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sábado, marzo 26, 2011

De la editora


En todo hay una excepción. Ernesto Sábato, por ejemplo, no califica para el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”. Porque vaya que este argentino universal ha abarcado bastante y destacado en todo lo que se propuso, y en lo que no. Físico y matemático, dejó las ciencias para abrazar la literatura creando una compleja obra, de profunda preocupación por el hombre y su tiempo. Ensayista, articulista, poeta pensador, investigador del tango, pintor, lúcido político que abandonó la izquierda y apostó por la libertad, defensor de los derechos humanos. Tranquilo en el ámbito familiar y personal, desligado de escándalos y excesos. Un hombre bueno y decente. Esquivo, detrás de sus proverbiales anteojos de lunas negras, con fama de cascarrabias y corrosivo sentido del humor. Este admirable creador y pensador latinoamericano cumple 100 años, el 24 de junio.
Aquí nuestro homenaje a quien nos enseñó que solo “hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”.


El dominical, 20 de febrero de 2011

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