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martes, junio 24, 2014

El siglo de las ciudades verdes

Como todos los años, este 22 de abril se celebra el Día de la Tierra. Se han elegido como tema las ciudades verdes con el fin de llamar la atención sobre la necesaria transformación de las áreas urbanas en ambientes saludables y sostenibles.

Este 22 de abril se conmemora, como cada año desde 1970, el Día de la Tierra. Tras 44 años, la fecha es una masiva celebración de gente comprometida con el cambio y convencida de que el futuro está en nuestras manos. Este año llama la atención sobre la necesidad de transformar las ciudades y centros urbanos en espacios verdes y sustentables.

UN POCO DE HISTORIA
El Día de la Tierra fue establecido en 1970 por el senador demócrata Gaylord Nelson (1916-2005), nativo de Wisconsin, Estados Unidos. Nelson había ganado notoriedad al exigir en el Congreso audiencias para discutir la seguridad de las píldoras anticonceptivas. Aquello derivó en la obligación de las farmacéuticas de incluir en los envases, prospectos informativos sobre los efectos colaterales y advertencias sobre el uso de anticonceptivos.
Nelson era un amante del aire libre y de la vida saludable y promovió el Día de la Tierra con el afán de crear conciencia colectiva sobre problemas como la contaminación, la degradación de ecosistemas, la calidad del agua y del aire, entre otros.
El primer Día de la Tierra se celebró con marchas pacíficas. En la ciudad de Nueva York un extenso grupo de jóvenes bloqueó las avenidas para evitar la circulación de automóviles. Ese día, los monitoreos sobre la calidad del aire demostraron que las pocas horas sin carros lograron disminuir la contaminación del aire urbano. Se comprendió que la Tierra necesitaba un respiro.
NUEVAS URBES
Este martes 22 más de mil millones de personas en unos 190 países realizarán acciones a favor del ambiente: arborizaciones, siembra en terrenos baldíos, creación de huertos en las azoteas, marchas y conciertos de concientización, limpieza de playas, entre otras actividades.

Crecer sin espacio
La atención estará puesta en la gran transformación requerida por las ciudades. Hoy estas albergan a más de la mitad de la población planetaria y han crecido no en función de las necesidades fundamentales de las personas por contar con espacio suficiente, áreas verdes, agua de calidad y aire puro. Todo lo contrario, se han expandido -horizontal y verticalmente- con el solo fin de dar cabida a más personas, "como sea".
Las grandes urbes son una entelequia consumidora de recursos y productora de desechos. La semilla para cultivar una ciudad verde está en su gente y la génesis de la urbe nueva, en generar buena parte de los recursos que requiere y reusar sus desechos para que no sean un problema sino una solución energética, productiva y generadora de empleo.
Algunos ejemplos: las botellas plásticas pueden transformarse, a bajo costo, en fibra polar para tejer prendas de vestir, frazadas y otros productos de uso cotidiano; la basura orgánica puede perfectamente generar energía en forma de gas para abastecer a las zonas marginales; las aguas servidas, tratadas mediante bacterias y algas, son reusables para el riego de parques, jardines y zonas de cultivo.
A su vez, las azoteas de casas y edificios son fácilmente transformables en pequeños huertos ecológicos (como ocurre hoy en el distrito limeño de Lince, donde los vecinos ya cosechan y hasta comercializan lechugas, tomates y otras verduras, en un proyecto impulsado por su alcalde, el cuarentón y muy visionario médico Fortunato Martín Príncipe Laines).
Hacinados

Las ciudades verdes deben ser el objetivo del siglo XXI. Las cosas necesitan cambiar. La población de las ciudades y centros urbanos crece a un ritmo sin precedentes históricos. La FAO sostiene que "casi cinco ciudades nuevas del tamaño de Beijing [surgen] cada 12 meses. Para el 2025, más de la mitad de la población del mundo en desarrollo -3.500 millones de personas- será urbana".
La FAO señala también que para el 2020, la proporción de la población urbana pobre llegará al 45%, o 1.400 millones de personas.
Para entonces, "el 85% de la población pobre de América Latina se concentrará en las ciudades y los centros urbanos". Es la llamada "nueva bomba demográfica". Se teme que generará desgobierno, degradación ambiental, social y moral; inseguridad, mayor pobreza, exclusión y desempleo. Ciudades insostenibles y al borde del colapso. La única salida es la perspectiva "verde".

TODO ES POSIBLE
Las ciudades pueden ser, otra vez, lugares llenos de oportunidades, motores del avance social y cultural y de economía de los países; y no el dolor de cabeza que son hoy. El siglo XXI debe ser el de las ciudades verdes (autosuficientes, ordenadas, sostenibles social, económica y ambientalmente).
Para lograrlo solo se requiere decisión política, soluciones creativas e incorporar esta visión en la planificación urbana y las licitaciones de la infraestructura requerida y el transporte. No se trata de poner parches sino de generar cambios. A puertas de nuevas elecciones municipales, esperamos la visión verde de los candidatos.

El Comercio, 20 de abril de 2014

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