SÁBADO 05 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
Esto es guerra, sí, una guerra en defensa de la vida, de la verdad, de la naturaleza y de los valores que cimientan la cultura occidental judeo-cristiana. Juntos reconquistaremos la decencia, la humildad y la solidaridad que algunos perdieron en el camino. Es tiempo de recuperar las tribunas secuestradas por la agenda internacional de la progresía, en la que comunistas y ultralibertarios coinciden en defender aquello que Juan Pablo II llamó “la cultura de la muerte”.
Buena parte de los medios nos intoxican con programas e información dañina, deprimente, ignorante y vulgar. Si alguna vez los diarios, revistas, radios y canales de televisión fueron sanos, entretenidos, educativos y un referente moral, hoy pretenden hacernos creer que somos la frivolidad egoísta exhibida en sus programas de vergüenza y noticias de asco. Los periodistas se pavonean con su “poder” y lo usan no para hacer el bien ni construir un país mejor, sino para ventilar sus odios, tratar de imponer el peligroso pensamiento único y tapar los negociados de sus patrones o los suyos propios.
Ser periodista fue alguna vez un apostolado y “poderoso” era quien se fajaba por la verdad, la justicia, la divulgación del conocimiento y de todo aquello que nos hace mejores. El poder no era medición de fuerzas sino un compromiso con el Bien Común; y era conferido por legiones de gente agradecida a quienes desde sus respectivas tribunas, ilustraban, ayudaban a reflexionar, defendían derechos, hacían reír sanamente y llamaban a una solidaria y sana indignación por el atropello contra el vecino, así este nos cayera mal.
Hoy el “poder” es la soberbia de sentirse por encima del bien y del mal, de manipular a las audiencias y montar monstruos de humo para distraernos de lo sustancial, de empaquetar la mentira como verdad, querer vaciarnos espiritualmente y encumbrar a ídolos de barro.
Despina Stratigakos, historiadora de la Universidad de Buffalo, publicó recientemente ‘Hitler en casa’ (Yale University Press). El libro narra cómo la prensa, fundamentalmente el New York Times, hizo de un sociópata un convincente estadista que encandiló a toda una generación y luego resultó el personaje más abominable del siglo veinte. Esto es una guerra de resistencia moral contra quienes hacen pasar por bueno lo malo, y dicen que todo es relativo o que depende del cristal con que se mire, y eso es el perfecto cóctel Molotov para un caos y una degradación moral colectiva que no queremos, ni merecemos.
ResponderBorrarEstimada Martha Meier Miró Quesada,
Me llamo Nicolas Derval. Estoy trabajando en la Municipalidad de Cieneguilla como técnico de Turismo, y desde que llegué estoy inyectando todo lo que aprendí en 17 años de experiencia en ingeniería turística para convertir este distrito en “Smart Destino” (o destino inteligente, como lo llaman en España). Sin embargo con lo que está pasando últimamente me encuentro en una encrucijada: les di nuevas esperanzas a los empresarios, un nuevo camino para seguir tras muchos años de bajón ante la competencia creciente de Pachacámac… pero estoy empezando a temer de que todo lo que logré hasta la fecha, así como todo lo que lograron los pobladores de Cieneguilla desde la creación del Distrito, se vaya al tacho, por no decir otra cosa.
Estoy muy preocupado por la aparición de dos carreteras ilegales que se están haciendo entre ate y Cieneguilla. Primera víctima en el camino en el caso de la trocha que baja de Huaycán de Ate: el sitio arqueológico de molle, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en junio de 2014 (http://turismo.municieneguilla.gob.pe/?p=267). Si este sitio está afectado, el nombramiento por la UNESCO del sitio arqueológico de Huaycán (http://turismo.municieneguilla.gob.pe/?p=269) también corre peligro
Tenemos el viento en contra, ya están empezando a delimitar terrenos. (http://elcomercio.pe/lima/seguridad/trafico-terrenos-invasores-amenazan-albergue-infantil-noticia-1860774). Esto es la puerta abierta a que nos vengan encima todos los problemas de Ate, y somos un distrito de 40.000 pobladores con una superficie que es la 3ª más grande de Lima Metropolitana: no podremos detenerlo. Las consecuencias probables:
• Cieneguilla perderá su imagen de Destino Seguro (delincuencia) y de “pulmón de Lima” (invasiones);
• el negocio turístico caerá, arrastrará a los negocios afines y probablemente el resto de la economía ;
• los inversores se asustarán y se irán;
• los pobladores que puedan irse venderán y empezará la especulación inmobiliaria ;
• Y tantas cosas que me llenan de impotencia, y que seguramente ya estará intuyendo también con lo que se ve de Ate en los noticiarios…
Hemos empezado a organizarnos (https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1278601488832469.1073742931.212418192117476&type=3&pnref=story) pero no deja de ser la voz de un pequeño distrito de 40.000 habitantes… necesitamos apoyo desde más arriba: mover los medios de comunicación, para que se mueva el gobierno… necesitamos llegar hasta el Congreso de la República.
Los recursos legales son una cosa, ya estamos en ello desde hace mucho tiempo, pero eso no detiene a los traficantes de terreno, necesitamos soluciones alternativas. De lo contrario el valle del río Lurín acabará como el del Rimac y el del Chillón.
Ayúdenos por favor, poniéndose en contacto con Emilio Chávez Huaringa, Alcalde de Cieneguilla:
emilio.chavez@municieneguilla.gob.pe
Telf.: 4798117
Sé que no soy nadie, ni siquiera soy de acá… nací en Francia y vivo en Cieneguilla desde que llegué a Perú, hace 2 años. Me imagino que le sorprenderá que un extranjero se mueva por una tierra que no es la suya, pero es mi tierra de adopción, y la defiendo porque quiero salir adelante con ella, y con mi esposa. Ellas son lindas, de hecho que son peruanas, son mi razón de vivir, y no quiero que les pase nada.
Miles de gracias, por adelantado,
Saludos muy cordiales,
Nicolas DERVAL