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jueves, marzo 03, 2011

El Dominical - Esta semana

Luis Jaime Cisneros (1921-2011) ha dejado un gran vacío en un país que, como el Perú de hoy, carece de intelectuales libres de intereses subalternos y está perdiendo a sus mentes más lúcidas y a sus hombres y mujeres ejemplares. Como bien escribió Aldo Mariátegui, en su columna de “Correo”, estas personalidades no tienen reemplazo. Maestro de maestros, Cisneros ha dejado una viva huella en las más diversas generaciones de sus discípulos; una monumental obra intelectual y una gran labor a favor de la cultura, la promoción de la lectura, el perfeccionamiento del sistema educativo y la forja de una mentalidad crítica y libre, plasmada en su larga trayectoria periodística en diversos medios de comunicación –incluido El Comercio–, y en cuanta tribuna le fuera disponible. El Dominical rinde homenaje con esta edición especial al profesor universitario, lingüista, periodista, investigador y profundo pensador. Hay aquí artículos de su propia pluma y de la de aquellos que estuvieron cerca a él, en diversas etapas de su larga y fructífera vida. “Al maestro, al buen maestro, los alumnos le reconocen autoridad para aconsejar, guiar, encarar y ayudar a resolver situaciones nuevas o molestas”, escribió Luis Jaime. Estas páginas lo reconocen como uno de los mayores maestros del siglo XX, con notable influencia en la primera década del siglo XXI. MMMQ
El Dominical, 30 de enero de 2011

El Dominical - Esta semana

Adiós al maestro. Al cierre de esta edición –jueves 20 de enero– nos llega la triste noticia de la muerte del notable intelectual Luis Jaime Cisneros Vizquerra, maestro de varias generaciones, investigador acucioso y una de las mentes más preclaras de su generación. Desde su muy leída columna “Aula precaria”, en el diario “La República”, batalló hasta sus últimos días por impulsar la lectura en nuestro país y elevar la calidad educativa. “Promover la lectura –escribió hace poco– es hoy una responsabilidad de toda institución, esté o no entregada a la pedagogía. Al Perú no solo le es necesario que no haya analfabetos sino que haya ciudadanos cultos, que hayan hecho de la lectura, en la escuela y fuera de ella, arma de combate contra la negligencia y la ignorancia”. Sobre el rol de las políticas educativas escribió en una de sus últimas columnas: “Si buscamos un país mejor, debemos esperar que la escuela secundaria nos haya despertado conocimientos que constituyan la raíz de una auténtica preocupación peruana. No esperamos que la secundaria nos proporcione soluciones técnicas al respecto. Nos gustaría haber recibido nuestro inmejorable amor, nuestro entusiasmo vital. Nadie debe terminar su secundaria sin haber estado seguro de su vocación de entrega. La escuela debe salvarse de la soledad y romper su incomunicación”. El Perú está de duelo, se ha despedido de un brillante intelectual. Este adiós debe servir para vigorizar sus propuestas, hoy más vigentes que nunca de cara a las próximas elecciones presidenciales. Un país mejor, más desarrollado y solidario pasa por las mejoras educativas y la promoción cultural por las que batalló Cisneros. MMMQ
El Dominical, 23 de enero de 2011

Y los libros nos harán libres…LUIS JAIME CISNEROS (1921-2011)


Leer nos cambia y eso explicaba siempre el doctor Luis Jaime Cisneros (1921-2011), maestro de maestros, de quien hoy se despide el Perú. Lo dijo desde cuanta tribuna tuvo a disposición. “Sociedad que no lee es una masa inerte de huesos a la intemperie. La lectura nos permite robustecer la fe en el hombre”, escribió en su columna semanal Aula Precaria del diario “La República”, donde empezó a colaborar a fines de los años 90. Desde su juventud, y durante largas décadas, este intelectual lúcido, honesto y entrañable fue también asiduo colaborador de El Comercio. Y ya desde la década de los sesenta era evidente su sana obsesión de inocularle a nuestro país una buena y necesaria dosis de “vitamina L” (de lectura). Y es que leer enseña, forma una conciencia crítica, hace pensar, soñar e imaginar y aceptar que existen puntos de vista distintos a los propios y con ello cohesiona y construye: “Si no sabemos nada sobre el lenguaje, no sabremos nada sobre los otros. Y si no sé nada sobre los otros, sabré muy poco de nosotros mismos, que somos el prójimo de todos ellos”, escribió.
Un libro es el pasaporte a una vida mejor, creativa e ilustrada, por eso el maestro Cisneros dedicó sus esfuerzos a promover la lectura, especialmente entre la niñez y juventud: “El libro debe estimular en el niño la capacidad para el asombro, para la sonrisa, para la conmoción interior […] Libros que sirvan para ir creando la certeza de que se es persona”. Y es que un libro puede transformar a un niño o a una niña de modo hermoso e insospechado, al punto de convertirlos –cuando adultos– en protagonistas del cambio de rumbo de la historia, de hazañas del espíritu y de las ciencias.
En 1841 llegó al Perú el joven naturalista e investigador belga, Jean Baptiste Joseph Louis Popelaire, barón de Terloo (1810). Tras una serie de peligrosas peripecias –incluido el naufragio de la nave en que viajaba– cumplió el sueño de recorrer el Perú “país que desde mi niñez deseaba conocer, por los relatos fabulosos de Beauchamps sobre las aventuras de Pizarro y sus compañeros en el vasto imperio de los incas”, escribió en su diario.
Antes ya el barón Alexander von Humboldt (1769-1859) dijo: “En la impaciencia que yo tenía de contemplar el Océano Pacífico desde lo alto de la cadena de los Andes, entraba por algo el interés con que de niño había escuchado el relato de la expedición audaz llevada a cabo por Vasco Núñez de Balboa”. Trataba así el sabio alemán de explicar la infatigable vocación por investigar y viajar que lo llevaron a recorrer medio mundo para, entre otras cosas, estudiar este gran mar sobre el cual hablaban los libros de su infancia. ¿Se hubiera convertido en “el descubridor científico de América” –como lo llamó Simón Bolívar– sin aquellos relatos? Probablemente no. Como quizá la humanidad nunca hubiese pensado en dejar su huella sobre la Luna sin un imaginativo Julio Verne. La ficción inspira y es motor de cambio, de progreso y avance científico.
Estas situaciones ilustran lo que explicaba el maestro Cisneros, siempre preocupado por la calidad educativa y por que los años juveniles no fueran sinónimo de pérdida de rumbo: “Un arma importante que, en manos de los jóvenes, ayuda a ir templando el espíritu es ciertamente la lectura”, escribió. Si algún homenaje queremos rendirle al doctor Cisneros, es empuñar un libro y pasar esa arma de libertad, de mano en mano.


El Comercio, 22 de enero de 2011

El dominical - Esta semana

Pensándolo bien, Lima nunca se fue. Aquí la tenemos y es recién a estas alturas del siglo XXI que se empieza a comprender que simplemente es otra, más diversa, mestiza, emprendedora, cosmopolita, caótica, virreinal, complicada, andina, amazónica. La Lima mazamorrera está aquí, y también la del cuy chactado, la de la cecina con tacacho, la de los pagos a la Pachamama y la danza de tijeras en el Apu San Cristóbal, la de los artesanos selváticos que elaboran collares con escamas de paiche y huayruros, no cerca del río ni embelesados con el exuberante verdor, sino en medio del arenal de la periferia más pobre. Y cómo no la Lima precolombina, la de las huacas y oráculos, la española, virreinal y europea con sus familias italianas, alemanas, suizas, francesas que –pese al paso de las décadas y hasta siglos– mantienen una que otra costumbre de sus ancestros. La Lima de los japoneses, convertidos en destacados empresarios y extraordinarios representantes de la poesía, la intelectualidad y las artes contemporáneas nacionales, basta recordar dos nombres: Watanabe y Tilsa. La urbe china, cuyo linaje ha creado emporios comerciales y abarca distintas áreas del conocimiento y la creación. Unos de aquí otros de allá, todos en un mismo espacio geográfico aportando a la vida nacional. Ciudad de todas las sangres y de todas las lenguas. Nuestra capital es un Perú en chiquito, un pequeño planeta que ha crecido desordenada y caóticamente, en gran parte por la falta de diálogo entre las diferentes cosmovisiones, tradiciones y costumbres que la pueblan pared o estera de por medio. Una urbe que ha empezado a integrarse y a seguir el natural proceso de mestizaje de sus vecinos y vecinas. Lima está aquí y en este 476 aniversario de fundación hispana, una mujer por primera vez en la historia fue elegida para guiarla por los próximos tres años. MMMQ
El Dominical, 16 de enero de 2011

El Dominical - Esta semana

¿Quien puede hablar de Arguedas mejor que él mismo? En este número de El Dominical, reeditamos algunos de los lúcidos artículos que publicó durante los varios años en que colaboró con nuestro suplemento. Una selección de la vigencia del pensamiento arguediano. El 18 de enero –día de Lima– se celebra el centenario de José María Arguedas (1911-2011), antropólogo, musicólogo, pensador y escritor. Pocos han comprendido el Perú mejor que él o vislumbrado con tal certeza lo que le deparaba el futuro a este país de “Todas las Sangres”, que recorren también hoy más que ayer la palpitante Lima del siglo XXI. Este hombre, sensible, brillante y creador fue en cierto modo un profeta pues a mediados del siglo pasado vislumbró claramente lo que hoy vivimos. A medio camino entre el castellano y el quechua, entre sus Andes andahuaylinos natales y la siempre creciente Lima, tuvo la capacidad de verbalizar –en su obra literaria– el sentir y la voz del indígena y del campesino andino, lo mágico de sus costumbres y tradiciones, su sabiduría ancestral y particular cosmovisión. Y lo hizo con amor, pasión, frustración, dolor y con una dulzura que pocos logran convertir en palabra. José María se suicidó en 1969, pero nunca morirá.MMMQ
El Dominical, 09 de enero de 2011

EL Dominical - Esta semana

La obra de J.R.R. Tolkien despierta pasiones profundas –como la de pocos autores–, entre sus detractores y sus millones de seguidores. Alrededor del planeta existen cientos de instituciones dedicadas a investigar y difundir los escritos de este inglés, de origen sudafricano. La fascinación por el creador de mundos fantásticos, de idiomas de duendes y personajes heroicos que combaten el mal, creció tras el estreno de la trilogía fílmica “El señor de los anillos”, hasta convertirlo en un fenómeno de masas. Justamente una de esas películas ostenta el récord de premios de la Academia de Hollywood, de la última década. La cosmovisión tolkieniana es universal y humanizadora, está impregnada de los valores del catolicismo, religión que profesó con devoción y convicción. Su mensaje es atemporal, pues responde a lo que toda persona sueña con ser y alcanzar: la amistad, la templanza del carácter, la valentía, la búsqueda de la aventura, el atreverse a luchar por sus ideales y encontrar su propósito en la vida. Tolkien fue, definitivamente, un crítico del aburguesamiento que corroe el alma, que lleva a la ambición material y convierte al ser humano en una sombra que pasa por la vida tratando de no incomodar y menos incomodarse, en un incapaz moral para revertir el estado errado de las cosas y trabajar por el bien común. MMMQ
EL Dominical, 02 de enero de 2011

Aurelio o la magia de las palabras

“¿Estará reservado a nuestra época –y como un premio no a la conquista militar sino a la ciencia– hallar un tesoro aun más valioso?”, se pregunta Aurelio admirando en el norte la Huaca del Sol. En la Amazonía las orquídeas le “parecen una procesión de mariposas con las alas abiertas. Cada orquídea perdura como para justificar el bello nombre que le dieron los incas: ‘huiña huayna’; es decir siempre joven”, escribe. En los Andes admira el saber ancestral de los campesinos: “Nadie conoce como ellos las grandes voces de la lluvia y el viento, la estrechez de cañadas la fuerza del río y del torrente, el peñol hosco y el collado tranquilo, la esperanza constante y propicia de la tierra, la luz fecunda, jubilosa del sol”.
Aurelio Miró Quesada Sosa (1909-1998) puede ser resumido en una frase: Pasión por el Perú. El recordado codirector de nuestro Diario fue historiador, maestro de varias generaciones, lúcido intelectual, riguroso investigador, sensible poeta y periodista. “La hoja de un periódico –repetía– no está hecha solamente con papel y con tinta. Está hecha, debe estarlo, con alma”. Con alma creó también cada uno de los muchos ensayos y libros que componen su monumental legado.
No podemos iniciar la segunda década del siglo XXI sin mencionar lo que –a entender y sentir de esta columnista– es su obra cumbre: “Costa, Sierra y Montaña” (1938), recientemente reeditada por El Comercio. Leerla es viajar de la mano de un hombre cultísimo. La pluma de Miró Quesada Sosa hechiza, nos remonta hasta los más alejados parajes, invade nuestros sentidos con aromas, la tibieza del sol, los cambiantes colores del paisaje, el misticismo de una tradicional sesión de ayahuasca o el sonido del mar. En Huanchaco escribe: “Los caballitos van cortando el agua. Avanzan con sus líneas de esquife en un impulso fácil y un ritmo de gracia y belleza. De lo lejos vienen olas fuertes, que se rompen y hacen que el agua salte y luzca con el golpe del sol. Bajo la advocación de Xiiang, el sol muchic, rindo así un homenaje a estas razas de bronce, que aún sienten en su sangre las voces eternas del Pacífico”.
De Ica dice: “Bajo el viento fresco de la hora, empiezo a recorrer los caminos. Me complace vagar así, en la tarde, cuando el fuego del sol ya se ha hecho débil y empieza a batirnos una brisa, en que creemos reconocer el dulce aroma de las uvas maduras y los mangos. A derecha e izquierda, se va sucediendo la línea sinuosa de las dunas. Es el elemento más característico del paisaje de Ica. Aquí las dunas son la vida. Sobre el manto de arena resaltan las palmas datileras. Por todas partes, manchas de huarangos, ese árbol tan representativo”.
Sus palabras nos llevan a la selva donde “la naturaleza crea y devora al mismo tiempo. Los árboles luchan unos contra otros. Para cada animal hay uno contrario que lo hiere. Así la selva crea pero también destruye; daña, pero al mismo tiempo repara y robustece. Y junto a las hierbas que envenenan o las plantas que irritan, el instinto del hombre y la experiencia han hallado el bálsamo de copaiba tan preciado, el fino aceite de Andirova, del que ya se decía hace tres siglos que no tiene precio para curar heridas”.
¿Qué mejor lectura para empezar la segunda década del siglo XXI?
El Comercio, 01 de enero de 2011

Susana en la ciudad

Colorín colorado este cuento no ha acabado, dijimos en esta misma columna durante la campaña municipal refiriéndonos a la electa alcaldesa de Lima, Susana Villarán de la Puente, lideresa de Fuerza Social, FS. Hoy vislumbramos un final sin “y… fueron felices y comieron perdices”. En esta historia por poco y el lobo se come a la Caperucita, y ni crean que no seguirá tratando de hacerlo. Un lobo encarnado en esa retahíla de muertos vivientes de la izquierda cavernaria que convocó por exceso de confianza. Como era de preverse, los tales le dieron la espalda y ahora “fiscalizarán la gestión” de quien los llevó a convertirse en regidores, algo que jamás hubieran logrado por sus propios méritos (que por cierto nadie conoce).
Pese a todo, Susana Villarán ha demostrado que su compromiso con Lima está por encima de todo: “Tenemos por principio cumplir lo que hemos prometido: fidelidad al programa y garantizar la gobernabilidad porque es nuestra primera necesidad”, aseguró en entrevista concedida a El Comercio. Y es de creerle, pero la doña no la tendrá fácil: asumirá un cargo que su antecesor –el hoy candidato presidencial Luis Castañeda Lossio– dejó con más de 80% de aprobación (ella cuenta con poco más de 30%) e ingresa debilitada frente a la opinión pública por los dimes y diretes de sus otrora aliados. A esos habría que decirles que aquí estamos los vecinos y las vecinas de Lima –inclusive quienes no votamos por ella– para respaldar también su gestión y ahuyentar a esos lobos que ya empezaron a aullar sin siquiera haberse sentado como regidores.
El final de la primera década del siglo XXI está a la vuelta de la esquina y un signo de los nuevos tiempos ha sido, sin duda, la elección por voto popular de una mujer como alcaldesa de esta tres veces coronada y caótica villa. Hay que reconocer que Susana Villarán es la simpatía hecha persona, el carisma andante, una sonrisa con pies, lo cual contribuyó a que triunfara frente a Lourdes Flores Nano, una política fogueada y de impecable trayectoria. Votos más votos menos, lo cierto es que Lima terminó confiando en ellas más que en los “ellos” candidatos. Punto, sanseacabó, retuérzanse los machistas. Y si de ideologías se trata, las elecciones distritales demostraron la vocación centrista y de centroderecha de esta ciudad mazamorrera: el Partido Popular Cristiano, PPC (la derecha tradicional), se la llevó facilito en una buena cantidad de distritos y cuenta con 13 regidores electos para la alcaldía metropolitana. Villarán ha dicho: “El apretón de manos con Lourdes Flores significó que ambas queremos lo mejor para la ciudad. Ya la campaña quedó atrás y lo que importa es la gobernabilidad”. Bien por ambas, una extraordinaria nuestra de convivencia democrática, y suerte para quienes habitamos en esta metrópoli inmensa y complicada que tuvo dos alcaldes hasta 1839. Recordemos –como escribió nuestro director Francisco Miró Quesada Rada– que Lima “fue una diarquía [dos en el gobierno], una organización idéntica a la ateniense que contaba con dos arcontes y a la romana, con dos cónsules […] Nicolás de Ribera ‘El Viejo’, designado alcalde de Lima por Francisco Pizarro, compartió sus funciones con Juan Tello”.
De alguna manera estas dos mujeres, sin querer queriendo, terminarán gobernando juntas la ciudad. La una por elección, la otra vía los regidores de su partido comprometidos a contribuir con “la de la chalina verde”, para resolver asuntos medulares: inseguridad, caos del transporte, contaminación, mala zonificación, desorden territorial, vulnerabilidad de áreas arqueológicas y otras zonas monumentales y ecológicas, amén de lo que afecta directamente a millares de familias limeñas: insalubridad, desnutrición, carencia de agua y desagüe, entre otros. No nos queda más que desearle lo mejor a la alcaldesa electa y reconocer la estatura moral de Lourdes Flores al dejar de lado las discrepancias ideológicas y concentrarse en las coincidencias para sacar adelante la capital del Perú. Diríase que este entendimiento es un bonito regalo de Papá Noel, así que…¡Feliz Navidad!
El Comercio, 25 de diciembre de 2010