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sábado, diciembre 01, 2012

El sonido desde el silencio

Evelyn Glennie bien pudo llevarse una medalla olímpica por su performance musical en la ceremonia inaugural de los juegos londinenses. La portentosa percusionista quedó sorda a los 12 años y, sin embargo...

Esa noche espectacular quizá su figura pasó desa-percibida, mas no su sonido. Imposible. La percusionista escocesa Evelyn Glennie, con su toque -y dirigiendo a los Pandemonium Drummers-, fue el corazón palpitante de la magistral puesta en escena de Danny Boyle para la inauguración de las Olimpiadas de Londres 2012. Ella marcó el ritmo de 1.000 percusionistas y creó la atmósfera estruendosa necesaria para que los actores representasen la revolución industrial inglesa.

EL PODER
Glennie es una reconocida compositora y ganadora de dos premios Grammy. Ha colaborado con músicos de diversas tendencias, explorando desde lo clásico (con orquestas sinfónicas) hasta llegar a acompañar, también, a músicos de vanguardia como la islandesa Björk. ¿Qué es lo particular de todo esto? Pues que a la edad de 12 años la dama de los tambores quedó no parcial sino casi totalmente sorda. Envuelta en su propio silencio, bregó por ser una creadora de sonidos, de música, de eso que, según explica, "es la mejor medicina diaria". No se aisló en su cosmos silencioso y, dando certeramente en el blanco del prejuicio, dijo: "Si vemos a alguien en una silla de ruedas, damos por hecho que esa persona no puede caminar. Es posible, sin embargo, que pueda dar tres, cuatro, cinco pasos. Eso, para ellos, significa que sí pueden caminar". Y allí está ella para enseñarnos que cuando hay pasión no existen los límites y poco importa si asumimos que una mujer sorda puede hacer música o no. Ella lo hace brillantemente y, en su propio camino de perfeccionamiento, nos enseña que escuchar es bastante más que ondas sonoras que golpean nuestros tímpanos. Su amor por la música es también de activista. Su preocupación es por lo que bien podríamos llamar "alfabetización musical", un concepto del que poco se habla en una sociedad altamente consumidora de música, con una incapacidad y real disfuncionalidad para comprenderla cabalmente. Es como comprar un libro y disfrutar su forma, pero no poder leerlo y menos crear algo similar.


En términos generales, la mayor parte de la población mundial es analfabeta musicalmente hablando.

Esta realidad impide la expresión integral y creativa del ser humano, deja áreas y capacidades cerebrales sin aprovechar y limita, además, la capacidad de comunicación mediante el lenguaje musical de las diversas culturas. Con esto en mente, Evelyn Glennie fundó el Consorcio de Educación de la Música.

La acompañan en este esfuerzo el flautista James Gal-way y el cellista Julian Lloyd Webber, hermano menor de Andrew Lloyd Webber, el compositor de musicales como "Jesucristo Superestrella", "Evita", "Cats" o "El fantasma de la ópera", entre otros. Con esa institución, han logrado que se apruebe una inversión de 332 millones de libras esterlinas para la educación musical y recursos musicales en Gran Bretaña.

CREAR Y ENTREGAR
Glennie dice que es "primero y ante todo una creadora de sonido. Todo lo que hago es derivado del sonido pese a mi profunda sordera. Aspiro a explorar cada avenida y superficie sonora, incluidos el diseño, la tecnología y su materialidad. Disfruto el reto de crear un acercamiento sin alborotos y me entusiasma la idea de construir un legado global que siga viviendo después de que yo haya partido de los escenarios". El documentalista Thomas Riedelsheimer plasmó la inspiradora vida de esta mujer, sus exploraciones y mensaje en "Touch the Sound". Glennie es una conferencista de renombre que utiliza los sonidos para sensibilizar sobre la importancia de potenciar nuestra capacidad de escuchar pese al caos de los ruidos contemporáneos. Dicen que jamás acepta un "no" como respuesta, y eso de ser sorda ayuda mucho para el caso. Esta creadora es capaz de derrumbar los muros de la discriminación, los prejuicios y los sistemas establecidos a golpe de tambor.

Es capaz de derrumbar los muros de la discriminación, los prejuicios y los sistemas.

El Dominical, 05 de agosto de 2012

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