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sábado, mayo 21, 2011

El “piquichón del Orinoco” ya tiene escriba



“Ollanta Humala no podría ser un demócrata aunque lo intentara”, escribió el periodista Gustavo Gorriti Ellenbogen en “Caretas” hace escasamente cinco años. Entonces, invocaba a votar por Alan García y no por “el piquichón del Orinoco”.


“Piquichón de Orinoco”, así llamaba Gorriti al candidato Humala por su cercanía al proyecto del “petrogorila” (léase Hugo Chávez, según el apodo que le endilgó). En aquellos tiempos, Gorriti afirmaba que no había que creerle a Humala por “su formación, su trayectoria, su base de apoyo organizado, sus múltiples puntos de contacto con el montesinismo, sus plurales analogías con Chávez”.


Hoy el periodista de Ideele Reporteros –prensa financiada entre otros por el especulador internacional George Soros– se ha convertido, tras la primera vuelta, en un simpático porrista del humalismo. Y con eso no solo pone en duda lo que dijo antes sino lo que afirma hoy. ¿A cuál Gorriti debemos o podemos creerle? ¿Al del 2006 o al recientemente converso y neocreyente del comandante (r) candidato?


“Sin Antauro no hay Ollanta. Antauro fue si se quiere la pista de despegue […]. Sin el trabajo previo que hizo Antauro, Ollanta no estaría en las elecciones”, sostuvo en nota publicada por agenciaperu.com. Aseguró, además, que el ‘andahuaylazo’ fue una estrategia política de Ollanta Humala y comentó que el manifiesto que pronunció desde Seúl era prueba inequívoca de su apoyo a tal levantamiento armado.


Frente a esas afirmaciones cabe mencionar que, por estos días, al periodista Jaime Bayly le ha llovido de todo. ¿Por qué? Simplemente por recordar el apoyo brindado por el actual candidato O. Humala al ‘andahuaylazo’, ese sangriento y antidemocrático episodio contra el gobierno de Alejandro Toledo que tuvo el lamentable saldo de cuatro policías asesinados. Entre las burdas mentiras con que se ataca a Bayly, por recordar lo que Gorriti y otros denunciaron y quieren que se olvide, están: el ser parte del inexistente plan Sábana, sicario mediático pagado por los mineros, entre varias otras falsedades que son, indudablemente, parte del guion de los asesores brasileños del comandante (r) candidato y del galán que engrosa el elenco de una película ya conocida: Alvarito Vargas Llosa.


Quienes se rasgan las vestiduras por la democracia se han convertido en los principales verdugos de la pluralidad y no tienen empacho en lapidar a quien opina distinto sobre el candidato con el que se han aconchabado. ¡Qué Dios nos coja confesados! Y esto que Bayly no ha hecho sino recordar algo que fue denunciado por don Gorriti Ellenbogen en el 2006, cuando esta cofradía de humalistas de última hora le hacía ascos al comandante (r).


“El presidente Toledo fue elegido democráticamente […] Quienes postularon sobre su vacancia fue gente del entorno fujimorista […] Tenía que hacerse a través de los mecanismos que la ley demanda: a través del Congreso […] Lo que se intentó hacer no fue una insurgencia sino un cuartelazo”, sostuvo a agenciaperú.com. Otra vez hay que preguntarse ¿a cuál Gorriti se le cree?
Hay un Gorriti que sostuvo: “Si bien en el campo de [Alan] García hay gente que ha tenido una relación cercana con el fujimorato, en el campo de Ollanta Humala hay gente que ha tenido una relación mucho más cercana con el montesinato”. Hay otro Gorriti que como buen converso tardío –tras la primera vuelta– es un fanático impenitente del comandante (r).


Ir de un extremo al otro tan repentinamente, sin duda, es lo que lo ha llevado a tratar de justificarse en su última nota de “Caretas”. “Todos cambiamos a lo largo de la vida. Cambia nuestro cuerpo con los años [ocasionalmente con los meses], cambia nuestra mente y, a veces, cambia el alma también. Pero, igual que con la gente, no todos los cambios son iguales y algunos sí que son espectaculares”. Espectacular es sin duda que el periodista haya mutado en escriba de aquel golpista al que consideraba un simple y llano “piquichón de Orinoco” por su chavismo y deslizaba que podía estar recibiendo dinero de ese gobierno tramposo. Sobre el supuesto distanciamiento del proyecto bolivariano afirmó: “Se han dado cuenta de que el abrazo de Chávez es asfixiante y letal para ellos. Lo que pasa es que el gorila del Orinoco no se puede contener. Humala es su candidato en el que ha invertido por lo menos afectos, no sé si algo más”.


El Comercio, 21 de mayo 2011



Alvarito en su laberinto



“Sería un acto de verdadero suicidio. Ojalá la gente entienda el peligro que representa Humala para la democracia”, afirmaba enfáticamente Alvarito Vargas Llosa en el diario “La Primera”, en marzo del 2006. Cinco años después el señorito ahora parte del novo combo club humalista desdice todo lo que pensó, escribió y dijo, inclusive antes de la primera vuelta. El heredero del recientísimo título nobiliario español de marqués de Vargas Llosa declaró en “La República”, órgano propagandista del humalismo, que le “consta personalmente que personas e instituciones importantes como el ex presidente Lula da Silva o el Departamento de Estado de EE.UU. tienen suficientes garantías de que Humala no representa un peligro para la democracia”.
Ya pues, ahora resulta que para el Vargas Llosa chiquito Lula da Silva es un dechado de virtudes y transparencia. Y esto después de haber denunciado que “El presidente de Brasil, Lula da Silva, está inmerso en un interminable escándalo de corrupción; su reputación, que alguna vez fue enorme, está hecha jirones. Una impresionante secuencia de revelaciones que involucran al gobierno y al Partido de los Trabajadores de Lula –comenzando con la confesión por parte del legislador de la oposición, Roberto Jefferson, de que había recibido sobornos por sus votos en el Congreso– ha sacado a la superficie todo un esquema de sobornos a legisladores y de métodos irregulares de financiamiento del partido”.
Claro, pero para su actual manipulación política le conviene pintarlo como oráculo de verdad y sabiduría. Y ¿qué es esto de sostener que en el “Departamento de Estado de EE.UU., tienen suficientes garantías de que Humala no representa un peligro para la democracia”? ¿Alvarito es ahora relacionista público de esa institución? ¿Encargado del gobierno de Obama para promover la campaña de un ex militar que comprobadamente avaló el ‘andahuaylazo’, esa intentona golpista contra el gobierno de Alejandro Toledo? Y, por último, ¿de cuándo acá y según quién los peruanos tenemos que guiarnos por lo que crea una institución extranjera con una larga lista de errores de confianza: Gadafi, Hussein, el panameño Noriega y varios otros sangrientos, corruptos y peligrosos tiranos que terminaron enquistados en el poder?
Vaya usted a saber de dónde salen las posturas de Vargas Llosa hijo, que dicho sea de paso pisa muy poco nuestro país. Lo cierto es que en las declaraciones al diario “La Primera”, el ahora vocero humalista, enfatizó en el 2006: “Lo único que representa Ollanta es a la política tradicional pero en su forma más bastarda. Si llega al poder, se conducirá con autoritarismo e irrespeto a las libertades”. Pedía también cerrar filas para evitar que triunfe “el proyecto totalitario de Humala”. Ahora de pronto y de la nada, el lobo trasmutó en mansa ovejita por obra y gracia de la fantasía o la patología de Alvarito y su padre. ¿Dónde creen que quedó la ideología etnocacerista en la que lo educaron en el hogar familiar?
Vargas Llosa jr. alertaba a la comunidad internacional así: “Ollanta Humala es un ex oficial del ejército acusado de violaciones contra los derechos humanos […] Ahora está en la órbita de Hugo Chávez”. En otro artículo sostuvo: “La gran pregunta, en caso de una victoria de Humala en el ballotage es si el candidato nacionalista se convertirá en otro Chávez. Ya ha anunciado que convocará a una asamblea constituyente a fin de modificar la Constitución, lo que a su vez le dará la facultad de llamar a nuevas elecciones para el Congreso. Ese es exactamente el modo en el que Chávez logró concentrar el poder y comenzó a erosionar la democracia en Venezuela [...]. Si Humala triunfa, tendrá un montón de efectivo en sus manos debido a que los minerales que el Perú exporta están generando muchos ingresos para las arcas fiscales y la administración saliente está dejando sustanciales reservas monetarias […] Si Humala cumple sus promesas de revisar los contratos de inversión extranjera […], y de nacionalizar los recursos naturales, la inversión en el Perú disminuirá. Esto no es nada bueno para un país que precisa más de ella”.
Una pregunta para el niño Álvaro: ¿Por qué suponer que Humala ha cambiado? Todo lo que Vargas Llosa temía en el 2006 está plasmado, en blanco y negro, en el plan de gobierno y en la ideología cavernaria del entorno de la coalición que apoya hoy al ex militar.
Que no le quepa la menor duda al niño Álvaro: de llegar Humala a Palacio ocurrirá todo lo que temía hace cinco años, y más, aunque su papi –sin pruebas ni fundamento– diga lo contrario desde su interpretación literaria de la realidad.






El Comercio, 20 de mayo de 2011

¿A quién mató Humala en combate?



El periodista Gustavo Gorriti escribió en el 2006 que “con Ollanta Humala viene el proyecto de una dictadura cívico-militar. Más militar que cívica, y con fortísimos elementos fascistas”. Decía también: “olvídense de Evo Morales [que es otra cosa, un líder sindical civil] y piensen en Montesinos. Sí, en Montesinos”. Añadía Gorriti: “Ollanta Humala dice que no hay fujimoristas en su grupo, y de repente tiene razón: solo hay montesinistas. Dice también que no hay generales montesinistas, y de repente tiene razón otra vez: solo hay coroneles y comandantes montesinistas”.
Pero, para el periodista Gorriti todo eso que pensó y escribió alertando a la ciudadanía ha quedado en el pasado remoto. Bien, démosle el beneficio de la duda y asumamos ilusamente que hoy no hay militares montesinistas en el entorno humalista. ¿Pero qué hacemos con esta frase de Gorriti? Según explicaba en el 2006, la llegada de Humala al poder significaría ingresar en “los tiempos de la doctrina Madre Mía”.
Después de esa aseveración no queda resquicio para la duda. ¿Por qué? Simplemente porque es un hecho comprobado que Humala fue el ‘capitán Carlos’, que operó en la base contrasubversiva de Madre Mía y diversas versiones lo vinculan a torturas y desapariciones forzadas. “La República”, dirigida por Gustavo ‘Chicho’ Mohme Seminario, en nota suscrita por el periodista Edmundo Cruz, sostuvo que el personaje hoy inventado por los asesores brasileños Favre y Garreta “obtuvo calificativo sobresaliente por operativo en que se violaron los derechos humanos”. Cruz afirmaba en ese diario que el informe de eficiencia del oficial (IEO) Humala revelaba que lo de “sobresaliente” tenía que ver con su desempeño en operaciones. “¿Cuáles operaciones?”, se preguntó Cruz afirmando que la más importante fue la: “Operación Cuchara, descrita por el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación como una acción violatoria de los derechos humanos”.
Ni se crea que la cosa queda allí. Según citaba el hoy diario partisano del humalismo apoyándose en testimonios del informe de la CVR: “Uno de los objetivos de esta operación fue dar una lección a los pobladores […], así fueran inocentes, porque la gente creía demasiado [en la subversión] […] Primero bombardearon la zona, entraron los helicópteros, casa que encontraban casa que quemaban, con kerosene, gasolina, [desconozco] cuántas personas fueron asesinadas” [esto último lo atribuye el diario de los Mohme al testigo militar 492520 de la CVR].
No parece haber razón para poner en duda la acuciosa investigación de Edmundo Cruz en el 2006, pues como escribió Carlos Basombrío en “Perú.21”, bajo la dirección de Augusto Álvarez Rodrich: “Edmundo Cruz no es un joven periodista en busca de gloria fácil. Todo lo contrario, es uno de los más experimentados y destacados ‘sabuesos’ que hay en el medio. En particular, tiene una larga trayectoria investigando crímenes de derechos humanos”. Basombrío –ex viceministro del Interior y tres veces director del IDL– resaltaba las “nuevas e importantes evidencias de la responsabilidad de Ollanta Humala en violaciones a los derechos humanos”, aportadas por Cruz. Cosas del Orinoco, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), hoy regentada por la poeta Rocío Silva Santisteban, avalaba entonces esas denuncias que hoy vergonzosamente calla, como callan Gorriti, Basombrío, Mohme y el IDL. ¿Cambiaron de pronto de opinión o las víctimas de Madre Mía jamás les importaron?
Hay algo bastante escabroso que fue consignado por el diario mohmista el sábado 24 de junio del 2006. Un asunto que al menos debiera sonrojar a quienes por aconchabarse en el poder apoyan a Humala de última, solo después de que el ex presidente Toledo no pasara a segunda vuelta. En esa nota Humala dijo “no he torturado, ni he privado de su libertad a nadie y menos matado fuera de combate”. A confesión de parte relevo de pruebas: el comandante retirado –que promovió y avaló el sangriento golpe contra el gobierno legítimo y democráticamente elegido de Alejandro Toledo–, este admirador de las tiranías de Fidel, de Chávez y de Velasco, que aspira a ser presidente del Perú, este ex soldado de tiempos del montesinato mató en combate.
Lo interesante sería saber cómo, a quiénes, dónde están esos cuerpos, si efectivamente eran terroristas y qué exactamente considera “combate”. Interesante sería conocer también qué piensa Humala de las denuncias de “La República”. ¿Mintió ese diario en el 2006? La respuesta solo la conocen Gustavo ‘Chicho’ Mohme y Humala, su candidato del alma. ¡Madre Mía!






El Comercio, 21 de mayo 2011