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sábado, noviembre 26, 2016

Saquen sus conclusiones

Nadine Heredia voló a Europa para asumir la dirección de la oficina de enlace de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, en Ginebra, Suiza. Según la congresista Lourdes Alcorta, el gobierno de Kuczynski fue cómplice: “todo estaba arreglado” dijo el jueves informando que Cancillería supo del nombramiento la mañana del lunes, pero guardó silencio hasta la noche anulando la posibilidad de presionar al juez y al fiscal para evitar “que la señora se vaya”. Y hay más.
La reciente protesta de Cancillería por el nombramiento de Heredia le regala argumentos para autoproclamarse “perseguida política”, aunque no será necesario. Ayer la directora de Información de la ONU en Ginebra, Alessandra Velluci, confirmó que Heredia gozará de privilegios e inmunidades propias de la ONU.
Nadine hiló fino. ¿Qué necesitaba para que su plan cocinado desde febrero no abortara? Simplemente un aliado en Naciones Unidas y un embajador en Suiza al que tuviera llegada. Lo primero lo consiguió gracias al canciller pepekausa Ricardo Luna, y lo segundo por su esposo Ollanta Humala, quien usó su prerrogativa presidencial para nombrar en abril a Thierry Roca Rey como embajador político en Suiza. Roca Rey es un diplomático de cuyas capacidades nadie duda, pero resulta curioso que Luna lo haya dejado en el cargo dada su designación directa por Humala.
El embajador en Suiza es hermano paterno de Bernardo Roca Rey, cocinero, ex viceministro de Cultura de Alan García, miembro del Consejo Editorial de El Comercio y presidente de la Asociación Peruana de Gastronomía, Apega. El susodicho es “primito” de esta columnista y hombre cercano a Nadine, comprobable por un sinfín de fotografías, además de su endose a la “embajadora de la quinua” y la elección de Apega a dedo calato para “asesorar” a Qaliwarma.
La hipótesis de la complicidad se refuerza porque “El Comercio” generó dudas sobre una empresaria de reconocida trayectoria, nacional e internacional, cuyo nombramiento como representante permanente ante la ONU era inminente. El diario vinculado al cocinero sembró dudas sobre ella y Luna ratificó a Gustavo Meza Cuadra en la ONU. Listo el pastel, las dos fuentes que pudieron alertar sobre el nombramiento tenían deudas con los Humala.
Un observador de la FAO declaró que “la ex primera dama peruana tiene cero experiencia en desarrollo agrícola, pero vasta experiencia en lavado de dinero y escándalos”. El semanario “The Italian Insider” reveló que el director general de FAO, José Graziano da Silva, nombró a la “ex primera dama peruana, pese a que está bajo investigación por presunta corrupción vinculada al caso ‘Lava Jato’ de Brasil, tierra de Graziano”. El ‘padrino’ de Nadine fue ministro del gobierno de Lula y premió al sacha-dictador Nicolás Maduro por su lucha contra el hambre en Venezuela. El nexo del humalismo con el castro-chavismo y el rojo Foro de Sao Paulo nunca fue más claro.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 26 de noviembre de 2016

sábado, noviembre 19, 2016

“Make America great again”

Donald Trump ganó las presidenciales de los Estados Unidos de América pese a la virulenta campaña en su contra de las poderosas corporaciones multi-mediáticas. No fue Hillary Clinton la gran derrotada sino la ‘media’ norteamericana y global.

Allá como acá los medios han olvidado su razón de ser: la búsqueda de la verdad, la difusión del conocimiento, de la justicia y de los valores que perfeccionan las instituciones democráticas y con ello el progreso intelectual, material y espiritual de la sociedad, amén de visibilizar la problemática que afecta a la gente de a pie y buscar soluciones. Por “default” todo eso siempre se tradujo en altos índices de rentabilidad que ya no son usuales en esta rama de negocios; esto porque las marcas siempre se publicitaron para acercarse a sus consumidores y, también, para “apropiarse” de la credibilidad, buena reputación, aceptación y valores positivos del medio. 

La gran prensa -escrita y televisada- agoniza no tanto por las nuevas tecnologías sino por ser hoy tribuna del pensamiento único, del correctismo político y la llamada ideología de género que desembocan en una mono-cultura global a imagen y semejanza de las élites financieras y extractivistas. Al olvidar los medios a sus audiencias, estas les dieron la espalda y la publicidad buscó nuevas rutas.   

   

Más de 250 medios le declararon la guerra a Trump, apenas seis le dieron un respiro cuando entendieron que su discurso nacionalista, proteccionista, de des-globalización para “Hacer a América grande otra vez” había calado hondo. El resto dañó su propia credibilidad con un “anti-trumpismo” que puso en duda las fortalezas de la democracia norteamericana y olvidó lo que esta significa para el mundo libre. Antes de conocerse los resultados electorales, el periodista español Hermann Tertsch recordó que Estados Unidos es “el único gran país de la Tierra que siempre ha vivido en libertad y democracia” y que “Trump ha manifestado siempre su compromiso con la Constitución Americana”.

La receta mediática anti-Trump fue perversa, intentó que los ciudadanos olvidaran que más allá de quien los gobierne su país será, como escribe Tertsch “la misma mejor democracia del mundo[…]con una separación de poderes[…]Y unos controles mutuos y equilibrios que acabarán con el presidente si viola las reglas”.

Los medios no quieren aceptar su derrota moral y ética; ahora intentan convencernos de que las protestas -financiadas por George Soros, especulador financiero y promotor de la narco legalización-, representan el espíritu del gran país del norte. Ojalá dejen pronto su burbuja progre para “Make America great again”.  

Martha Meier M.Q.
Expreso, 19 de noviembre de 2017

sábado, noviembre 12, 2016

Odio que ciega

De un tiempo a esta parte la política se ha convertido en la excusa de un sector de la población para ventilar sus odios, prejuicios y frustraciones personales.Una cosa es mantener intacta una necesaria y saludable indignación frente a las injusticias, la arbitrariedad, la corrupción y la mentira, y otra muy distinta es odiar hasta llegar al punto de mentir sobre alguna autoridad, líder de opinión o empresario que nos desagrada.

El odio es una emoción enceguecedora. Hace poco le pasó factura a un colega periodista de otro medio que en su afán de descalificar al ingeniero José Chlimper por su nombramiento en el BCR, afirmó que este era dueño de Inkafarma, mencionando la concertación de precios de medicinas sancionado por Indecopi. Al día siguiente debió rectificarse pues el mencionado no es dueño de la cadena de farmacias que mencionó. El odio lo ganó y lo llevó a mellar su propia credibilidad. Cuando se odia se cree todo lo malo que puedan decirnos de la persona  de nuestra aversión.

El odio no es buen consejero; nuestros políticos, autoridades, periodistas y líderes de opinión deberían ser los primeros en no promoverlo porque es el simple reflejo de la incapacidad de funcionar adecuadamente en una sociedad imperfecta y defectuosa que nos toca perfeccionar espiritual y moralmente para alcanzar una convivencia armoniosa.

Un cierto sector de nuestros políticos pretenden evitar dicha armonía, y es que ellos solo ganan con un pueblo dividido y polarizado. Y entre los mayores expertos en ese arte de “dividir para reinar” se encuentra el congresista Carlos Bruce, el hombre que escribió en 2011: “Yo he trabajado con PPK y su falta de sensibilidad social garantiza un periodo de convulsión social en el improbable caso de que llegue a la presidencia”. Y mírenlo ahora como el vocero más rabioso y desatinado del presidente Pedro Pablo Kuczynski, el hombre que según Bruce es “garantía de convulsión social”. Bruce solito y por su inexplicable odio anterior a PPK, está condenado a ser lo que es: la caricatura de un malgeniado “Techito”, y punto.

Vivimos rodeados de autoridades y líderes huérfanos de ideales, que solo nos usan para que recibamos sus copas de cicuta y que los jóvenes movilicen su ira por las calles. El Perú necesita entusiasmo, optimismo, ideales y la sana indignación como motores para construir una sociedad que permita a “perro, pericote y gato, comer en un mismo plato”, como nos lo enseñó nuestro santo Martín. Pero los Bruces y demás hierbas procuran vernos agarrándonos a escobazos. ¡Trabajen en vez de cizañar, caray!    

Martha Meier M.Q.

Expreso, 13 de noviembre de 2016

sábado, noviembre 05, 2016

¿Politizar la desgracia?

La madrugada de ayer el fuego consumió Cantagallo, poblado a la ribera del río Rímac donde conviven más de 250 familias de la etnia amazónica Shipibo-Konibo, la única comunidad indígena afincada en Lima. El incendio dejó más de 2.000 afectados, un niño de 11 añaños con quemaduras graves en 55% del cuerpo y a decenas con secuelas por inhalación de humo.

Las primeras familias migrantes Shipibo-Conibo arribaron a Lima en los años 90, al respecto el dirigente Augusto Valles declaró a The Associated Press, AP, que “muchos indígenas migraron a Lima para educarse y trabajar, aunque otros sólo lo hicieron para alejarse de la violencia desatada por Sendero Luminoso”. Fue, pues, el terrorismo y la falta de presencia del Estado, en esos tiempos lo que llevó a que tantos dejaran sus terruños.

En julio del 2000, Alejandro Toledo y Eliane Karp “invitaron” a un grupo de 15 familias Shipibo-Conibo para que participaran en la marcha de los cuatro suyos, una manifestación contra el gobierno del presidente Alberto Fujimori, bancada por el especulador financiero y promotor de la narco-legalización George Soros. Al carecer de medios para retornar a su selva de Ucayali se establecieron en Cantagallo, y pese a la extrema pobreza conservaron sus tradiciones y difundieron su historia, sus mitos, su arte y tradiciones. Ayer ese pedacito de invalorable valor cultural, con sus casas pintadas de paisajes y fauna amazónica y diseños que encierran la cosmovisión de estos peruanos quedó reducido a cenizas.

(Foto: Andina)

Lima es una ciudad tugurizada, desbordada por la migración, desorganizada por el crecimiento no planificado y autogestionario, y la existencia de almacenes y fábricas informales en lugares inadecuados. En la periferia priman las ‘viviendas’ de esteras, cartones, bolsas de plástico y tablones de madera, materiales inflamables, por ello incendios como los de Cantagallo son noticia casi diaria. Ayer, sin embargo, la izquierda intentó usar la desgracia contra el alcalde Luis Castañeda. Culpar al actual alcalde por el incendio es tan perverso como responsabilizar a la pareja Toledo-Karp porque las quince familias invitadas a la marcha de los cuatro suyos se establecieron en Cantagallo, o como denunciar a Soros por financiar el viaje de esas familias a Lima para la protesta.

Las dos congresistas rojitas que por allí pulularon deberían saber que ante el dolor ajeno toca poner el hombro y contribuir con las autoridades pertinentes en bien de quien lo necesita. Rojas al fin creen que dividiendo reinarán. Pobres almas.

Martha Meier M.Q.
Expreso, 05 de noviembre de 2016