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domingo, septiembre 19, 2010

El ecologista en el tejado


Azoteas verdes. Los techos son los últimos espacios urbanos disponibles para crear nuevos jardines y huertas que contribuyan a purificar el aire y ayudar en la lucha contra el cambio climático.



En Lima,
como en tantas otras ciudades, casas y casonas son derribadas una tras otra para abrirle paso a enormes edificios, al concreto puro y duro. En tales moles se trata de aprovechar el espacio al máximo y hasta una simple jardinera en la ventana sale sobrando. La ciudad crece hacia arriba sepultando los jardines de esas casas grandes o pequeñas, demolidas. Desaparecen así las áreas verdes privadas –los jardines–, refugios de plantas diversas, aves, mariposas, espacio de juego e importantes purificadores del aire urbano, benéficos para el microclima citadino y escudos en la batalla contra el cambio climático.



Chau, jardín
El ‘boom’ inmobiliario lleva a la pérdida anual de millares de metros cuadrados de áreas verdes en una ciudad que, como la capital peruana, padece –desde hace décadas– gran déficit de ellas. Hace un par de semanas en entrevista concedida a El Comercio, el arquitecto Miguel Cruchaga Belaunde le recordaba a la periodista Milagros Leiva: “necesitamos una proporción de áreas verdes, de parques que mantengan sano al habitante. Según indicadores universales, un índice saludable acepta hasta ocho metros cuadrados de verde por habitante”. ¿Promedio limensis? Apenas 1,4 metros por habitante. “Una tragedia”, según Cruchaga.


Pastizales cerca del cielo

Alrededor del globo –desde Vancouver en Canadá; Fukuoka y Osaka en Japón; pasando por Sidney en Australia, y Fráncfort en Alemania; y llegando hasta San Francisco, Filadelfia y otras ciudades estadounidenses–, las grandes metrópolis han recapacitado de que las azoteas, desiertos artificiales, tienen miles de hectáreas que pueden ser conquistadas por el pasto, arbustos de raíz corta, flores y plantas de amplio follaje. El asunto es bastante simple y cualquier casa con buenos cimientos y, más aun, las modernísimas moles de decenas de pisos están en capacidad de soportar un jardín en sus alturas.
Una mezcla especial de tierra, grava y una geomembrana (membranas impermeables) que facilitan el drenaje, resisten la humedad y la invasión de las raíces, permiten convertir en jardín o huerta cualquier azotea baldía. En vez de nada, una pradera para gozar, un espacio para sembrar hierbas aromáticas y hortalizas. ¿No es mejor esto que tener un inútil espacio vacío sobre nuestras cabezas, que por lo general termina como depósito de cosas inservibles y nido de todo tipo de alimañas?

Algo de historia
La azotea “viva” es un fenómeno relativamente moderno, pero en los países escandinavos y en el área rural de Estados Unidos e Inglaterra se han usado los techos sembrados con pastos desde hace varios siglos.
La nueva tendencia tuvo como cuna Alemania en la década de los sesenta del siglo XX. Y de allí empezaron a proliferar, por sus bondades, al resto del mundo.

Miraflores 2009
El año pasado en un edificio de Miraflores se instaló un jardín aéreo siguiendo el concepto Techo Verde desarrollado por Libélula Consultores, una institución especializada en temas ecológicos. Una tendencia con buena aceptación en el mercado, en la que ya vienen trabajando otros diseñadores de interiores, paisajistas y arquitectos.
Para Libélula se trata de devolverle a nuestras ciudades los jardines perdidos, y “transformar las azoteas, largo tiempo olvidadas, en espacios útiles, generando valor a la estructura que las sostiene, en beneficio de las personas que la habitan, la ciudad y el medio ambiente. Un espacio para escapar del ruido y tensión de la ciudad, retomando el contacto con la naturaleza”.
Azoteas para recuperar el sentido natural en medio de la artificial y desérticamente cementada ciudad.

Lo bueno
Generan valor –estético y comercial– a la construcción que ahora tiene un jardín.
Reducen hasta 20% el uso de calefacción y aire acondicionado en los edificios, pues, la combinación de tierra y vegetación actúa como aislante, evita bruscas variaciones térmicas.
Se convierten en hábitat de diversas especies de flores, aves (residentes y migratorias), mariposas, entre otras, favoreciendo la conservación de la biodiversidad urbana y el gozo estético.
En las casas se convierten en un espacio lúdico y saludable para el encuentro familiar.
En los edificios son espacios ventilados para el encuentro vecinal, un lugar seguro de paseo para los más pequeños y las personas de la tercera edad, y de bienestar para las mascotas.
Son barreras contra los molestos ruidos urbanos
Atrapan el polvo ambiental.
Permiten cultivar hierbas aromáticas, alimenticias y medicinales, y da pie a pequeños negocios caseros o vecinales.
Fuente: Libélula, Universidad de Toronto, Departamento de Planeamiento y Desarrollo de Seattle.

El Dominical, 19 de setiembre de 2010

sábado, septiembre 18, 2010

Después de Lourdes, ¿quién será la próxima víctima?


La sabiduría popular enseña que “en boca cerrada no entran moscas”, y un antiguo proverbio árabe reza: “Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, calla”. A Lourdes Flores Nano le vendría bien recordar estos dichos, más aun cuando se ofusca. Y de paso a usted, a su familia y amigos, cualquiera puede ser la próxima víctima. Está claro que las mafias del ‘chuponeo’ siguen vivitas y coleando como una venenosa cobra.
Lamentablemente cada palabra que soltamos toma vida propia. No faltan quienes interpretan a su aire –por mala fe o jalando agua para su molino– lo dicho o escrito por otros, no para entender sino todo lo contrario, para crear dudas y echar sombras. Es cierto que la doctora Flores –ilegalmente intervenida telefónicamente– tuvo frases desafortunadas sobre su candidatura. Si queremos entender qué pasó, hay que poner todo en contexto. Lo primero es que la candidata estaba descargando su frustración en privado con un amigo –pésima junta, por cierto–, quien le comentó que su principal contrincante había crecido rápidamente en las últimas encuestas de Ipsos Apoyo. Vale recordar aquí que Flores ya tenía cierta desconfianza con esta encuestadora. En la segunda vuelta de las presidenciales del 2006 le ocurrió algo similar: se estancó, empezó a bajar y Alan García a subir (de allí eso de “ya está escrita esta historia”). El apretadísimo final la llevó a conjeturar que le hicieron la camita para robarle el triunfo en mesa. Y esa idea, sin duda, la ayudó a pasar mejor el amargo trago de la derrota. Ocurrió que ni bien llegado a Palacio, el doctor García Pérez nombró como embajador en Estados Unidos al brillante economista Felipe Ortiz de Zevallos, FOZ, ni más ni menos que presidente del grupo al que pertenece la encuestadora de las pesadillas de Flores. Ese nombramiento debe haber tenido una lectura muy distinta para ella que para el resto de ciudadanos. En ese contexto de desconfianza (de allí el “no me la vuelven a hacer”) se da ahora, por esas cosas de la vida, un vertiginoso crecimiento de Susana Villarán, tras la reciente incorporación a su equipo del arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, (vinculado con Apoyo). Cabe mencionar que en una entrevista a Federico de Cárdenas el arquitecto comentó: “Creo que los alcaldes son casi irrelevantes”.
Es obvio, sin embargo, que el arquitecto Ortiz de Zevallos sí cree en la relevancia de los alcaldes, si no no acompañaría en su aventura electoral a Villarán. De la misma manera, es un hecho que la doctora Flores aspira a ser alcaldesa, por más que en su indignación haya dicho en privado unas frases que ya pasaron a ser parte del folclor urbano (si don Ricardo Palma estuviera entre nosotros, tendríamos una jocosa tradición). Es de locos pensar que quien no aspira a gobernar Lima soporte estoicamente la campaña de trituración que se ha emprendido contra ella. Ha sido lamentable que se saquen de contexto los pasajes de su conversación. Eso es manipulación pura y dura, es tratar de que diga lo que otro está queriendo que haya dicho. ¿Esto es dable en una democracia? Más bien es una desgracia.
mmeier@comercio.com.pe


El Comercio, 18 de setiembre de 2010

Por una Lima de cuento


A comerse las uñas. La suerte está echada. El domingo 3 de octubre, por primera vez en la historia del Perú, una mujer será ungida por el voto popular para gobernar Lima, esta capital atiborrada, contaminada, caótica, violenta y polvorienta. La muy carismática Susana Villarán de la Puente le pisa los talones a la preparadísima Lourdes Flores Nano. Lo demás es silencio. Los caballeros de la contienda quedaron bastante rezagados. El par de chicas ha decidido dos cosas: debatir el próximo 19 de setiembre, y muy sonrientes dejarse llamar Caperucita Roja, la una –por el apoyo invalorable que le brinda el Partido Comunista Patria Roja, se entiende–, y Blanca Nieves, la otra –suponemos que por sus vínculos como abogada con Cataño, un investigado por narcotráfico. En fin. Así las cosas Caperucita Roja o Blanca Nieves será la próxima alcaldesa de esta tres veces coronada villa que alguna vez fue dominio del cacique Taulichusco, un valle verde y fragante vivificado por las aguas frescas y cristalinas del río Rímac. De esta horrífica ciudad escribió: “Largo sería hacer la enumeración de todos los vegetales que se producen dentro de las murallas de Lima. La ferocidad de las tierras huertas y jardines las hace aparentes para el cultivo de todas las plantas… En clase de flores exquisitas, los jardines de Lima ofrecen variedad de camelias, magnolias, marimoñas… hermosos y fragantes claveles, rosas de toda clase y color… En clase de principales legumbres… coles, lechugas, zanahorias, alcachofas… En clase de frutas se producen todas las de las zonas tórrida y templada, siendo las principales, la famosa chirimoya, el plátano… granadilla… la exquisita naranja dulce, el higo, la piña, el melocotón…”.
¡Cómo has cambiado pelona!, diría el recordado Nicomedes Santa Cruz. El crecimiento desordenado de nuestra capital ha dado profana sepultura a las tierras agrícolas y sitios arqueológicos. Esta pérdida de zonas verdes ha impactado negativamente sobre el microclima urbano, la calidad de aire que respiramos y nuestra necesidad de reposar la mirada sobre algo que no sean edificios cada vez más altos o cerros de basura.
La expansión caótica y sin planificación ha llevado a sobrevivir en el hacinamiento a gran parte de la población urbano-marginal, que en pleno siglo XXI –y en medio de un vertiginoso crecimiento económico– habita en condiciones infrahumanas, sin acceso a los servicios básicos que aseguren una existencia digna y saludable. “Toda la costa es de una aridez lastimosa… el agua potable es asunto de lujo”, escribió el belga Jean Baptiste Joseph Louis Popelaire, barón de Terloo, a mediados del siglo XIX. Tres siglos más tarde para muchos el agua potable sigue siendo un asunto de lujo.
Ninguna de las dos potenciales alcaldesas tiene una varita mágica para cambiar las cosas de la noche a la mañana. Ojalá la elegida sepa dar los pasos necesarios para hacer de la capital un lugar amable, seguro, con espacios para el intercambio vecinal, y siente las bases para un real progreso. Una ciudad de cuento. Recuperar Lima, buscarla bajo sus propios escombros y su cielo plomo y envenenado, para recrearla y hacerla renacer es tarea impostergable.
Lima agoniza por descuido, por egoísmo, por olvido y dependerá de una mujer cambiar el curso de esta historia.


El Comercio, 11 de setiembre de 2010

sábado, septiembre 04, 2010

¿Y Lima dónde quedó?

Ahora sí la histeria. Mujeres al borde de un ataque de nervios. Lulú le dice “caperucita” (por lo roja, entendemos) a Susanita, y Susanita le retruca “soy más moderna” (¿por querer legalizar la marihuana?). ¿Y Lima? Bien gracias. Lulú comenta que Susanita encarna “ideas fracasadas” y Susanita desliza “está gastando saliva”. Nada bueno bajo el plomo cielo capitalino y encima una campaña municipal para llorar.
Álex Kouri quedó fuera de la contienda por una tacha discutible (¿qué de la voluntad popular frente a tecnicismos y normas revisables?). La tacha catapultó a Susana Villarán al segundo lugar –detrás de Lourdes Flores– en las encuestas de intención de voto.
Por primera vez en la historia de esta tres veces coronada villa, dos mujeres pugnan por llegar a la alcaldía, pero en un abrir y cerrar de ojos el par ha convertido la campaña en un pleito de adolescentes encaprichadas por bailar con un mismo galán. Solo falta que se jalen de los pelos. Vamos, chicas, que –sin hombres en la costa, salvo el pastor Lay bastante rezagado– esta es una oportunidad para demostrar otros modos de hacer política, constructivo y alturado. La capital espera proyectos novedosos, alternativos, posibles y con visión de largo plazo y no idas de boca que bien sazonarían los tan criticados programas televisivos de Laura Bozzo.
Lima se merece un debate pedagógico sobre la ciudad en la que todas y todos aspiramos a vivir. Una campaña encabezada por dos mujeres debiera ser la mejor tribuna para contarles a los desorientados vecinos, llegados de todos los puntos del Perú, que este caos desarticulado en que viven (vivimos) tiene un pasado esplendoroso y un futuro promisorio, porque una ciudad es la voluntad de sus habitantes. Voluntad hecha visible, a través de la arquitectura y el urbanismo que son las únicas herramientas –políticas y económicas– con que cuentan las candidatas para lograr el cambio social y ambiental requerido.
Ya en el siglo X, el filósofo Al Farabí concebía la ciudad ideal como una sociedad ordenada donde los habitantes se ayudan para alcanzar felicidad. La comparaba a un cuerpo perfecto y sano, y consideraba que su función primordial era educativa (tanto intelectual, espiritual como emocionalmente); debía ser armónica, una unidad natural como un organismo vivo y saludable. ¿Cómo se empezará a curar a este monstruo enfermo llamado Lima? ¿Cómo se sentarán las bases para que Lima tenga las características necesarias para el óptimo desarrollo de sus habitantes, tomando en cuenta el bienestar físico y sus necesidades sociales y ambientales?
Quizá la clave esté en mirar al pasado. Javier Lizarzaburu, periodista, investigador y promotor de “Lima milenaria”, refiere que “uno de los hallazgos más fascinantes de los últimos 25 años para nuestra ciudad es saber que ha tenido un desarrollo urbano ininterrumpido a lo largo de más de dos mil años. Esto significa una oportunidad para reinventarnos como ciudad, la posibilidad de potenciar nuestra diversidad y revitalizar esta desordenada capital de nueve millones de personas”. Para eso claro habrá que pensar más en Lima y menos en el ocioso arte de lanzarse dardos.


El Comercio, 04 de setiembre de 2010

Controlar el papel para callar las ideas

Treinta y cuatro años después de una transacción comercial entre privados, la presidenta de Argentina, señora Cristina Fernández de Kirchner, tuvo una epifanía, una visión, una señal del cosmos de cómo silenciar las voces que no le son gratas. Así, dio con una fórmula macabra para meterle un nuevo gancho de izquierda a la prensa independiente, intentar desprestigiarla y, de paso, vincular a los directivos de los dos medios más emblemáticos de su país – “La Nación” y “Clarín”– con delitos de lesa humanidad. El asunto, sin duda, traerá cola y no sería sorprendente un burdo intento de judicializar y detener a Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, el hombre que más eriza a los esposos Kirchner. ¿Qué otra razón habría para relacionar la compra de la empresa Papel Prensa, en 1976, con delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar? Papelera donde, por cierto, el Estado controla hasta hoy el 27,5% de acciones.
Según la amañada versión dada por doña Cristina el último martes 24 de agosto, Papel Prensa –controlada por “Clarín” y “La Nación”– no fue vendida en 1976 sino en 1977. Tal salto en el tiempo es esencial para que su mentira cuaje: fue en 1977 cuando los ex propietarios, la poderosa familia Graiver, fue detenida y torturada bajo acusación de mover –“lavar” diríamos hoy– dinero de la guerrilla Montoneros (la izquierda peronista alzada en armas).
Pero como la mentira tiene patas cortas resulta que, en su momento, el periódico “La Opinión” se refirió en buenos términos a la compra, considerando que el precio fue “ventajoso” para los Graiver. El asunto no tendría relevancia de no ser porque el director de “La Opinión” era ni más ni menos que el reputado periodista Jacobo Timerman, entrañable amigo de los Graiver, perseguido por la dictadura militar, secuestrado, torturado y desaparecido desde 1977 hasta 1984. ¿Alguien en su sano juicio creería que Timerman ocultó lo que hoy el neoperonismo chavista saca de debajo de la manga?
La señora Kirchner –con modos bastante más educados y simpáticos por cierto– al final del día termina siendo una encarnación (con faldas) del vengativo e intolerante Hugo Chávez.
Lo que no ha dicho esa historiadora de la ficción es que al momento de la compra la papelera estaba parada, cargada de deudas y que los nuevos inversionistas debieron inyectarle más de 140 millones de dólares de la época para ponerla en marcha y lograr producir papel recién en 1978. Tampoco que fue Isidoro Graiver el encargado de concretar la operación. Ha obviado sibilinamente mencionar que, como se acordó, los pagos se realizaron en cuotas mientras los Graiver estuvieron libres y que al ser cruelmente maltratados y detenidos, el dinero se les depositó en una cuenta de conocimiento judicial. La señora calla en siete lenguas que nunca la familia impugnó esta venta. Obvia también que, tras el retorno a la democracia con Raúl Alfonsín a la cabeza, el Estado Argentino indemnizó a la familia Graiver por los bienes que les confiscó la dictadura, y que el pago no incluyó el paquete accionarial vendido a los diarios, justamente porque la legitimidad de la operación no estuvo en duda. La indemnización sí incluyó las acciones de Papel Prensa a nombre de la sucesión de David Graiver (hermano de Isidoro) y que esa es justamente la parte que desde hace 34 años posee el Estado. El propio Isidoro Graiver ha desvinculado la transacción de las acciones crueles de la dictadura.
Kirchner habla de un inexistente monopolio de Papel Prensa, invisibilizando a Papelera Tucumán que inclusive exporta su papel a diarios como “El Mundo” de España, entre otros.
Al iniciar su cuento sobre la perversidad de “La Nación” y “Clarín” (perversidad existente en su interesada versión), Kirchner se refirió a un editorial dominical de “Clarín”: “El gobierno avanza en Papel Prensa para controlar la palabra impresa”. Y ¡zas! Allí se le escapó la verdad: “uno infiere que “Clarín” piensa que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa [...]. Claro quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa”. Entonces, señora presidenta, ¿debemos inferir que quien quiere controlar Papel Prensa quiere controlar la palabra impresa?


El Comercio, 28 de agosto de 2010