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sábado, abril 29, 2017

Los problemas del político

A diferencia del resto de nosotros comunes mortales, los políticos tienen un par de problemas que jamás sufriremos: encuestitis y eleccionitis. Mientras pensamos cuándo nos iremos de vacaciones o cómo celebraremos nuestro cumpleaños, ellos tienen en la cabeza solo dos cosas: la próxima encuesta, aunque estén leyendo la última en ese instante, y las siguientes elecciones, pese a que la puedan haber ganado el día anterior.
Esos problemas inherentes a quien vive y respira en la arena política no hacen más que ensimismarlos e impedirles que se den cuenta de lo que ocurren con sus gobernados o de lo que podría ocurrir. A nadie, y menos aún al  político y al gobernante le gusta darse cuenta que no tiene todo el control ni el poder que quisiera, en cada momento determinado, y que las cosas pueden escapársele de las manos en todo instante.  
El veterano periodista español Iñaki Gabilondo sostiene que “La resistencia a aceptar que se nos están yendo las cosas de las manos también forma parte de un cierto instinto del gobernante. Al gobernante le parece el mayor fracaso que se le estén yendo las cosas de las manos, y entonces busca excusas, atenuantes, reduce, casi por razones defensivas, la realidad de la situación […] Para la política, el fin del mundo es la próxima cita electoral”.
Esta y no otra, es la razón por la cual los gobernantes se desgastan prontamente y los potenciales candidatos se meten sin vela en los entierros y hasta sin conocer al muerto, aburriendo a sus posibles votantes.
El presidente que trata de subir cómo sea su aprobación para la próxima encuesta, hará cosas que lo desplomarán: exagerar en publicitar supuestos logros del gobierno, contratar a actores o cantantes para tratar de acercarse a la gente y así por el estilo; sin reflexionar que lo único anhelado por los ciudadanos son autoridades que gobiernen calladitas y estén cuando se las requiera.
Robert “Bobby” Kennedy (1925-1968), Fiscal General de Estados Unidos y uno de los principales asesores y consejeros de su hermano, el mítico presidente John F. Kennedy, dijo alguna vez algo que todo político, como ser humano común y corriente, debe tener como norma de vida: “Dediquémonos a lo que los griegos escribieron hace tantos años: domar el salvajismo del hombre y hacer suave la vida de este mundo”.
Eso es lo único que todos esperamos. 

Martha Meier M.Q.
Expreso, 29 de abril de 2017

sábado, abril 22, 2017

No quiero mantener rojos

 “Mejor hubiera sido quedarse en la residencia y morir con gloria a estar perseguido, humillado, vapuleado” dijo hace unos años el capitán EP (r) Álex Segura, quien participó en la Operación Chavín de Huántar. No le faltaban razones para su desazón.
Internacionalmente Chavín de Huantar, es reconocida como una acción militar impecable y ejemplar; rescató a 72 rehenes de la residencia del Embajador de Japón, tomada por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA); además se considera que ese 22 de abril de 1997 se puso fin a la era oscura del terrorismo. Lamentablemente comenzó el calvario para quienes lo derrotaron.  
Los comandos fueron investigados y enjuiciados una y otra vez; se les humilló, se les encarceló, y los opinólogos rojos pretendieron deshonrarlos. El “caso” fue llevado a instancias supranacionales por las oenegés izquierdistas y la politiquería de los comunistas criollos, ayudados por una argolla de periodistas especializados en ensombrecer cualquier éxito del gobierno de Alberto Fujimori (varios de ellos cercanos a Mario Vargas Llosa, ¡oh sorpresa!).
El jueves, por fin, el Congreso declaró a los valientes comandos "Héroes de la Democracia", reivindicándolos; hizo lo propio el presidente Pedro Pablo Kuczynski en un discurso que ya tardaba. La propuesta de la congresista aprista Luciana León contó con el apoyo de 91 parlamentarios, entre fujimoristas, pepekausas, acuñistas, apristas y acciopopulistas. Apenas 7 de los 19 congresistas del rojo Frente Amplio votó a favor de los comandos, entre ellos Marisa Glave e Indira Huilca, en gesto que debe reconocerse más allá de las discrepancias ideológicas.
Muy distinta fue la actitud del resto de "rogelios". Justiniano Apaza, hijo de Puno y ex sindicalista de camioneros y microbuseros, nos recordó la entraña de la vieja izquierda filo-terrorista que tanto dañó a nuestro país en los 80 y principios de los 90, con su silencio frente la violencia del terrorismo (y ahora pretenden aleccionar sobre democracia).  
Apaza y los suyos repulsan la defensa del Estado de Derecho cumplida por las Fuerzas Armadas, y evidentemente admiran a quienes empuñaron el fusil contra el Estado, ese mismo Estado del que ahora cobran, comen y progresan, gracias a un sueldo que sale de los contribuyentes, es decir de nosotros estúpidos burgueses, porque estúpidos somos si seguimos sosteniendo a esa laya, en nombre de la “democracia”.
A esos deberían pagarles sus camaradas castro-chavistas porque son sus agentes, o quizá Nicolás Maduro, el colombo-venezolano devenido en tirano a quien le rinden pleitesía y cuyo gobierno no consideran dictadura.
Señores de SUNAT hagan las reformas necesarias #NoQuieroMantenerRojos.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 22 de abril de 2017



sábado, abril 15, 2017

Desinformar como consigna

"La desinformación es un arma con la que juegan los políticos", afirmó el notable pensador y politólogo florentino Giovanni Sartori (1924-1917), algo que en la práctica solo es posible con el favor de las grandes corporaciones mediáticas, asociadas en gremios impulsores de la globalización a imagen y semejanza de sus intereses.

En días recientes una base aérea Siria fue bombardeada por Estados Unidos, hoy al mando del presidente republicano Donald Trump. La decisión se dio tras el ataque químico a la población civil siria,por sus propias autoridades. “Hacia la Tercera Guerra Mundial” fue la consigna de los medios contrarios a Trump, “olvidando” que Siria fue el séptimo bombardeado por el demócrata Barack Obama, Premio Nobel de la Paz y antecesor de Trump.

En enero ùltimo, Medea Benjamin, co-fundadora del grupo pacifista CodePink, informó que solo en 2016 Washington, con Obama a la cabeza, lanzó 26.171, es decir: 3 bombas por hora, durante las 24 horas del día, durante 12 meses. El artículo de Benjamin fue publicado en el diario británico The Guardian, sin mayor repercusión. Ver: (https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/jan/09/america-dropped-26171-bombs-2016-obama-legacy)

A los pocos días de que Trump juramentase como el presidente No.45 de los Estados Unidos, la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, (exclusivo clan de propietarios de medios) lo “encaró” vía comunicado. La SIP rechazó "las acusaciones en espiral ascendente del gobierno de Donald Trump contra los medios de comunicación", porque puedan terminar “en acciones restrictivas concretas" contra de la libertad de prensa. No hay indicios de que eso suceda, pero no toleran a un presidente que no les teme y desmiente sus noticias falsas (fake news).

Para las corporaciones mediáticas “libertad de prensa” es mentir a sabiendas, censurar y coordinar campañas de difamación, insulto y demolición contra quienes se niegan a seguir sus agendas políticas o van contra sus intereses cada vez más desalineados de los de la población. Desacreditar a las autoridades que sentencian en su contra les permite impunidad; deslegitimar a quien ha sido elegido por voto popular es la receta para perpetuar su supra poder, opaco, mendaz y protector de la corrupción de cuello blanco.

Claudio Paolillo, ex presidente de la Comisión de Libertad de Prensa, de la SIP, defiende el derecho de los “corruptos” a dirigir medios. Lo dijo al oponerse a un proyecto, que siguiendo la ley del sistema financiero, proponía que los condenados por corrupción contra el Estado no ocuparan cargos directivos en medios. En declaraciones sobre el tema, Paolillo reprueba que el Perú pueda convertirse en una ‘excepción’ global al impedir que los condenados delitos de corrupción contra el Estado no pudieran ocupar altos cargos en los medios.

Dicho esto, definitivamente la muerte de Giovanni Sartori no podía tener más espacio ni análisis en la gran prensa autoproclamada guardiana del sistema democrático, porque si bien Sartori fue el mayor teórico de la democracia fue, también, duro critico de la manipulación mediática, como Trump, salvando las distancias intelectuales claro.

Martha Meier M.Q.

Expreso, 15 de abril de 2017

sábado, abril 08, 2017

Decencia y verdad

Las constructoras brasileras instalaron un estructurado modelo de corrupción corporativa que facilitó a ciertos políticos, ministros, ex presidentes y empresarios locales, saquear a nuestro país con la coartada de construir infraestructura. Con bastante ingenuidad algunos creen que la justicia alcanzará a los responsables. No pasará; aquí a las autoridades les tiembla la mano para jalar de la corbata a los grandotes, temor que esos grandotes saben luego "agradecer".  

El periodista Gustavo Gorriti fue el primero en olfatear esa corruptela. En 2011 publicó “Las cuentas con levadura de Odebrecht”, que fue -como lo explica- “la primera de varias investigaciones previas a Lava Jato centradas en analizar los gigantescos sobrecostos de Odebrecht y establecer las razones de la diligente complacencia con que el Estado peruano los aceptaba sin discusión” (y sin despertar el interés de los medios, le faltó decir).

Para el periodista español Iñaki Gabilondo, “las relaciones del periodismo y la política han llegado a la patología. Se han perdido las cautelas de las distancias. En algunos casos se han llegado a producir juegos de aproximación que han llevado a la sociedad a creerles parte de una misma cosa, algo contra nosotros”. Gabilondo dice que confunden su papel y, lejos de ser los “enviados especiales de la sociedad frente al poder, han actuado como enviados del poder frente a la sociedad”. (http://www.catalunyavanguardista.com/catvan/la-decencia-y-el-tiempo-del-periodista/)

En el Perú, Gorriti nos dice que en el periodismo “la claridad en cuanto a conflictos de interés no es opcional sino imperativa. El periodismo demanda mayor coherencia ética y rigor del que se exige a otras profesiones, por la naturaleza de su trabajo y por el poder que maneja”. Ciertísimo.


La confusión del papel de los medios y de los periodistas frente a los poderes políticos y económicos es peligrosa pues en este yerro de roles los medios se llevan lo peor: la pérdida de credibilidad y con ello de sus audiencias. Un medio se desahucia cuando olvida que su función es velar por la verdad y decirla; y es cadáver cuando reniega de su compromiso con la población y el adecentamiento del sistema democrático.

Hace poco Gorriti debió referirse al Instituto Prensa y Sociedad, Ipys, por recibir “auspicio” de Odebrecht. El estaba ya alejado de Ipys por discrepancias éticas con Ricardo Uceda, su actual presidente. Sin restarle méritos a Ipys dijo: “es necesario no solo un profundo examen de la violación de principios fundamentales de la profesión que se cometió con el affaire Odebrecht, sino sobre las razones y las personas que llevaron a ello, para corregir, separar, reformar y, al final, preservar esta importante institución”.

Una recomendación que más de un medio debería hacer suya.

Martha Meier M.Q.

Expreso, 08 de abril de 2017

sábado, abril 01, 2017

Maduro sin máscara

El ‘presidente’ venezolano Nicolás Maduró se quitó la máscara democrática y anuló la Asamblea Nacional, es decir el Poder Legislativo controlado por la mayoría opositora; esas labores han pasado al oficialista Poder Judicial.

¿Qué rol juegan los medios en todo esto? El economista, analista político y escritor venezolano Moisés Naim, da algunas pistas (http://efectonaim.net/nicolas-maduro-el-democrata/): “Maduro sabe que controla los medios de comunicación que llegan a las grandes mayorías […] la televisión (pública y privada) apenas menciona a la oposición -salvo para denunciarla- mientras que el oficialismo es omnipresente y sus iniciativas reciben calurosos halagos”. Tener los medios a favor ayuda en las batallas cotidianas, pero no en el desenlace final menos aún cuando el pueblo pasa hambre y mueren los niños por falta de medicinas mientras se ve a las autoridades rodeadas de lujo. Maduro será la víctima del odio de clases que Chávez y él sembraron en el alma venezolana.

El régimen está carcomido por sus propios vicios y desaciertos: mega-corrupción; autoritarismo; desinformación; medios de comunicación censurados y/o amansados; creación de milicias lideradas por maleantes; persecución, cárcel y hasta asesinatos contra los líderes opositores; vínculos con el narcotráfico; creciente inseguridad y una neo-clase dirigente (los boli-burgueses) saqueadora de su propio país, hasta pauperizarlo.

El golpe contra la Asamblea Nacional ha sido condenado por las fuerzas democráticas continentales. En Estados Unidos los senadores de origen cubano, Marco Rubio (republicano, como el presidente Trump) y Robert Menéndez (demócrata) firmaron un comunicado conjunto diciendo: “La democracia venezolana llevaba cojeando años, pero la decisión de cerrar el cuerpo legislativo del país confirma nuestros peores temores: Maduro es un dictador trastornado que ha desmantelado la democracia en su país sistemáticamente”.

En febrero Donald Trump se reunió con Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López, aparecieron sonrientes en una foto en la que el presidente Trump mostraba el pulgar en alto, en un tuiter pidió la liberación de López y luego dijo “Venezuela no está sola”, o lo que es lo mismo: Maduro está solo. Sus amigos del ala roja del derrotado partido demócrata, es decir Hillary Clinton y los ex presidentes Obama y Jimmy Carter mirarán desde hoy hacia otro lado, como hacia otro lado miraron los demócratas cuando el gobierno del republicano George W. Bush, en 1989, ordenó a las tropas invadir Panamá para terminar con la dictadura del general Manuel Antonio Noriega. Claro que eso comenzó con la declaración del Estado de Guerra de Panamá contra Estados Unidos, algo que solo se le antojaría a un “dictador trastornado”, y Maduro lo es. Esto es solo cuestión de tiempo.

Martha Meier M.Q.

Expreso, 01 de abril de 2017