Páginas

miércoles, marzo 30, 2011

Ollanta: el último de la fila




El Perú del siglo XXI es un país que comulga con las ideas de libertad económica y las posibilidades de prosperidad que ofrece el modelo liberal, implantado en el país en la década de los noventa. Aquí impera la confianza por la centroderecha y todo lo que vaya más allá, en esa misma dirección. Las encuestas lo demuestran: alrededor del 80% de los peruanos y peruanas tiene la intención de votar por candidatos que representan tales tendencias: Keiko, Toledo, Castañeda y PPK. Así que pongamos las cosas en contexto y no dejemos que los analistas y ‘encuestólogos’ pretendan confundirnos con su numerología y empoderarse como oráculos. Una cosa es la democracia y otra la encuestocracia. No podemos vivir bajo el influjo de números que cambian constantemente, porque resultan de la opinión del instante del dinámico sentir y pensar de la gente.

Que nos quede la cosa clara: los últimos ejercicios numéricos muestran sí un panorama general: la gran mayoría de peruanos rechaza las ideas obsoletas y estatistas del ex soldado Humala, y apuesta por candidatos que garantizan la sensatez económica, la propiedad privada, la libertad de ideas y de creación, la cultura emprendedora, la expansión de los capitales peruanos fuera de nuestras fronteras y un país suficientemente estable y en crecimiento que siga captando el interés de los inversionistas internacionales. Esto es lo que quiere la gran mayoría y eso es justamente lo que desprecia el humalismo.

Los números más recientes muestran a un Ollanta Humala puntero que en realidad es el último de la fila. Tan simple como eso: de llegar a la segunda vuelta todos sus potenciales contendores le ganarían holgadamente la partida. Todos, aunque con PPK la tendría un poco más fácil.

En lo que confía el humalismo es en la cosecha del voto antifujimorista, encarnado en quienes se llenan la boca con la palabra democracia, pero que no tuvieron empacho en servir desde puestos diplomáticos, públicos, y medios confiscados al dictador militar socialista Juan Velasco Alvarado, a fines de los años sesenta y principio de los setenta. De esos “demócratas” trasvestidos está plagado el horizonte político, pero ni aun con ellos le calzan los números para la victoria.

Ahora bien… ¿quién es Ollanta Humala? Un comandante admirador hoy de Velasco, de Chávez, de Fidel y del trotskismo brasileño (apenas fue gobierno, claro está). Humala sirvió en tiempos de Fujimori en bases antiterroristas y, según dijeron los organismos de derechos humanos (cuando se lanzó al ruedo electoral en el 2006), era el comandante ‘Carlos’, un temible “genocida” que operó en la zona de Madre Mía. Sus denunciantes, hoy muy calladitos, engrosan su lista parlamentaria y no tienen problema en aconchabarse con el “asesino” para llegar al Congreso. En aquellas elecciones del 2006, cuando la izquierda derechohumanista denunciaba que Ollanta era el tal comandante ‘Carlos’, la entonces candidata presidencial y hoy alcaldesa de Lima, Susana Villarán, rindió “homenaje” a los “desaparecidos” de Madre Mía. Con lágrimas en los ojos y la voz patéticamente entrecortada lanzó un ramo de flores, con celofán y todo, al río. César San Martín, el que condenó a Alberto Fujimori, resolvió que Humala no era ‘Carlos’, punto final, nadie cuestionó el fallo y varios se treparon al tranvía de la “O”, inclusive el ex jefe de la Unidad de Extradiciones de la Procuraduría Anticorrupción, Omar Chehade. El mismo que en Ideele Radio dijera: “La Sala Penal presidida por César San Martín, finalmente, va a dictar una sentencia como se aplicó respecto a los crímenes de lesa humanidad que cometió la Junta Militar Argentina [contra Alberto Fujimori]”. Ya antes de que San Martín lo exculpara por lo de Madre Mía, las mismas caras izquierdistas que hoy integran su lista le colgaron el sambenito de “montesinista”. Aducían entonces que el levantamiento de Locumba fue coordinado con Vladimiro Montesinos para que en medio de la revuelta este fugara en el velero Karisma. En medio de todas esas acusaciones, Humala fue nombrado agregado militar en París y luego en Corea. Así, el candidato que hizo carrera gracias al Estado Peruano, gracias a los impuestos de los contribuyentes, viene a decir –ahora con corbata y sin polo rojo– que quiere arrasar el Perú y replantearlo. Comandante Humala, esto es una democracia, no una encuestocracia en que sus números sean más importantes que el resto. Su primer lugar no significa mucho frente a un panorama en el que 80% de peruanos apuesta justamente por lo que usted rechaza. Como todo número emanado del instante en que se hizo la pregunta, ese también puede variar, probablemente para arriba.

En esta tierra nuestra (guste o no a los jurásicos politiqueros que a través suyo llegarán al Congreso), la gente confía en un sistema y un modelo que ha permitido al Perú ser ejemplo mundial y soportar una crisis económica internacional. ¿Lo puede entender

El Comercio, 30 demarzo de 2011

8 comentarios:

  1. ¿Usted realmente sabe lo que significa la palabra "Liberal"? ¿Cómo puede comparar a la doctrina que propone como inalienables las libertades económicas e individuales así como el respeto a los derechos humanos con la satrapía fujimorista? Es una vergüenza que una señora con todos los medios para instruirse como de seguro es usted no pueda liberarse de las anteojeras ideológicas.

    ResponderBorrar
  2. En qué parte según usted, dice lo que no he dicho??
    Bueno sería que se quite usted las anteojeras ideológigas antes de empezar una lectura....

    ResponderBorrar
  3. Bueno, si usted necesita que le resalten lo evidente, ahí va: "El Perú del siglo XXI es un país que comulga con las ideas de libertad económica y las posibilidades de prosperidad que ofrece el modelo liberal, implantado en el país en la década de los noventa". ¿Fue el modelo fujimorista -no sé a qué otro gobierno podría referirse si habla de los noventa- el que implantó la idea liberal en el país? La idea liberal es mucho más que libertad económica, es, sobre todo, libertades fundamentales del ciudadano y respeto a sus derechos. Y eso es algo que el dictador Fujimori desconoció olímpicamente.

    ResponderBorrar
  4. El modelo se implantó en los 90, lo siguió Paniagua, Toledo y luego García.
    Un modelo económico que ha sido seguido por 3 presidentes.
    Eso es todo, de allí a inferir que valido lo que en ese y los sucesivos gobiernos haya ocurrido, hay simple mala intención de su parte. Si no le gusta el modelo capitalista, puede irse a Cuba a pasar las de Caín, a Venezuela o a Bolivia....Saludos

    ResponderBorrar
  5. No me gusta Bolivia ni Venezuela y mucho menos Cuba para vivir. No soporto las dictaduras. Siendo casi menor de edad salí a las calles a protestar entre 1999 y el año 2000 contra el fujimorismo. No tengo que irme de mi país, trabajo en él y quiero que sea libre y se respeten nuestros derechos. Y sé lo que significa ser liberal, algo que está muy lejos de ese afán por etiquetar a la gente que no piensa como uno. Buen día.

    ResponderBorrar
  6. Siendo menor de edad en 1999, significa que no tienes mucho recuerdo de cómo se sobrevivía en el Perú, antes que en los 90 se reinsertara el país en el ámbito internacional y se capturara a los dos principales cabecillas terroristas. Todos queremos un Perú en libertad. No eres el único, te contaré...

    ResponderBorrar
  7. Muy bien, el Perú se reinsertó en el ámbito financiero internacional gracias a alberto fujimori (con minúsculas). ¿Eso justifica las tropelías que cometió? ¿Estuvo bien asesinar a un niño de nueve años en Barrios Altos? ¿Esa es la época que usted señala como aquella en que empezamos a vivir una doctrina liberal? Ya lo dijo Mario Vargas Llosa: "asociar a una dictadura con el liberalismo en una obscenidad"(ah, y el haber tenido 17 años en 1999 no me impide opinar, sé muy bien lo que pasó antes, con ese criterio nadie podría opinar sobre eventos históricos a menos que los hubiera vivido).

    ResponderBorrar
  8. No, no justifica nada malo.
    ¿Dónde digo que se justifica eso???

    ResponderBorrar