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miércoles, junio 03, 2015

La COP 20 y el retroceso ambiental peruano

Los ojos del mundo están puestos en el Perú por ser sede de la COP 20, pero nuestro panorama ambiental no es uno de los más alentadores.

El jueves arranca en Loreto la semana COP 20. Estas semanas verdes intentan informar a la población sobre el cambio climático y recoger sus puntos de vista y experiencias, con miras a la Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP 20).
La reunión internacional se realizará en diciembre, en Lima (considerada la capital más contaminada de Latinoamérica). Participarán unos 190 jefes de gobierno y llegarán más de 25 mil asesores, académicos, expertos, activistas y periodistas. Los ojos del mundo están puestos sobre el Perú, por desgracia, pues nuestro país no pasa por su mejor momento ambiental. El reciente paquete de medidas que aspiran a reactivar la economía socavó las bases de la institucionalidad ambiental. Así se favoreció para que, local e internacionalmente, cale el discurso de las ONG antiinversión. Y es que las medidas reactivadoras son un retroceso en lo que se refiere al uso de herramientas de prevención de riesgos ambientales (ya no se requerirán estudios de impacto ambiental, EIA, en las fases exploratorias de los proyectos extractivos) y el derecho de las comunidades afectadas.
La minería ilegal e informal sigue contaminando con mercurio los ríos y ecosistemas de mayor biodiversidad del planeta en Madre de Dios, una actividad ligada además al lavado de narcodólares y tráfico de personas, y que se expande también por los ríos de la selva norte.
Más del 90% de la madera exportada por el Perú procede de la tala ilegal de bosques amazónicos, según el informe "La máquina lavadora", de la Agencia de Investigación Ambiental EIA (por sus siglas en inglés). Las mafias forestales crecen y las autoridades no implementan los sistemas de identificación de maderas mediante marcadores de ADN, algo que los ingenieros forestales y conservacionistas piden desde unos tres años, si no más.
El domingo, el programa "Panorama" denunció que la empresa Cacao del Perú Norte tala el bosque de Tamshiyacu, a orillas del río Amazonas, muy cerca de Iquitos. La empresa opera sobre 3.500 hectáreas, es decir una extensión similar a la de los distritos de Magdalena, San Isidro, Miraflores y San Borja combinados. Sin permisos y a vista y paciencia de las autoridades. Y eso que los bosques amazónicos son considerados los mayores sumideros de CO2 (dióxido de carbono, uno de los principales gases responsables del calentamiento global, según los expertos). Pero, ¡ay, los árboles siguen cayendo!
La debilidad del Ministerio del Ambiente es evidente, así como la del ministro Manuel Pulga-Vidal. A puertas de la COP 20, el ambiente, la contaminación, la tala ilegal y los derechos de las comunidades afectadas por los grandes proyectos extractivos, madereros y agroexportadores no le interesan al gobierno. ¿Qué mostraremos al mundo? Un gran retroceso en temas verdes.

Peligro

El reciente paquete de medidas para reactivar la economía socavó la institucionalidad ambiental.

Martha Meier M.Q.
Editora Central

El Comercio, 12 de agosto de 2014 (Página Ecología)

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