas aspiraciones para nuestra ciudad no alcanzan a ser comprendidas por el grueso de vecinos que, alegremente, se suman a firmar por su revocación. Villarán tiene el gran reto de sentar las bases para transformar este caos insufrible en una ciudad sustentable, en un espacio amable para la vida y perdurable en el tiempo. Dijo alguna vez el arquitecto Santiago Agurto Calvo: "Más que técnico o especialista, para hablar del destino de Lima habría que ser futurólogo. Lima como toda gran urbe es un enigma, un rompecabezas que tenemos que armar con creatividad y estrategia". Y en eso vecinos y autoridades debemos trabajar juntos. Y si no podemos, que nos revoquen a todos juntos por incapaces.


El Comercio, 21 de enero de 2012

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