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miércoles, mayo 22, 2013

La ficción de los fogones

"Como agua para chocolate", la novela de la mexicana Laura Esquivel inició, según la crítica, lo que podría llamarse el género de la cocina ficción.

Para la escritora Laura Esquivel (1950) existe una literatura y un tipo de cine que sana y otro que enferma. Así lo sostiene en su ensayo "El libro de las emociones", donde analiza qué es una emoción, cuáles son las que sanan, cuáles enferman y "luego analizo -dice- el poder de la palabra y de la imagen para generarlas". Su obra "Como agua para chocolate" puede bien catalogarse de arte sanador y la adaptación cinematográfica también.


LA VUELTA AL MUNDO
Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que en 1989 la novelista, dramaturga y guionista mexicana publicara "Como agua para chocolate". Una particular novela sobre el amor imposible que incluía recetas tradicionales y familiares de su país. En poco tiempo, se convirtió en la génesis de un nuevo género literario, un libro pionero de la llamada literatura culinaria o cocina ficción.
Esquivel no había cumplido aún los 40 años y ya había "parido" lo que se convirtió de inmediato en un 'boom' internacional que retumbó inclusive en países tan alejados y disímiles como los nórdicos y el Japón. Su libro sobre el amor y el comer rápidamente dio la vuelta al planeta y fue un rotundo éxito traducido a más de 30 idiomas.
El libro fue considerado entre las 100 mejores novelas en español del siglo XX por el periódico "El Mundo", de Madrid. En 1994 recibió el premio ABBY (American Bookseller Book of the Year), de Estados Unidos, lo que convirtió a Esquivel en la primera escritora extranjera que recibió ese galardón.
"Esta novela -comentó en una entrevista- siempre ha estado rodeada de, llamémosle, cierta magia que yo nunca pude entender. No me imaginé que se iba a publicar. Yo solo quería contar algo que no podía hacerlo desde el cine. Una amiga mía la lleva al editor de Planeta, él la leyó en un fin de semana, le encantó, y ese mismo viernes ya estábamos firmando el contrato. En esa época no se hacían campañas publicitarias como ahora sino de boca en boca y en menos de un mes ya estaba agotada la primera edición. 'Como agua para chocolate' ha sido muy especial desde el momento de escribirla, está muy relacionada a mi vida personal y familiar y representa muchas cosas, también la película".

AL CINE
No pasó mucho tiempo para que la novela fuera adaptada al cine por la propia Esquivel, quien también es guionista y dramaturga, amén de experta en educación infantil. La dirección de la película estuvo a cargo de Alfonso Arau, por entonces su esposo, y marcó un hito en la historia del cine mexicano: ganó 10 premios Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. La ceremonia de premiación se celebró un 28 de abril, como hoy, en el Palacio de Bellas Artes.
La historia que narra las vicisitudes de un amor imposible e imperecedero que transcurre en medio de potajes y el acto de cocinar cautivó tanto en la pantalla como lo hizo en el libro. Bajo el ojo vigilante de Esquivel, Arau logró recrear la atmósfera de realismo mágico de la novela, e ingresó en el mundo femenino de la cocina, a ese espacio sagrado y laboratorio de alquimia. Todo rodeado de la atmósfera mágica que es una constante de la autora, tanto en su obra como en su cotidianidad.
"Las primeras funciones de la película eran muy intensas para mí -mencionó en una entrevista- [...] Durante la filmación estábamos en el desierto, a unos 20 kilómetros del pueblito más cercano, y de pronto me dio una trombosis cerebral. Cuando abrí los ojos no podía hablar y vi a mi hija angustiada [...] Tres semanas después cuando regresé a la filmación, no encontré el desierto con sus cactus como cuando me fui, pues habían floreado. Iba por las calles y pensaba '¡esto no puede ser!'. En el momento que bajo de la camioneta que me llevaba empieza la lluvia y un arco iris lo rodea todo. ¡La vida me dio una bienvenida bellísima!".

LAS FURIAS
Si bien el alude a la gastronomía, bajo este subyace toda una actitud frente a la vida, o determinados momentos de la vida que nos rebelan. "Como agua para chocolate" es un frase ampliamente usada en México para referirse a que uno -u otra persona- está muy enojada, o como decimos por acá "caliente", sin la carga sexual obviamente.
La frase se refiere a que para hacer chocolate tradicional se necesita usar agua a punto de ebullición, sumamente caliente, para poder disolver el chocolate, en tableta, vertido en ella. ¿Pero a qué tanto enojo?
Laura Esquivel es una mujer crítica de nuestro tiempo, del rol de víctima de las mujeres, de la deshumanización traída con el progreso, del consumismo que pretende ser sinónimo de felicidad y de nuestro alejamiento de la naturaleza.
En una conferencia sobre gastronomía, dijo: "Tal vez la única salida que nos queda es rescatar el fuego civilizador, y convertirlo nuevamente en el centro de nuestro hogar. Nadie que verdaderamente entienda el sentido de la civilización, a través del acto cotidiano de la cocina, que representa una entrega desinteresada, puede seguir viendo el mundo desde un ángulo de mezquindad y avaricia. Recuperemos el culto a la cocina, para que dentro de ese espacio de libertad y democracia, podamos recordar, m??s allá de todas las torpezas, cuál es el significado que queremos dar a nuestra existencia".

VOLVER A LOS FOGONES
"En nuestras sociedades -dice Esquivel- le tenemos miedo al amor y amor al miedo, entonces ese es el problema, ¿por qué le tengo miedo y por qué digo que busco amor para no encontrarlo? Porque le tengo mucho miedo. Ese es el juego en el que generalmente nos enfrascamos, tanto hombres como mujeres".
"Como agua para chocolate" refleja ese miedo y ese amor. Un drama familiar, de amor, de celos y pasión donde la gastronomía es metáfora del amor desgarrado y desgarrador, un amor sin futuro, condenado a morir.
Tita, la protagonista, cocina para evadirse, para alegrarse y alegrar a los demás, para vengarse y limpiar su conciencia y para sanar. Cada alimento y cada receta tienen un significado, como la cebolla que provoca el llanto en las protagonistas y los pétalos de rosa el amor.
Un drama familiar, de amor, de celos y pasión donde la gastronomía es metáfora del amor desgarrado y desgarrador, un amor sin futuro.

El Dominical, 28 de abril de 2013



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