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martes, octubre 11, 2011

De la editora



Las debilidades y fortalezas de quienes hoy se enfrentan en las urnas han sido ampliamente discutidas estas últimas y agobiantes semanas. Como electores y electoras hemos estado todo el tiempo escuchando, mirando, opinando y juzgando cada palabra, cada gesto, cada silencio de Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Nuestra atención ha estado volcada hacia afuera, concentrada en el otro. ¿Qué hay de nosotros, de nuestros vicios y virtudes? ¿Qué de la debilidad del carácter nacional, que individualizado no es más que nuestro propio carácter? ¿Hemos reflexionado sobre el rol que nos toca jugar en estos próximos cinco años? La persona elegida hoy —sea quien sea— nos necesita como guardianes para vigilar sus acciones, para vociferar cuando actúe indebidamente y muestre pequeñez, miseria de espíritu o frivolidad. Pero también nos toca ayudar a construir un país mejor para todos, capaz de incorporarse, antes que después, en el concierto de naciones del Primer Mundo. Compartir un mismo sueño quizá sea lo que nos falta.
MMMQ


El Dominical, 05 de junio de 2011

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