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jueves, agosto 11, 2011

Lo verde en los próximos cinco años



Considera necesaria la moratoria –no ingreso al país– de los cultivos transgénicos por los próximos diez años. Apuesta por el uso del gas para desalinizar el agua marina y asegurar un insumo esencial para la vida y el crecimiento de la agroexportación, sin tropiezos, en el escenario de incertidumbre climática que se vive globalmente. Cree en el valor del bosque en pie y en los múltiples servicios ambientales que brinda. Conoce las herramientas y programas internacionales para que un árbol, en que anidan las aves y cuyas hojas fijan el gas invernadero dióxido de carbono (CO2), genere tanto o más dinero que uno convertido en tablón, al mismo tiempo sabe que en un país con tanta riqueza forestal hay que desarrollar industrias conexas. Confía en que podrá encauzar la minería informal para evitar la degradación ambiental y que con tecnología apropiada el millón de familias que dependen de esta actividad podrá trabajar sin destruir ni contaminar, en áreas donde a las grandes mineras no les resulta atractivo invertir. Es un convencido de que el Ministerio del Ambiente debe tener más autoridad y ser transversal, pues le parece inoportuno –como al resto de peruanos preocupados por la conservación– que sean los mismos ministerios que promueven una determinada actividad los que aprueben los estudios de impacto ambiental, EIA. Apuesta por la promulgación de una ley obligatoria de consulta para evitar mayores conflictos socioambientales.
¿Quién es este personaje decidido a pintar de verde nuestro futuro? El doctor Ricardo Giesecke Sara-Lafosse, físico de la Universidad Nacional de Ingeniería, UNI, con un amplio currículo en el sector público. Ha sido, entre otros, director general de la Oficina de Planeamiento, Presupuesto, Estadística e Informática del Ministerio de Energía y Minas durante el gobierno de Alejandro Toledo; jefe de la Unidad de Cambio Climático del Conam en el gobierno de Alan García; viceministro de Energía; director y gerente general de Petro-Perú, director ejecutivo de Provías-Nacional; presidente del Consejo Directivo del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria, Pronaa, y más. Así que al caballero le sobra experiencia en temas de gestión y conoce a fondo los temas energéticos, de infraestructura de caminos y de asuntos climáticos, lo que abarca estudio del deshielo de glaciares, proyecciones sobre la disponibilidad de agua, conservación de bosques, entre otros asuntos verdes.
En la última campaña electoral Giesecke fue vocero “ecológico” de Gana-Perú (el hoy partido de gobierno) y, por suerte, el presidente Humala ha tenido el tino, la lucidez, la epifanía, de hacerlo su ministro del Ambiente. Ahora, esperemos que le haga caso. Si logra convencer al flamante presidente de que se ponga en práctica lo que sabe, conoce y predica, el científico logrará sentar, por fin, las bases de las que depende el desarrollo sostenible. El doctor Giesecke dijo –en una entrevista radial con el también físico Modesto Montoya– tener “el corazoncito a la izquierda”. ¿Importa eso? ¡No! Como no debería importar tenerlo al centro, a la derecha o en cualquier otro lado, si lo que se va a hacer es favorable para el destino del país. Dijo también “todos somos un poquito antisistema en lo que a ciencia y tecnología respecta”. ¿Y cómo no serlo, verdad, si en el Perú ya desde hace mucho esas palabras han sido olvidadas por políticos de todas las tiendas? ¿O alguien recuerda a algún legislador en huelga de hambre o encadenado a las rejas del Congreso por la falta de apoyo al desarrollo científico-tecnológico o, por lo menos, hablando del tema mientras comen pollos, matan perros o les lavan los pies? Aquí hay otro punto a favor del nuevo ministro: será –acuérdense– un avispón verde zumbando en los consejos de ministros para impulsar este tema, tan vital y tan postergado desde hace ya demasiado. “Ecológico”, conocedor y promotor de la ciencia amigable con el medio ambiente, amén de comprobada y certificadamente honesto.
¿Qué más podía pedirse? Parece que se vienen buenos tiempos en lo que a la cuestión ambiental se refiere. ¡Al fin!

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