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viernes, enero 03, 2014

Jane, los niños y Dios

Hoy al caer la noche llegará al Perú, por primera vez, la más emblemática mujer de nuestro tiempo, una leyenda viviente: la doctora Jane Goodall, la mayor experta en primates del mundo.
Esta inglesa de apariencia frágil recorre el mundo llevando su mensaje ambiental e impulsando, infatigablemente, su proyecto Roots and Shoots (Raíces y Brotes), que ha generado una inmensa masa crítica de niños y jóvenes que trabajan voluntariamente por sus comunidades. Jane está convencida de que esos niños, pacíficos, activos, asertivos, solidarios y comprometidos, son quienes cambiarán el mundo, quienes arreglarán este desastre ecológico que hemos creado.

La reconocida etóloga, primatóloga y conservacionista es una persona íntegra y hermosa, un alma limpia que se ha impuesto la titánica tarea de generar esperanza en estos tiempos de caos y desazón. Y sí, al caer la noche llegará a este nuestro país, tan enfrascado en sus pasajeros líos políticos y, seguramente, como el gran sabio italiano Antonio Raimondi le provocará decir: "Jóvenes peruanos, dad tregua a la política, y consagraos a hacer conocer vuestro país y los inmensos recursos que tiene".
Goodall cree en la bondad del ser humano y eso solo puede entenderse si se sabe que está convencida de la existencia de un poder superior. Dice no ser introspectiva y que para ella Dios estuvo allí siempre, "como las aves o como el viento". Algo que a los científicos -agnósticos y ateos, por norma- les hace levantar una ceja recriminatoria, especialmente a ese activista del ateísmo que es Richard Dawkins.
No faltan quienes la califican de "ecoevangelista", y en buena hora si así es, porque lo que le falta a gritos a la sociedad contemporánea es espiritualidad.
En una entrevista para una web feminista le preguntaron si seguía siendo cristiana, y respondió con naturalidad: "Supongo que sí; fui criada como cristiana".
Es en la selva de Gombe, Tanzania, donde por más de medio siglo investiga a los chimpancés, donde creció su convicción de que hay un gran poder espiritual que su "mente finita jamás será capaz de comprender en su forma o naturaleza". ­Ella siente esa fuerza en la selva, rodeada de vida, de criaturas diversas, paisajes hermosos y plantas de todos los verdes.
Jane Goodall dice que su trabajo es crear esperanza, conectar nuestros cerebros con nuestros corazones, erradicar la apatía y sintonizarnos los unos con los otros para trabajar unidos, pacífica y armónicamente, por la conservación de la naturaleza y los más necesitados. Y... ¡lo logra! Definitivamente, detrás de ese milagro debe estar Dios. Y a Dios gracias, arriba Jane Goodall a este confundido terruño, para hablar de asuntos que sí ayudan a construir un mañana mejor.

El Comercio, 16 de noviembre de 2013

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