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jueves, mayo 28, 2015



"De terror.com"

Solo usando la imaginación podremos visualizar que algo bueno ocurre. Las noticias nos dicen que todo es malo, feo, triste y corrupto. Los periodistas escarbamos la basura creyendo que así se limpia. Y no, parece que solo logramos acostumbrar a la gente al hedor del basural.
Hoy para deprimirse o brincar del susto basta leer las noticias o ver un noticiero. Escalofrío primero: eso rojo no es ketchup con miel (como la que se usa para filmar) sino sangre humana, "de verdad". Escalofrío segundo: los más chicos dicen "ála, cómo quedaron". Escalofrío tercero: no queda claro si se dan cuenta que no es ficción, que esas imágenes tristes, dolorosas y aterrorizantes son de gente de carne y hueso. Ya se acostumbraron a no sentirlas.
¿Qué leemos y vemos? Hijas que asesinan a sus madres; novios y esposos que muelen a patadas a sus parejas; borrachos y borrachas manejando y protagonizando escándalos frente a cámaras; políticos corruptos ocupando páginas y pantallas para dar cátedra de por qué anda mal el país (como si ellos no fueran la raíz de los males); jóvenes que desatan balaceras en discotecas y un largo etc. Nuestras noticias son la mejor película de miedo jamás vista.
¿Nada bueno pasa? El otro día médicos de Essalud le extirparon un peligroso tumor cerebral a una señora por vía endoscópica. Le salvaron la vida. Si ella hubiera muerto, eso sí salía en letras inmensas en las primeras planas. La hazaña médica no corrió tal suerte. "De terror-punto-com", ese sería un nombre adecuado para un nuevo medio. Al periodista ya se le ve como ave de mal agüero.
En una conferencia de prensa el presidente Ollanta Humala dijo que informar no era solo dar "malas noticias", y apenas 15 minutos de noticias positivas podían cambiar un poco el modo de informar. "Las buenas noticias no venden", le dijo el periodista Camilo Egaña, de CNN. Cosa que no es cierta.
"Contagioso: Por qué las cosas son pegadizas", es un libro del Dr. Bergen que concluye: cuanto más positivo es un artículo, más probable es que sea compartido. Ahora que la información se difunde de modos tan variados se descubren nuevas tendencias y preferencias. Un reciente análisis del comportamiento de los lectores del "New York Times" reveló que los artículos emocionantes, asombrosos o alegres son los más compartidos. Los investigadores concluyen que las noticias positivas venden más y, además, provocan felicidad. Pero dedicamos demasiado esfuerzo, tiempo y talento a difundir las conductas y comportamientos que reprochamos. Ingenuamente creemos que esas denuncias ayudarán a que se haga justicia y que los "malos" tengan su merecido (como en una película). Difícil.
No se trata de dejar de lado nuestra labor de informar y denunciar los sucesos desagradables, trágicos, ni la creciente corrupción y delincuencia. El asunto es cómo lo hacemos y cuánto de noticias buenas dejamos de lado. Informemos de manera constructiva para no generar desesperanza ni formar públicos indolentes.
Enfocados en lo que es "de terror.com" olvidamos la urgencia y responsabilidad de contar lo bueno de la vida; los personajes ejemplares cuyas conductas deben imitarse; buscar las soluciones y no solo los problemas. No se edifica escarbando el basural, sino sembrando flores y árboles en los jardines.
Estudio de universidad
Malas noticias afectan la salud física y mental
- Según investigaciones de la Universidad de Irvine, en California, las imágenes violentas, las de desastres naturales, masacres, accidentes, enfrentamientos, crímenes, asaltos, guerras y ataques terroristas, afectan la salud mental y física de las personas.
Exposición a imágenes
Traumas colectivos en las nuevas audiencias

- "La exposición a las imágenes violentas de los medios de comunicación podría contribuir a generar 'traumas colectivos'; imágenes que alcanzan grandes audiencias vía You Tube, redes sociales (...)", dice la doctora Roxane Cohen.

Martha Meier M.Q.
Editora central

El Comercio, 25 de junio de 2014

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